La española Marisa Brugarolas, reconocida coreógrafa e investigadora de la danza, logró integrar en sus talleres a estudiantes y profesores de danza y arte escénico de la UNA, así como a un grupo de jóvenes con discapacidad, en un mismo proceso de aprendizaje.
La reconocida coreógrafa e investigadora de danza y procesos creativos y pedagógicos en la escena contemporánea, Marisa Brugarolas, dictó una serie de talleres de artes escénicas integradas para profesores y estudiantes de la Universidad Nacional (UNA) y para estudiantes de la Asociación Pro Adulto y Niño Excepcional de San Pablo de Heredia (APNAE).
Brugarolas, quien reparte su tiempo entre la creación de espectáculos de danza, la docencia y la investigación, logró integrar en los talleres no sólo a estudiantes y profesores de danza y teatro de la UNA, sino a un grupo de jóvenes con discapacidad en un mismo proceso de aprendizaje.
Tomando la danza y el movimiento escénico como elementos de creación, Brugarolas, invitó a los profesores y a los alumnos con y sin discapacidad, que tenían además, diversos niveles de experiencia, a crear a partir de la diferencia, a sorprenderse por la singularidad del otro, a reinventar las formas de estar en el mundo, a recrear las relaciones.
Según explicó Brugarolas, la escena y la danza se expresan y comunican a través del movimiento, la corporeidad. La danza se amplía cuando nuevos movimientos entran en ella, cuando nuestro cuerpo diferente cuenta historias distintas.
En una sincronía de ideas, Marisa Brugarolas, planteó que la voz de la escena se amplifica al sumar voces diversas. Por eso es que en estos talleres integrados los alumnos de danza y teatro, junto con personas con diversidad funcional, encontrarán un lenguaje de comunicación desde las posibilidades que les ofrece la diversidad de sus cuerpos, mentes, culturas y experiencias.
“Aprenderemos a descubrir las composiciones del cuerpo desde una silla de ruedas, desde el suelo, desde el contacto con los demás, desde la música y desde la vivencia y expresión a través del movimiento, porque al fin de cuentas todos aprendemos de todos”, indicó Brugarolas.
Especialista en artes interdisciplinarias, en terapia del movimiento, en danza y composición, estudios que ha obtenido en reconocidas universidades de los Estados Unidos, Holanda y España, Brugarolas, tiene una residencia por un año en Costa Rica para desarrollar un proyecto de danza Integrada.
Brugarolas, ha sido profesora de Danza y Técnicas de Movimiento en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Murcia y en la Universidad Miguel Hernández, Departamento de danza contemporánea de Altea y tutora del Máster en Danza y artes del Movimiento (UCAM). Colabora regularmente como docente en cursos de postgrado de diferentes universidades españolas.
Desde el año 95 hasta ahora ha presentado sus propias coreografías y creaciones escénicas, a la vez de colaborar con otros creadores en España, Europa y Estados Unidos.
Actualmente elabora una tesis doctoral sobre la danza integrada y su implicación en la educación, el Arte Contemporáneo y la sociedad.
“La única manera de dejar de mirarnos como extraños es crear espacios de aprendizaje, espacios de creación y espacios de comunicación donde todos podamos aportar desde nuestra diferencia para permitir que nuestra singularidad ofrezca una visión más rica de la vida y el arte. Es importante recalcar que este mundo plural es del que se nutre el imaginario del arte y a su vez este es el imaginario que el arte crea y proyecta sobre la sociedad”, enfatizó Brugarolas.
Brugarolas, quien reparte su tiempo entre la creación de espectáculos de danza, la docencia y la investigación, logró integrar en los talleres no sólo a estudiantes y profesores de danza y teatro de la UNA, sino a un grupo de jóvenes con discapacidad en un mismo proceso de aprendizaje.
Tomando la danza y el movimiento escénico como elementos de creación, Brugarolas, invitó a los profesores y a los alumnos con y sin discapacidad, que tenían además, diversos niveles de experiencia, a crear a partir de la diferencia, a sorprenderse por la singularidad del otro, a reinventar las formas de estar en el mundo, a recrear las relaciones.
Según explicó Brugarolas, la escena y la danza se expresan y comunican a través del movimiento, la corporeidad. La danza se amplía cuando nuevos movimientos entran en ella, cuando nuestro cuerpo diferente cuenta historias distintas.
En una sincronía de ideas, Marisa Brugarolas, planteó que la voz de la escena se amplifica al sumar voces diversas. Por eso es que en estos talleres integrados los alumnos de danza y teatro, junto con personas con diversidad funcional, encontrarán un lenguaje de comunicación desde las posibilidades que les ofrece la diversidad de sus cuerpos, mentes, culturas y experiencias.
“Aprenderemos a descubrir las composiciones del cuerpo desde una silla de ruedas, desde el suelo, desde el contacto con los demás, desde la música y desde la vivencia y expresión a través del movimiento, porque al fin de cuentas todos aprendemos de todos”, indicó Brugarolas.
Especialista en artes interdisciplinarias, en terapia del movimiento, en danza y composición, estudios que ha obtenido en reconocidas universidades de los Estados Unidos, Holanda y España, Brugarolas, tiene una residencia por un año en Costa Rica para desarrollar un proyecto de danza Integrada.
Brugarolas, ha sido profesora de Danza y Técnicas de Movimiento en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Murcia y en la Universidad Miguel Hernández, Departamento de danza contemporánea de Altea y tutora del Máster en Danza y artes del Movimiento (UCAM). Colabora regularmente como docente en cursos de postgrado de diferentes universidades españolas.
Desde el año 95 hasta ahora ha presentado sus propias coreografías y creaciones escénicas, a la vez de colaborar con otros creadores en España, Europa y Estados Unidos.
Actualmente elabora una tesis doctoral sobre la danza integrada y su implicación en la educación, el Arte Contemporáneo y la sociedad.
“La única manera de dejar de mirarnos como extraños es crear espacios de aprendizaje, espacios de creación y espacios de comunicación donde todos podamos aportar desde nuestra diferencia para permitir que nuestra singularidad ofrezca una visión más rica de la vida y el arte. Es importante recalcar que este mundo plural es del que se nutre el imaginario del arte y a su vez este es el imaginario que el arte crea y proyecta sobre la sociedad”, enfatizó Brugarolas.