*Dr. Roberto Jiménez Gómez
La inversión extranjera directa (IED) ha sido considerada en la adopción de políticas de crecimiento económico de la mayoría de los países de América Latina y del Caribe como la principal y, en muchos casos, la única estrategia. Lo anterior llama a la reflexión y al análisis detallado sobre dónde puede ser positiva o más bien generar inconvenientes para un determinado país este tipo de inversión, dependiendo del sector en que se desarrolle.
Una característica de la IED es su volatibilidad. Los flujos de inversiones se llevan a cabo en regiones según tendencias, ventajas competitivas, geopolítica e intereses empresariales y de gobiernos.
La variación de la IED del 2023 con respecto al 2022 fue negativo a nivel mundial (-1,8%), con importantes cambios en regiones y países, como es el caso de Brasil (-13.9%) y México (-22.8%), según el informe de que sobre este tema realizó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2024).
De esta manera, depender de esta inversión implica estar atentos a posibles oscilaciones y cambios en la dinámica económica mundial, que un país no puede controlar.
Un segundo aspecto para valorar es en qué medida las regiones y países aportan el mayor valor agregado posible a las cadenas de producción mundial ligadas con la IED. La Cepal muestra que el aporte de la región de América Latina y el Caribe al valor agregado de la manufactura entre 2008 y 2021 tuvo una propensión a disminuir. Estados Unidos tuvo una tendencia a disminuir su participación en forma leve y, por otra parte, China aumenta significativamente su peso en la manufactura.
Los proyectos ligados con la inversión extranjera directa han estado dominados en los últimos años por el sector de fuentes renovables de energía. Los años 2022 y 2023 mostraron que este tipo de iniciativas tienen la atención mundial en la realización de inversiones, en muchos casos estimulado por las metas de emisiones de gases efecto invernadero, asociado con objetivos de países y sectores. Por su parte, componentes electrónicos así como de petróleo y gas, tienen evoluciones y magnitudes similares.
Destaca el repunte de la inversión en metales, elemento relevante para la transición energética. Sin embargo, hay países que poseen valiosos recursos (como el litio), que se lo terminan llevando naciones como Corea del Sur y China. A cambio, les devuelven a ellos vehículos eléctricos de muy alto costo.
Al analizarse por regiones, América Latina y el Caribe tuvieron una tasa de crecimiento de la IED negativa entre 2022 y 2023 (-9.9%), lo que significó que 20.362 millones de dólares dejaran de ingresar. Centroamérica tuvo un crecimiento positivo de 12% en ese mismo periodo, mientras que Costa Rica tuvo un incremento del 27.6%.
Es importante indicar que la IED de Costa Rica con respeto a la total de Centroamérica era de 24.1% en el año 2018 y creció para el año 2023 a un de 40%.
Algunas cifras dan una precisión sobre el caso costarricense:
· La IED pasó de 2.320 millones de dólares, en el 2018, a 3.291 millones en el 2023.
· La tasas de crecimiento anual promedio ha sido de un 4,6%.
· Para el 2023, el sector de manufactura representó el 55,29%, mientras que el de servicios fue del 42,33%.
· La inversión relacionada con recursos naturales fue apenas del 2,32%. En el 2018 llegó a representar hasta un 3,74%.
El caso de Costa Rica es diferente a los datos de América Latina y el Caribe en aspectos relevantes. En primera instancia, la participación de la inversión en recursos naturales, denominada extractiva, es muy baja. En segundo lugar, la participación de la manufactura es relevante, en especial en 2023, por las inversiones realizadas en la industria médica (construcción de una planta para la producción de dispositivos médicos de la empresa estadounidense Johnson & Johnson MedTech, ubicada en Alajuela), la más grande fuera de Estados Unidos y que aprovecha la calidad de la electricidad y su base en fuentes renovables como una ventaja competitiva.
Un tercer elemento distintivo de Costa Rica es el proceso de tercerización de la economía nacional que se ha dado en la última década a excepción del año 2023.
La dinámica de las IED para Costa Rica ha sido positiva; sin embargo, hay tareas pendientes, entre ellas, lograr mayores encadenamientos productivos, cerrar las brechas territoriales para que otras regiones fuera de la GAM puedan tener inversiones de calidad, mejorar la formación profesional y técnica para tener mejor competitividad y propiciar los desarrollos en otros sectores, como se da en la industria médica, para que alcancen mayores encadenamientos.
*Académico del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES), de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).