Escasa rotulación, carencia de salvavidas y desconocimiento de recomendaciones para enfrentar una corriente marina, propician una muerte por semana en playas costarricenses.
60 familias al año entierran a un ser querido que perdió la batalla a manos de una corriente marina. Todos hablamos de ellas, vemos sus estragos día a día, pero nos siguen robando la paz. ¿Qué hace el país y qué puede hacer usted para escapar de sus garras?
Un grupo de expertos y autoridades se reunió en julio pasado para definir las tareas prioritarias frente a un fenómeno que se ha convertido ya en un asunto de salud pública. “Es un tema de urgente atención, de 1980 a hoy, han muerto más de dos mil bañistas en nuestras playas. Esperamos que con el aprendizaje de los participantes en este tipo de talleres, cada uno se convierta en un multiplicador de esa conciencia en las comunidades donde trabajan, y de paso, reconstruyamos ese puente de comunicación que ha estado en el suelo por años, entre el sector científico y los tomadores de decisiones", aseveró Alejandro Gutiérrez, oceanógrafo físico de la Universidad Nacional (UNA).
Más de 600 playas componen el escenario natural costarricense. Desde hace varios años, expertos de la Red de Observación del Nivel del Mar en América Central (RONMAC) del Departamento de Física de la UNA han venido elaborando un inventario de ellas, estableciendo un índice de peligrosidad para cada una.
Sin embargo, el mapeo de poco sirve si no se traduce en prevención para los visitantes, advierten algunos especialistas: “tenemos herramientas valiosas como los mapas de índice de peligrosidad, que entre otros factores toma en cuenta el de las corrientes, pero al mismo tiempo hay grandes desafíos; por ejemplo no hay los guardavidas suficientes. Ellos son muy mal pagados, de allí que escasean, y en una tarea donde arriesgas tu propia vida, no vas a pretender resolverlo a punta de voluntarios”, asegura Isabel Arozarena, geomorfóloga costera de la UNA.
Pero esta no es la única carencia. “Falta señalización oportuna. Sí la hay, pero es poca. A nivel de este tipo de infraestructura hay que hacer una mayor inversión, si no el bañista estará a ciegas”, agrega Alejandro Gutiérrez.
Las mismas autoridades reconocen las urgencias del país: “se trabaja con el recurso que se tiene, hacemos lo que podemos en cuanto a señalización y distribución de folletos con información preventiva entre visitantes, pero claro que uno desearía más", advirtió Víctor Ramírez, jefe del Departamento de Servicio al Turista del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
Ni más infraestructura, ni más recurso humano puede resolver el dilema de las muertes en playas, de eso están convencidos expertos y autoridades: “educar a la población es vital para un abordaje integral del tema. Queremos implementar charlas en escuelas y colegios, al igual que se hace con educación vial, esto debería incluirse en el currículum escolar", sostiene Isabel Arozarena.
El objetivo de alcanzar a niños y jóvenes con un mensaje preventivo, podría cumplirse. Autoridades y expertos esperan pronto un acercamiento con el Ministerio de Educación Pública (MEP). "Queremos en un futuro cercano incorporar al MEP. Acercarnos a escuelas y colegios del país para dar charlas y talleres preventivos”, explica Víctor Ramírez, representante del ICT.
Especialistas y autoridades coinciden en que los gobiernos locales podrían resultar claves, como complemento a cualquier esfuerzo o campaña preventiva, en aulas o fuera de ellas: “las necesidades y desafíos en nuestras playas, sea en infraestructura, recurso humano, información para el bañista, deberían encontrar respuesta en el accionar municipal; necesitamos que los gobiernos locales sean más protagonistas e inviertan en prevención", señaló Ramírez.
Expertos en Costa Rica ya utilizan una llamativa metodología para el estudio de las corrientes de resaca. Se trata de trazadores, “pastillas” que al contacto con el agua se deshacen, dejando un rastro que sigue el curso de la corriente misma. El proceso demora pocos minutos, y puede abordar extensiones considerables. Normalmente se utilizan colores que se divisen con facilidad.
Antes y durante la corriente
-Confirme con lugareños la existencia de corrientes
-Siga las instrucciones y advertencias expuestas en rótulos
-Busque sectores de la playa resguardados por guardavidas
-Ingrese al mar en grupo, esto aumenta las posibilidades de aviso en caso de emergencia
-No ingrese al mar bajo los efectos del licor o drogas, ni después de comer
-No nade contra corriente, sí diagonal a ella o flote y “déjese llevar”, pronto le “soltará”
-La mayoría de personas que “luchan” contra corriente mueren, debido al cansancio
Fuente: Cruz Roja