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Archivo de la noticia: Octubre 2008


En riesgo bosques en fila brunqueña

 

 

  • La conservación de los bosques en la fila brunqueña, en el cantón de Osa, está en riesgo por el otorgamiento de permisos de construcción en áreas de fuerte pendiente y bosque, según muestra una investigación coordinada por Carlos Morera, director de la Escuela de Ciencias Geográficas de la UNA.

     

“El 50% de los permisos de construcción en la fila brunqueña entre el 2002 y el 2006 se dieron en áreas de fuerte pendiente y de bosque, lo que demuestra que la conservación de los bosques en esta área está en riesgo”, asegura Carlos Morera, director de la Escuela de Geografía de la Universidad Nacional (UNA).


Explicó el especialista que estos son los únicos bosques primarios que quedan y construcciones en esta zona pueden generar problemas como deslizamientos y sedimentación, con un impacto negativo sobre el Parque Marino Ballena, como podría ser la destrucción de corales.


Estas conclusiones se basan en la investigación “Estructura de Paisaje y Desarrollo Turístico en la Fila Brunqueña, Costa Rica”, que realizó Morera con la colaboración de Luis Fernando Sandoval, Fresie Camacho y Daniel Avendaño, precisamente con el objetivo de estudiar el comportamiento de los bosques en los últimos 40 años y el impacto del turismo sobre estos ecosistemas.


Conservación en peligro


Se seleccionó para la investigación la fila brunqueña, ubicada en el cantón de Osa en la zona sur del país, porque es un área representativa del proceso de colonización agrícola que sucedió en Costa Rica, ya que fue colonizada en los años 50 y 60.

De acuerdo con Morera, los principales resultados del estudio –que compara la estructura del paisaje en esa área en los años 61, 72 y 2006- muestran un incremento en la cobertura de bosque en los últimos 45 años; es decir, los fragmentos de bosque se venían uniendo, lo que provocaba que se hicieran más grandes. Además, el 73.8% de estos bosques están a la orilla de los ríos. “Todo esto lo que hace es potenciar la conservación”, subraya Morera.


De mantenerse ese comportamiento a futuro se proyectaría una conservación de entre el 60 o 70% de los bosques en esta área para el 2015; no obstante, hace unos cuatro años, el desarrollo turístico viene impactando los bosques, lo que pondría en peligro su conservación. “Si no ordenamos adecuadamente el territorio en esta área, toda esa potenciación de conservación estaría en riesgo”.


Y es que del estudio también se desprende que casi el 50% de la actividad turística en esta región está en manos de extranjeros, 61% de quienes llegaron buscando opciones de negocio y rentabilidad, y no de conservación.


Resaltó el geógrafo que la nueva visión de turismo aboga por articulación de segmentos (sol, playa y montaña) y la fila brunqueña es ideal en este sentido. Los empresarios turísticos, entonces, quieren construir en lugares con mayor cantidad de pendientes, que son los que tienen vista al mar. “Hay una deforestación muy puntual, pero con un efecto muy grande porque son las únicas áreas de fuerte pendiente que tienen bosque y al deforestarlas se generan deslizamientos”.


A esto se suma el hecho de que mucha de esta oferta turística o segunda residencia no cuenta con permisos adecuados, lo que queda en evidencia con las 14 denuncias ambientales que hubo en la fila costeña en el 2006. Por otra parte, se ha ocasionado un desplazamiento de las comunidades locales, ejemplo de ello es la zona de Dominicalito, donde toda la comunidad tuvo que trasladarse porque se compró terreno a la orilla de la playa para ubicar un hotel.


Otra desventaja es que el desarrollo turístico ha implicado una fragmentación territorial importante, lo que provoca la pérdida de la identidad local. “El campesino tenía una visión más de localidad; los estudios se deberían enfocar a futuro hacia cómo todo el desarrollo turístico están erosionando la identidad y las dinámicas locales”.