A punta de monólogos, Eduardo Sáenz de Cabezón -quien hace más de 20 años salió de la Universidad de la Rioja, en España-, recorre el mundo entero, sensibilizando a sus auditorios con la magia de las cifras.
Sus palabras tuvieron lugar en el marco del X Festival Internacional de Matemáticas, organizado por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional (UNA) y la Escuela de Matemática de la UNA. Lo dijo el pasado 8 de junio en el auditorio Clodomiro Picado de la UNA. Allí mismo, dejó entrever alternativas para superar el aparente frío mundo de los datos: “debemos ir hacia un modelo de enseñanza más personalizado; todos aprendemos de forma distinta, y eso supone un reto para el docente.
El sistema pedagógico debe ser más lúdico, más contextualizado, que despierte el interés del estudiante. Por ejemplo, ¿sabías que unos matemáticos ingleses pronosticaron que España sería el campéon del mundo en Sudáfrica 2010? Lo hicieron gracias a escalas de probabilidades. Eso es acercar la matemática a la gente”.
Acerca de su experiencia como matemático, Sáenz de Cabezón explicó que su vocación data de su infancia, y que justamente es en esa etapa donde la pasión por los números puede cultivarse: “nos hacemos la idea del matemático como alguien amargado, raro, pero no es así, somos gente normal. Además, si fuera el caso, ¿que tendría de malo ser raro? El niño que gusta del fútbol es el héroe de su escuela; ¿por qué no va a serlo también el que le gusta la matemática? ¡Hay que reivindicar esa figura!”.
Sáenz de Cabezón forma parte de la Fundación Big Bang Científicos sobre ruedas, entidad compuesta por 20 profesionales en biología, química, física, ingeniería, y matemáticas por supuesto: “todos tenemos un matemático interior, y en nuestros recorridos por el todo el mundo, intentamos despertar a ese matemático que llevamos por dentro. Lo logramos a través de formatos como los monólogos, con los cuales a su vez hacemos divulgación científica. La fórmula es sencilla: reírnos, no tomarnos esto de los números tan en serio”, afirmó Sáenz de Cabezón.
Para finalizar su exposición, y a manera de conjuro, Sáenz aseguró: “quítense de encima esa losa de que no podemos con los números; los psicólogos le llaman indefensión aprendida, esa idea de que a mí me va mal con algo, y que por tanto no podré. Nada, esta es una ciencia amigable, y a las cifras hasta cariño les toma uno. Yo incluso las acuesto temprano para que descansen”.
Y es que la estadística respalda la percepción que existe alrededor de las matemáticas. Por ejemplo, en Costa Rica, históricamente el examen de bachillerato de matemática tiene la promoción nacional más baja, un 75%, cuando la mayoría de materias superan el 90%, según el Ministerio de Educación Pública (MEP).