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Criterios


Transformación productiva: un juego por ganar

*Róger Castro Fernández

La transformación productiva tiene como fin aumentar la calidad y la cantidad de capacidades de las personas en diferentes sectores económicos y distintas regiones, que muchas veces han quedado rezagadas con el modelo de desarrollo vigente o visión hegemónica que se haya venido aplicando en una economía.

Busca cerrar brechas que la propia capacidad productiva no logra disminuir, ya que existen asimetrías en la forma como se genera valor, pero sobre todo, de cómo se distribuyen los excedentes o valor que se genere en el tejido empresarial y comercial.

Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard, utiliza una analogía para explicar este tema. De acuerdo con su visión, el proceso de desarrollo consiste en acumular letras para crear palabras lo más largas posibles, de modo que valgan mucho más. Entonces, el problema de la competitividad es que los países suelen tener pocas letras, y eso los restringe a estar escribiendo poco y largo.

Scrabble es un juego de mesa en el cual cada jugador intenta ganar más puntos mediante la construcción de palabras sobre un tablero. Las palabras pueden formarse, siempre y cuando aparezcan en el diccionario estándar y se pueden cruzar, de forma horizontal o vertical. Pero, para acumular más puntaje hay que tener ingenio, destreza, ser flexible, pensar rápido y ver oportunidades donde otros tal vez no las ven. Se obtienen puntos adicionales por utilizar letras poco comunes (B, F, H, M, P, V, W, Y) y un mayor número de puntos adicionales por emplear las letras más inusuales (J, K, Q, X, Z).

Sin embargo, siguiendo esa analogía de  Hausmann, algunos países disponen de letras que dan bajo puntaje en el juego y además se utilizan de manera poco óptima y antojadiza, que podría ser politizada, y entonces no solo se desperdician posibles oportunidades para mejorar la productividad en la economía, sino que podrían presentar vínculos sistémicos con actores productivos, reguladores, administración pública y academia, que se vuelven “piedras en el zapato” para desarrollar una mejor capacidad productiva.

Así, desde el enfoque de la economía institucional, podría existir un entramado que destruye riqueza y la posibilidad de un mayor valor agregado o escalamiento en las cadenas globales. Cuando los jugadores se encuentran en esta dinámica, las decisiones de inversión, tanto física como de capacidades de los colaboradores o de actores de la comunidad –algo bastante común en muchas de las economías de América Latina— se alejan cada vez más de la adopción de tecnología en las regiones con mayores brechas sociales y productivas.

Es decir, la misma administración pública puede ser un mal jugador que, lejos de ayudar en formar palabras más largas y con mayor puntaje, se vuelve un jugador que no permite avanzar a otros jugadores en el uso de sus letras para mejorar la calidad del juego. El objetivo para jugar mejor es aumentar las capacidades locales desde un enfoque de innovación sistémica que rompan con las barreras de la productividad, la generación de valor y el conocimiento.

Por otro lado, existen economías que han desarrollado un enfoque sistémico de innovación, apoyando la idea de la triple hélice que busca una relación fuerte entre la academia, el sector empresarial y el sector público para mejorar el clima de los negocios y reducir barreras para la competitividad y desarrollo de nuevos procesos, productos, innovación organizacional.

Estas economías han sabido utilizar las letras más complejas (que son de mayor puntaje) en el juego; además, por esa mejora en las capacidades regionales y por abordar los problemas del mercado y la microinnovación desde un enfoque sistémico, permiten crear mayor valor agregado, mejora en la calidad de vida y consumo en los sectores que antes presentaban un rezago más pronunciado, justamente porque han llevado a “abrir candados” que permanecen cerrados en muchas de las economías latinoamericanas y hacen inviable o inaccesible la transformación productiva.

Saber formar palabras complejas y ser innovador en Scrabble obliga a muchas economías afrontar algunas necesidades. Entre las principales necesidades locales se encuentran la educación para la competitividad y la productividad, así como crear ambiente de negocio en la región o localidad, seguridad jurídica e intercambio empresarial. La infraestructura también es un factor importante. Estas barreras han sido, en general, las causas de la baja productividad y la poca inversión que motiven la transformación productiva.

¿En qué pensamos cuando se habla de transformación productiva? En economías pequeñas y abiertas supone que se cierren brechas principalmente en educación y clima de los negocios, empleos de mayor calidad, escalar en las cadenas globales de valor o insertarse en aquellas donde hay ventajas a largo plazo.

Un factor clave de la transformación productiva es que la mejora de la productividad vaya acompañada de prácticas ambientales en el sector empresarial y agronegocios; competir por diferenciación (calidad, valor agregado). Esta estrategia ha sido exitosa en nichos productivos de Costa Rica como el café, la matriz eléctrica verde, la ganadería, el pago por servicios ambientales y el sector de ciencias de la vida.

Para Costa Rica y otro conjunto de países latinoamericanos, estar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y tener una economía enfocada en el comercio internacional (cadenas globales de valor) permite tener un mayor acompañamiento y la posibilidad de identificar las causas de algunas barreras sistémicas que les facilite “crear  palabras más largas y con mayor puntaje”, las cuales pasan por seguir las mejores prácticas, mejorar el clima empresarial, fortalecer las autoridades que regulan mercados y apostar por la competencia y la libre concurrencia para contrarrestar los posibles efectos anticompetitivos derivados de una concentración.

*El autor es docente de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional