La médica epidemióloga Ana María Mora, académica del IRET-UNA, obtuvo el premio “Rebecca James Baker”, otorgado por la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental.
La búsqueda de factores ambientales y sociales que pueden perjudicar la salud de poblaciones que viven en condiciones vulnerables ha sido la consigna de la médica epidemióloga Ana María Mora, académica del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET-UNA), quien el pasado 4 de setiembre obtuvo el premio “Rebecca James Baker”, otorgado por la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE, por sus siglas en inglés).
Mora forma parte del equipo de investigadores del Programa Infantes y Salud Ambiental (ISA), coordinado por la Dra. van Wendel de Joode, cuyo objetivo principal es evaluar los efectos de la exposición a plaguicidas y el metal manganeso en la salud de los niños que viven en comunidades cercanas a las plantaciones bananeras en el cantón de Matina, Limón.
“El manganeso es un nutriente esencial que nuestro cuerpo necesita en niveles relativamente bajos, pero en niveles altos éste puede afectar de manera negativa el crecimiento y el sistema nervioso de los niños.
El manganeso se encuentra de forma natural en la corteza terrestre, pero el fungicida mancozeb, aplicado por vía aérea y de forma frecuente en plantaciones bananeras, también contiene un 21% de manganeso.
Mi objetivo, y el del grupo de investigadores del Programa ISA, es determinar si el contacto con manganeso durante el embarazo puede afectar el crecimiento y neurodesarrollo de los niños que viven cerca de plantaciones que son fumigadas con el fungicida mancozeb”, dijo Mora.
Reconocimiento
El premio Rebecca James Baker se otorga cada año en la conferencia anual de ISEE a investigadores jóvenes destacados en el área de epidemiología ambiental.
La Dra. James fue una profesional particularmente comprometida con la epidemiología como herramienta para mejorar la salud pública y con ello la calidad de vida y trabajo de personas de diferentes culturas y orígenes.
En el 2004 y con tan sólo 33 años, ella murió inesperadamente debido una afección cardiaca relacionada con su embarazo. Para honrar su memoria e incentivar a los nuevos investigadores a seguir su ejemplo, la ISEE entrega anualmente un premio a su nombre.
Este reconocimiento fue entregado a la Dra. Mora en la 28a Conferencia Anual de ISEE, realizada del 1 al 4 de setiembre en Roma, Italia. En este evento participaron alrededor de 1,500 investigadores.
“El reconocimiento es muy importante porque me permite dar a conocer la calidad del trabajo que hacemos en nuestra Universidad, y en Costa Rica en general.
Las conferencias como la de ISEE nos permiten establecer vínculos con otros investigadores y fortalecer nuestras colaboraciones nacionales e internacionales”, dijo Mora.