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En pos de un gran sueño: Isla Caballo tendrá su propio acueducto

“¡Ya no puedo más!” La frase, con tono de súplica y reclamo a la vez, resonó en el salón donde habitantes de Isla Caballo analizaban posibles soluciones al tema del agua potable. La sesión se paralizó por unos instantes, mientras que el vecino señalaba con su dedo el goteo interminable que salía de una tubería.

“¡Ya no puedo más!”, volvía a exclamar, y acto seguido, manifestaba su frustración de ver cómo, durante décadas, el acceso a agua potable en esta isla del golfo de Nicoya ha sido un sueño incumplido. El goteo seguía y para él, ese desperdicio (que para muchos puede ser pequeño), representa ese tesoro natural que se les ha negado por décadas.

En el horizonte, parece que el sueño se convertirá en realidad: está previsto que entre el 2027 y 2028 finalmente los habitantes de esta isla cuenten con su propio acueducto, según una inversión programada del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).

La anécdota la contó Silvia Rojas, académica y extensionista del Programa Interdisciplinario Costero (PIC) del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA), a propósito del conversatorio 25 años aportando a los procesos de extensión, docencia e investigación en la UNA: agua para las islas del golfo de Nicoya y su estado actual.

Durante la actividad, el líder comunal de Isla Caballo, Johel Rojas, indicó que será a partir de octubre próximo cuando las obras constructivas arrancarán. El proyecto implica la conexión de una red de tuberías submarinas de hasta cinco kilómetros de extensión que permitan conectar la toma de agua en el distrito de Lepanto, en Puntarenas, con el territorio insular.

Las labores implican, además, una serie de obras de infraestructura en Isla Caballo: la instalación de tuberías de distribución, la construcción de una carretera de al menos dos metros de ancho, entre otros trabajos, que generará unos 30 puestos de trabajo para habitantes de la zona. “El proyecto está avanzando. Se tiene el conteo de los árboles que se deben cortar, los permisos, la ubicación de la trocha, las mediciones en el fondo marino y estamos en la tarea de buscar una embarcación adecuada para el traslado de los materiales”, explicó Rojas.

Con el proyecto se espera dar una solución definitiva al acceso al agua potable, un proyecto que ha vinculado de manera directa a la UNA con la población de la isla. Grethel Ulate, coordinadora del PIC, manifestó que desde la universidad se contribuye con la articulación y capacitación de los líderes locales en todas las gestiones que han tenido que hacer las instituciones del Estado.

No es para menos. Ulate manifestó que además del AyA, que ejerce la rectoría de proyecto, participan activamente la Concejo Municipal del distrito de Lepanto y la Municipalidad de Puntarenas, la ASADA de Lepanto, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes. 

El proyecto requirió la aprobación en la Asamblea Legislativa de la ley 10.469, que autorizó a los concejos municipales del Lepanto y Puntarenas la construcción del sistema de acueducto, aprobada por los actuales diputados y que está vigente desde el 28 de agosto del año anterior. 

“¡Tengo sed!”

El vínculo entre la UNA e Isla Caballo, en una lucha constante por dar solución al tema del agua, data de hace más de 10 años. Desde el PIC se venía haciendo un trabajo de extensión con otras islas del golfo y la necesidad saltaba a la vista. No solo era el tema del agua, sino también el de la electricidad, del apoyo al sector pesquero y al impulso de emprendimientos.

“Una de nuestras grandes debilidades era la de capacitación en temas de liderazgo”, manifestó Johel Rojas. La solución del agua no era tan sencilla como en otras islas, como Venado o Chira, donde la distancia con el territorio continental es de apenas un kilómetro, mientras que en Venado es de cinco.

Había que dar voz a sus habitantes, con criterio técnico y humanista. “A lo largo de nuestra historia hemos tenido un compromiso de acompañamiento con las comunidades. Y esta labor es para responder a un grito: ¡tengo sed! Es un grito de un derecho fundamental de todos los seres vivos y que nace de la madre tierra, que ha sido generosa, pero que, en algunos lugares, sus hijos siguen teniendo sed”, reafirmó Norman Solórzano, director del Idespo.

Poco a poco, la extensión universitaria empezó a rendir sus frutos. Los vecinos interpusieron un recurso de amparo que dio como resultado la resolución n. 2015014553 de setiembre de 2015, en donde la Sala Constitucional resolvió que se declaraba con lugar la acción y ordenaba al AyA dar una solución al tema.

La respuesta fue el envío de pichingas de agua diarias a las familias de la isla. Pero la opción estaba lejos de ser la alternativa viable: se entregaban cinco galones por núcleo, que perfectamente podían consumirse en un baño, por lo que se debía racionalizar el recurso. Para aquella misma época se implementó un sistema de captación de agua de lluvias para el Ebáis de la localidad, con una capacidad de cuatro tanques con cinco mil litros cada uno.

Sin embargo, las limitaciones presupuestarias que han afectado a las universidades públicas en los últimos años impedían dar más soluciones, pues se requería de recursos financieros para una inversión en materiales. Sin embargo, gracias a la labor conjunta de la Sede Regional Chorotega de la UNA, mediante el Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (Cemede), el Instituto Tecnológico de Costa Rica y el financiamiento de la Embajada de Japón, se han instalado modelos de cosecha de agua SCALL en dos centros educativos. Cada uno tiene un costo de 70 mil dólares y permite el aprovisionamiento de agua potable para el beneficio de unas 100 personas.

Retos a la vista

La entrada en operación de un acueducto en Isla Caballo supone también una serie de retos que se deben afrontar y que se analizaron en el conversatorio. De acuerdo con Johel Rojas, se debe pensar en el sistema de facturación por el servicio público, la instalación de medidores y la administración como tal, que recaería en la ASADA del distrito de Lepanto.

Sin embargo, el optimismo es palpable entre la comunidad. Proyectos de turismo sustentable que anteriormente no podían llevarse a cabo, serían posibles con la disposición del líquido vital, mientras que avanzan investigaciones de otro tipo de proyectos tecnológicos como los hidropaneles que captan moléculas de agua presentes en el ambiente y luego se potabilizan, según explicó Grethel Ulate del PIC.

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