Por: Guillermo Solano Gutiérrez/periodista O.C-UNA
Hubo un momento en que todo alrededor de la vida de Johel parecía confabular para que declinara, para que diera el brazo a torcer…
Por su mente pasó la idea de abandonar sus estudios y la carrera de Enseñanza del Inglés que llevaba en el campus Coto de la sede Regional Brunca de la Universidad Nacional (UNA). Dichosamente, no lo hizo.
El recuerdo de su mamá, fallecida durante su tiempo como estudiante y en un momento donde arreciaba con fuerza sobre el país el virus de la Covid-19, sobrevino como un aluvión de fuerza para no dejarse vencer.
“Entonces, no podía irme para donde mi familia, sino vivir aquí (Coto) y buscar un espacio para desahogarme. Me preguntaba si era capaz de seguir y que lo mejor sería devolverme a la comunidad, pero en ese momento pensaba en todo lo que había hecho para estar aquí y entrar a la universidad y lo que mi mamá quería para mí. Por eso ese título va para ella”, relató Rodríguez, quien asistió a la graduación acompañado de una prima.
Johel Rodríguez es un joven indígena gnöbe, que vive en la comunidad de El Progreso, en el territorio de Conte Burica. Sus posibilidades para devolverse a su hogar, por motivo de la pandemia, y continuar sus estudios en la virtualidad no era factible si se consideran los problemas de conectividad que se viven allá.
Le correspondió compartir una habitación con otra persona, cuidar de sí mismo, aferrarse a la meta que se había propuesto y no fallarle a su mamá. Con el apoyo de sus profesores y compañeros logró superar los obstáculos y salir avante. La mañana del 30 de mayo, sostenía entre sus manos el título que lo acreditaba como bachiller en Enseñanza del Inglés… la meta estaba alcanzada.
“Nadie llega a una ceremonia de graduación por casualidad”. Así lo dijo Yeni Alvarado, representante estudiantil del Campus Coto, de la Sede Regional Brunca. Su mensaje resonó en la conciencia de estudiantes como Johel, quienes pueda dar fe y testimonio de las luchas que ha dado para llegar hasta este momento anhelado.
Ese día, 28 estudiantes subieron al estrado a recoger su título cada vez que sus nombres fueron mencionados. Detrás de ellos, era el orgullo de mamás, papás, abuelos, amigos, novios y hasta hijos, entre otros familiares, que vieron la concreción de aquel sueño.
Momento crucial
“Su título no solo refleja el fin de un ciclo académico, sino también el inicio de una nueva etapa llena de oportunidades. Todos ustedes llegaron a nuestra sede y a este campus con preguntas, sueños e inquietudes. Algunos quizás sin saber del todo a qué venían a la universidad. Hoy salen de aquí con herramientas, con convicciones y conocimientos, pero sobre todo, con una transformación que va más allá de lo educativo. Porque la Universidad Nacional forma a personas capaces de pensar, de cuestionar con responsabilidad y sentido ético”, manifestó el decano de la Sede Regional Brunca, Elvis Rojas.
Este mensaje lo complementó la representante estudiantil del Campus Coto al indicar que “este título llega a sus manos en un momento en que el país necesita personas con alta conciencia social. Que sepan que el conocimiento es un privilegio y debe ponerse al servicio del bien común. Vivimos en un país que necesita gente comprometida, que no se quede de brazos cruzados ante la situación de injusticias y de desigualdades e indiferencias”.
Una compañera de carrera de Johel, Keilyn Saborío, consideró que en su transitar por la UNA, el reto más grande fue la readaptación una vez que se levantaron las medidas más restrictivas de la pandemia. “Fue una transición muy fuerte en mi segundo año de carrera, tanto para una como estudiante como para los mismos profesores. En esta carrera debemos hablar mucho para desarrollar las habilidades lingüísticas y debíamos manejar el estrés, la ansiedad, el no conocer a nadie, tener bases fuertes y eso me costó en la adaptación”, confesó la joven de 21 años.
En esa etapa, reconoció el aporte de los docentes de la UNA y de toda la institucionalidad. “Dieron lo mejor de cada uno y juntos pudimos logarlo”, manifestó la vecina de Cenizo de Laurel de Corredores, a 40 minutos del Campus Coto y quien estaba acompañada de sus padres, hermana y sobrino.
“En la universidad tuvimos que adaptarnos. La virtualidad, como recordarán, se tuvo que fortalecer precisamente cuando la mayoría de ustedes iniciaba sus estudios superiores y eso requirió una respuesta ágil y efectiva. Por eso, quiero felicitarles por no abandonar las aulas y también a sus familias, por prestarnos sus casas para que convirtieran en aulas y en campus universitarios”, rememoró Gerardo Jiménez, vicerrector der Investigación de la UNA.
Esta graduación fue la última del I ciclo del 2025. En total, la Una graduó a 128 estudiantes de la Sede Regional Brunca (campus Pérez Zeledón y Coto). En total, recibieron el título 2.354 personas en este primer semestre.