*MSc. Juan Gabriel Alpízar Méndez
Hoy día la ciencia de datos se encuentra posicionada como una habilidad fundamental para el trabajo profesional de datos y esto permite, por ejemplo, trabajar correctamente el análisis y evaluación de las políticas públicas.
En un artículo anterior hablábamos del concepto de la ciencia de datos como el conjunto de técnicas que permiten analizar grandes volúmenes de información y extraer aquella que es valiosa. Actualmente, es una herramienta que puede transformar oportunidades empresariales, desde negocios que comienzan hasta aquellos ya consolidados, así como a organizaciones de todo tipo y gobiernos.
En un contexto público, donde los recursos son limitados y las necesidades sociales apremiantes, aprovechar esta habilidad para hacer análisis de la información disponible y que sea de manera estratégica, permite medir, corregir y potenciar la acción gubernamental. Pero, ¿cómo logra la ciencia de datos aportar valor significativo en este campo técnico?
Para clarificarlo mejor, se separa este valor entre los diferentes tipos de evaluación: de diseño, de procesos, de resultados y de impactos. Cada uno aporta una perspectiva única, pero todos requieren una base sólida de información y un enfoque riguroso para ser efectivos.
La evaluación de diseño consiste en analizar si la política pública está bien planteada desde su origen. Aquí, la ciencia de datos permite identificar necesidades, mapear poblaciones objetivo y anticipar posibles riesgos a través del análisis de tendencias y patrones en datos primarios y secundarios.
La calidad de la información primaria—como encuestas, entrevistas y registros administrativos diseñados específicamente para el análisis—es crucial, ya que una buena recolección asegura diagnósticos más precisos y soluciones pertinentes. No obstante, este valor se multiplica cuando se complementa con datos secundarios confiables, como estadísticas nacionales, bases de datos históricas o información generada por organismos especializados, siempre que aporten al análisis y objetivos planteados.
En la evaluación de procesos, la ciencia de datos ayuda a monitorear la implementación de las políticas, identificando cuellos de botella, desviaciones de los objetivos o buenas prácticas a partir de la integración y análisis en tiempo real de información proveniente de distintas fuentes. Así, se pueden tomar decisiones correctivas de manera ágil, y garantizar la eficiencia y transparencia que permitan reorientar la política pública.
En el caso de la evaluación de resultados, el enfoque está en medir si la política logró sus metas propuestas. Aquí, los modelos estadísticos y técnicas de visualización de datos permiten detectar efectos, diferenciar entre grupos beneficiados y compararlos con quienes no recibieron todavía la intervención. Finalmente, en la evaluación de impactos, la ciencia de datos es esencial para aislar el efecto neto de la política, considerando factores externos, mediante metodologías robustas que aumentan la confiabilidad de las conclusiones.
En el caso particular de Costa Rica, el tema de evaluación ha estado regulado por el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan), que desde hace algunos años ha trabajado junto con distintas instituciones para crear una Política Nacional de Evaluación, revisada y mejorada recientemente (Política Nacional de Evaluación (PNE) | Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica) para incorporar temas como promoción de Evaluadores Jóvenes Emergentes (EJE), uso de ciencia de datos y otros aspectos relevantes que ayuden al país a incrementar la disponibilidad de datos de calidad.
El trabajo por realizar es arduo y significativo. Los esfuerzos que se realizan demuestran que en el país, poco a poco y cada vez más, existe una alta consciencia de la importancia de los datos y la relevancia de tener profesionales preparados para trabajar con ellos. El talento existe, solo hay que saber orientarlo y motivarlo para los nuevos resultados del futuro cercano.
Con todo ello se demuestra que quienes participan en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas tienen hoy al alcance un conjunto de herramientas capaces de transformar el ciclo de las políticas. La clave está en producir información primaria de calidad, complementarla con buenos datos secundarios, preparar al talento humano para ello y abrirse al potencial de la ciencia de datos. Apostar por ello es decidir a favor de un gobierno más eficiente, transparente y orientado a resultados reales para la ciudadanía, mejorando con ello el bienestar social de todos los ciudadanos del país.
*El autor es docente de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).