María Fernanda Vega Solano, académica Escuela de Economía UNA
María Milagro Castro Solano, académica Vicerrectoría de Extensión UNA
Desde el punto de vista de la economía, los bienes pueden ser de carácter público o privado. En el primer caso, los bienes públicos pueden clasificarse como puros o impuros; las principales características de un bien público puro son la no exclusión, que implica que una vez que es producido el bien es imposible impedir a alguien su uso o disfrute y la no rivalidad, que indica el uso una y otra vez por cualquier persona sin que se reduzcan los beneficios ofrecidos a otros. Por su parte los impuros, se definen como aquellos cuyo consumo puede ser parcialmente rival, por ejemplo la salud y la educación que se limitan o potencian según la infraestructura y el personal con que se cuenta.
La investigación científica en todas sus dimensiones, constituye un pilar fundamental para avanzar como sociedad; de acuerdo con la UNESCO, es a partir de la ciencia que se pueden abordar los desafíos económicos, sociales y ambientales más complejos a los que se enfrenta el mundo, dentro de los cuales se pueden mencionar la pobreza, la pérdida significativa de los recursos naturales, el cambio climático, entre otros. Estas problemáticas se pueden abordar de mejor manera y quizá en un menor tiempo, si se aprovecha de manera efectiva la ciencia, la tecnología y la innovación para crear soluciones que mejoren el buen vivir.
La ciencia abierta, se define como un concepto inclusivo donde se unen diversidad de actividades y prácticas con la finalidad de crear conocimientos científicos multilingües que estén abiertamente disponibles y accesibles para todas las personas, sin discriminación alguna; se permite la reutilización para que aumente la colaboración científica y el intercambio de información, todo con miras al beneficio colectivo, tanto de la ciencia como de la sociedad. La ciencia abierta pretende que los procesos de creación, evaluación y comunicación sean abiertos, vayan más allá de las comunidades científicas tradicionales y lleguen a los diversos agentes sociales.
Por tanto, considerando que la ciencia abierta es de acceso libre y gratuito, se basa en la colaboración y está dirigida a la sociedad, especialmente a solventar problemas que por años han limitado el desarrollo de ciertos grupos sociales; hecho que también la convierte en una herramienta potencial para cumplir con lo establecido en la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (United Nations, 2025) y que la UNESCO lo pone de manifiesto al establecer que es un movimiento decidido a “no dejar a nadie atrás en lo que respecta al acceso a la ciencia y a los beneficios del progreso científico” (2021), se puede afirmar que constituye un bien público fundamental para el desarrollo.