Mayor vigilancia contra la cacería y la deforestación podrían ser elementos claves para que especies de mamíferos de menor tamaño, como el chancho de monte, aumenten sus poblaciones en Corcovado, según tesis presentada por Javier Carazo, estudiante del ICOMVIS-UNA.
La Península de Osa es una de las zonas de Costa Rica con mayor biodiversidad; su masa boscosa constituye el fragmento de bosque tropical húmedo más grande que se encuentra en toda la costa pacífica de Centroamérica, lo que permite que todavía habiten especies que componen la parte más alta de la cadena alimenticia como el jaguar (Panthera onca) y el puma (Puma concolor), los primeros en desaparecer cuando su hábitat está sometido a presiones como la cacería y la deforestación.
Hacia finales de 1990 un estudio de la Universidad Nacional (UNA), determinó una reducción significativa entre el índice de abundancia de 16 especies silvestres, entre ellas los jaguares, pumas, chanchos de monte (Tayassu pecari) y la lapa roja (Ara macao), sin embargo, una reciente investigación del biólogo Javier Carazo, del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (ICOMVIS-UNA) indica un aumento en la población de grandes mamíferos como manigordos, chanchos de monte, dantas, y saínos, señal de que esta zona recupera su salud luego de una década de cacería ilegal poco regulada.
Carazo hizo un análisis comparativo entre las características de poblaciones de manigordos, jaguares y sus presas potenciales, como cabros de monte, tepezcuintles y guatusas, entre otros, en los años 2003 y 2008. Tras la investigación, halló que la mayoría de especies estudiadas mantienen su número o tienden a aumentar.
Esos dos años corresponden a momentos en que el Parque tuvo diferentes esfuerzos de control de la cacería, siendo el 2008 cuando se ha tenido mayor cantidad de guardaparques disponibles. Por eso, el investigador atribuye los cambios en la cantidad de estos animales a la mejoría en la protección del Parque.
Para llevar a cabo este estudio se utilizan “cámaras trampa”, que son cámaras fotográficas con sensores especiales que detectan el calor y el movimiento y que se colocan una delante de la otra para tener la imagen del animal por ambos lados.
Estas cámaras se utilizaron por primera en Corcovado en el 2003 y el objetivo era estimar la densidad de la población de jaguares y manigordos pero también registraron imágenes de otros animales. De esta forma, estudio de Carazo tomó en cuenta esos datos inéditos para calcular también la abundancia de las presas potenciales de esos felinos.
Las principales especies con tendencia a aumentar su población, además de los manigordos, son: dantas, cauceles, tepezcuintles y chanchos de monte.
De acuerdo con Eduardo Carrillo, coordinador del Programa Jaguar del ICOMVIS-UNA, la cacería ilegal estaba afectando el ecosistema. “La falta de guardaparques en los inicios del año 2000 generó una baja considerable de chanchos de monte. A partir de 2005 algunas organizaciones no gubernamentales apoyaron la protección del Parque dando financiamiento para que se contrataran nuevos funcionarios Hemos visto una mejoría en la protección al Parque, a lo largo de 15 años de trabajar en la zona se ha logrado sensibilizar a las autoridades y a los habitantes para la conservación de estas y otras especies, aunado a un interés creciente por desarrollar actividades turísticas ligadas a la protección de los recursos.
Hacia finales de 1990 un estudio de la Universidad Nacional (UNA), determinó una reducción significativa entre el índice de abundancia de 16 especies silvestres, entre ellas los jaguares, pumas, chanchos de monte (Tayassu pecari) y la lapa roja (Ara macao), sin embargo, una reciente investigación del biólogo Javier Carazo, del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (ICOMVIS-UNA) indica un aumento en la población de grandes mamíferos como manigordos, chanchos de monte, dantas, y saínos, señal de que esta zona recupera su salud luego de una década de cacería ilegal poco regulada.
Carazo hizo un análisis comparativo entre las características de poblaciones de manigordos, jaguares y sus presas potenciales, como cabros de monte, tepezcuintles y guatusas, entre otros, en los años 2003 y 2008. Tras la investigación, halló que la mayoría de especies estudiadas mantienen su número o tienden a aumentar.
Esos dos años corresponden a momentos en que el Parque tuvo diferentes esfuerzos de control de la cacería, siendo el 2008 cuando se ha tenido mayor cantidad de guardaparques disponibles. Por eso, el investigador atribuye los cambios en la cantidad de estos animales a la mejoría en la protección del Parque.
Para llevar a cabo este estudio se utilizan “cámaras trampa”, que son cámaras fotográficas con sensores especiales que detectan el calor y el movimiento y que se colocan una delante de la otra para tener la imagen del animal por ambos lados.
Estas cámaras se utilizaron por primera en Corcovado en el 2003 y el objetivo era estimar la densidad de la población de jaguares y manigordos pero también registraron imágenes de otros animales. De esta forma, estudio de Carazo tomó en cuenta esos datos inéditos para calcular también la abundancia de las presas potenciales de esos felinos.
Las principales especies con tendencia a aumentar su población, además de los manigordos, son: dantas, cauceles, tepezcuintles y chanchos de monte.
De acuerdo con Eduardo Carrillo, coordinador del Programa Jaguar del ICOMVIS-UNA, la cacería ilegal estaba afectando el ecosistema. “La falta de guardaparques en los inicios del año 2000 generó una baja considerable de chanchos de monte. A partir de 2005 algunas organizaciones no gubernamentales apoyaron la protección del Parque dando financiamiento para que se contrataran nuevos funcionarios Hemos visto una mejoría en la protección al Parque, a lo largo de 15 años de trabajar en la zona se ha logrado sensibilizar a las autoridades y a los habitantes para la conservación de estas y otras especies, aunado a un interés creciente por desarrollar actividades turísticas ligadas a la protección de los recursos.