*Shirley Benavides Vindas
La Comisión Económica para Latinoamericana (Cepal) había señalado, por un lado, que “la dinámica del mercado de trabajo es la manifestación más evidente de la calidad del proceso de desarrollo económico y social” (2014), mientras que el último informe sobre Costa Rica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2025) indicó que “mejorar la participación femenina en el mercado laboral y reducir la informalidad son acciones cruciales para abordar la desigualdad de ingresos y la pobreza en Costa Rica…”.
De manera literal, este informe indica lo siguiente: “la participación femenina en el mercado laboral sigue siendo baja en comparación con los hombres y, recientemente, se ha reducido aún más. Aumentar la participación femenina (…) no solo impulsaría el crecimiento, sino que promovería una distribución más equitativa de los ingresos y de las oportunidades” (p. 57). “Mejorar el acceso de las mujeres al mercado laboral incrementaría el ingreso disponible de sus hogares, reduciría los riesgos de caer en pobreza y ampliaría sus oportunidades económicas” (p.58).
Es pertinente recordar que en el 2016 Costa Rica firmó su adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde asumió el compromiso de “lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas” (ODS 5), por lo que la inserción de la mujer en el mercado laboral es un componente esencial también para el cumplimiento del ODS 1: “poner fin a la pobreza en todas sus formas…”
La inclusión de las mujeres no solo contribuye al crecimiento económico, sino que fortalece la equidad de género y el bienestar de las familias y la sociedad. Además, permite la posibilidad de aumentar el producto interno bruto (PIB) de un país, tal como lo señala el citado informe, en al menos un 0,5% anual. Esto posibilita reducir la pobreza y las brechas de género, mediante una distribución más equitativa de oportunidades, que promueva un desarrollo sostenible e inclusivo. En el gráfico siguiente se presenta la participación de las mujeres según quintil de ingreso:
Gráfico 1. Tasa de participación femenina en el mercado laboral, por quintil de ingreso
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ENAHO (2023).
Como se puede observar, las mujeres ubicadas en el primer quintil (las de menores ingresos familiares), son las que participan en solo el 40% del mercado laboral, versus las de mayor ingreso, que participan en un 90%.
Esta participación no posibilita mejorar las condiciones de las personas que se encuentran en mayor vulnerabilidad. Por lo tanto, los ingresos promedio de las mujeres son más bajos en comparación con los hombres, debido a su menor participación laboral y cantidad de horas de trabajo remuneradas.
Pese a lo anterior, las mujeres están mejor formadas para el empleo que los hombres, como se muestra en el siguiente gráfico:
Gráfico 2. Nivel educativo por sexo en el año 2024
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO, 2025).
De acuerdo con este gráfico, las mujeres tienen una mayor formación en los diversos niveles educativos, particularmente con educación secundaria completa y con el grado y posgrado profesional, y se presenta por encima de la media de los costarricenses, que es secundaria incompleta.
Entonces, uno de los factores que las limita es proveerle a su familia el servicios de “cuido”—niños, adultos mayores y personas con discapacidad—no remunerado, como se presenta a continuación:
Gráfico 3. Mujeres excluidas del mercado laboral debido a obligaciones de cuido no remuneradas, por quintil de ingreso
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ENAHO (2023).
Nuevamente los quintiles más pobres son los más afectados. La importancia de las redes de cuido son fundamentales para que las mujeres más vulnerables económicamente ingresen al mercado laboral. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en su última Encuesta de Uso del Tiempo, las mujeres dedican más del doble de horas a la semana al trabajo doméstico y de cuido no remunerado: 32 horas frente a 15, que dedican los hombres, situación que demuestra las brechas que desfavorecen a las féminas con cargas desproporcionadamente altas, tomando en cuenta las horas de trabajo remunerado y no remunerado.
Como señala el informe, dicha limitación afecta a mujeres de todos los niveles de ingreso, pero en especial a las de ingresos bajos, donde cerca del 80% manifiestan que las responsabilidades domésticas constituyen una barrera para acceder al mercado laboral, y perjudica particularmente a las madres, cuya tasa de empleo (48%), es mucho menor que en otros países de la OCDE (72%).
Si se cierra la brecha de género en el mercado laboral en su totalidad para el 2060, así como también el número de horas trabajadas anualmente, el PIB potencial per cápita de Costa Rica aumentaría en 0.5 puntos porcentuales al año, un incremento más sustancial que el promedio de la OCDE. Una mayor empleabilidad de las mujeres es necesario ante el envejecimiento poblacional y su efecto en diversos aspectos económicos como las pensiones y el sistema de salud.
El efecto sobre el crecimiento económico ha sido demostrado por diversos estudios, que coinciden en que la incorporación de más mujeres aumenta la productividad y el crecimiento de los países, si se toman decisiones más equilibradas que reduzcan la brecha salarial; esto acompañado de políticas laborales con un claro enfoque de igualdad de género.
*La autora es catedrática del programa Sectores Productivos, Competitividad y Desarrollo (Seprodes), de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).