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Distanciamiento social contribuyó a medir deformación del suelo

En el último mes y medio, dado la disminución de ruido generado por la actividad humana, se pudo demostrar que la deformación de la corteza terrestre o el suelo fue de 30 nanometros, imperceptible para las personas, pero cuantificable por los instrumentos sismológicos, así lo explicó Esteban Chaves, investigador del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de la Universidad Nacional (UNA).

Chaves indicó que el ruido sísmico ambiental es generado por varias fuentes, dentro de ellas la antropogénica, es decir la generada por la actividad humana; cuando las personas caminan por la calle, el paso de los vehículos y la actividad industrial genera un campo de ondas aleatorias que se propagan por el suelo o la corteza y queda registrado en las estaciones sísmicas del Ovsicori.

Aseveró que: “Si se observa un sismograma la mayor parte del mismo se considera como ruido sísmico ambiental y el menor porcentaje la formación de ondas son terremotos. Cuando vamos a ubicar un sismo aplicamos filtros para eliminar todo el ruido sísmico ambiental y dejar solo la señala del terremoto”.

Dada la movilidad social, debido a la pandemia se aplicó el proceso inverso, es decir se removieron las señales generadas por terremotos y solo se dejaron las señales generadas por el ruido sísmico antropogénico. De manera que se logró medir la deformación del suelo causada por el ruido generado por la actividad de las personas todos los días. “Al aplicarse la movilidad social y aumentar la cantidad de personas que trabajan desde la casa se redujo el ruido antropogénico, esto a la vez redujo la vibración del suelo por ese tipo de actividad y se cuantificó la deformación del suelo en cuestión del tiempo.

Chaves externó que durante los días laborales, lunes a viernes, el ruido sísmico antropogénico produce un desplazamiento vertical máximo (hacia arriba o hacia abajo) del suelo del orden de 0.030 micrómetros o 30 nanómetros. (1 nanómetro es equivalente a una mil millonésima parte de un metro). Una deformación indudablemente imperceptible al ojo humano, pero cuantificable utilizando métodos e instrumentación sismológica.

Por ejemplo, en la siguiente figura se muestra el registro 3D (desplazamiento, tiempo y frecuencia) de la componente vertical de la estación sísmica del OVSICORI-UNA llamada: HDC3, ubicada en el centro de Heredia, desde el día 2 de marzo y hasta las 23:59:59 horas del domingo 11 de abril.

 El aislamiento social en Costa Rica durante el último mes, necesario para combatir la pandemia originada por el COVID-19 quedó registrado en las estaciones sismológicas del OVSICORI-UNA. Desde el 2 y hasta las 23:59:59 horas del domingo 11 de abril, la deformación vertical del suelo, generada por la densidad poblacional y actividad antropogénica cotidiana, pasó de ser ~30 nm hasta ~3 nm en la ciudad de Heredia, una deformación indudablemente imperceptible al ojo humano, pero cuantificable utilizando métodos e instrumentación sismológica moderna.