Medidas restrictivas tomadas durante las últimas semanas muestran una mayor disminución en las concentraciones de dióxido de nitrógeno y partículas tipo PM10, lo que se traduce en una mejora temporal de la calidad del aire, y un menor riesgo para pacientes con afectaciones respiratorias crónicas
Desde diciembre anterior, el mundo se ha venido enfrentando al coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), causante de la enfermedad covid-19. El primer caso identificado en Costa Rica se dio el 6 de marzo, y ya para el 8 de marzo se declaró alerta amarilla en el país. El 9 de marzo el Gobierno de la República ordenó el teletrabajo obligatorio en el sector público del país, y suspendió actividades masivas indefinidamente.
Sin duda alguna, la pandemia ha traído consecuencias en cuanto la actividad económica y social. La implementación masiva del teletrabajo, la suspensión presencial de los cursos lectivos, las restricciones a la movilidad automotriz y al comercio han ocasionado una disminución en la cantidad de vehículos que transitan en las carreteras diariamente, así como en la producción industrial, provocando un impacto en la calidad del aire derivado de la reducción de las emisiones de contaminantes, principalmente en las zonas urbanas de la Gran Área Metropolitana (GAM).
La vigilancia de la calidad del aire en el GAM se coordina a través de esfuerzos entre distintas instituciones como el Ministerio de Salud, como ente rector del tema, la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), las municipalidades de San José, Belén y Escazú, y el Laboratorio de Análisis Ambiental de la Escuela de Ciencias Ambientales la Universidad Nacional.
Precisamente, un grupo de investigadores de este laboratorio, conformado por José Félix Rojas, Víctor Hugo Beita, Tomás Soto, Minor Vargas, Julio Murillo, y Jorge Herrer, elaboró un informe de las implicaciones que ha tenido en la calidad del aire, la aplicación de ciertas medidas restrictivas a nivel social y económico.
“Este fenómeno no es único en Costa Rica, y se ha venido dando en grandes ciudades alrededor del mundo. Sin embargo, la relación entre el covid-19 y la calidad del aire, podría tener un trasfondo aún más complejo que se está empezando a investigar. Recientemente la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, publicó un estudio sobre cómo la mayoría de las enfermedades preexistentes que aumentan el riesgo de muerte por covid-19, son también ocasionadas por la exposición crónica a una mala calidad del aire, lo que sugiere un aumento en la vulnerabilidad de las personas frente a esta enfermedad”, citan los expertos.
Entre los contaminantes más importantes para determinar la calidad del aire, se encuentran las partículas PM10 y PM2.5, que poseen un diámetro aerodinámico menor a 10 y 2.5 micras, respectivamente. Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor es su peligrosidad, ocasionando enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Otro contaminante es el dióxido de nitrógeno (NO2), un gas cuyo principal origen es la quema de derivados del petróleo, como lo son las gasolinas y el diésel, que mueven la mayoría de la flota vehicular nacional, este provoca irritación en las vías respiratorias, y agrava enfermedades ya existentes como el asma, la tos y las dificultades para respirar. También afecta con mayor fuerza a los adultos mayores y la población infantil.
El Laboratorio de Análisis Ambiental de la UNA monitorea la calidad del aire a través de tres tipos de redes: activa-manual, automática y pasiva. La primera consta de 10 sitios de monitoreo de Partículas PM10, distribuidos en distintos puntos estratégicos dentro de la Gran Área Metropolitana. Para la determinación de material particulado se coloca un equipo provisto con un filtro especial sobre cual se recolectan las partículas en un periodo de aproximadamente 24 horas, proceso que se realiza al menos tres veces por semana durante todo el año. La segunda consta de 4 estaciones automáticas distribuidas en la GAM que proveen datos continuos. Finalmente, la red pasiva consiste en el uso de tubos especiales de captación de gases los cuales se exponen durante aproximadamente un mes. Sólo en la ciudad de San José se cuentan con 28 puntos de muestreo, algunos de ellos con más de 10 años de monitoreo continuo, en Belén hay 11 puntos y en Escazú 16 puntos.
El NO2 se monitorea de dos distintas formas, la primera es utilizando muestreo pasivo, el cual genera promedios mensuales y permite estudiar la contaminación a largo plazo. Para este análisis, de acuerdo con los investigadores, se seleccionaron tanto sitios de muestreo que tienen un alto tránsito vehicular, como otros donde no es tan marcado, esto con el fin de estudiar la variación en la concentración de NO2 producto de las medidas de restricción vehicular implementadas hasta fecha. En la Figura 1 se hizo el contraste de las campañas marzo-abril de 2019 y 2020 para 9 ubicaciones.
Figura 1. Comparación de la concentración de dióxido de nitrógeno para la campaña de marzo-abril por año.
“En este caso, se evidencia una disminución generalizada en los niveles de NO2 para la campaña de marzo-abril del 2020 con respecto al 2019. Los porcentajes de reducción varían entre 28% (MINSA) y 52% (Nunciatura, Sabana). Nótese que el punto cerca de CONARE no muestra una reducción importante, de hecho, este comportamiento se presenta en otros sitios que no presentan una influencia significativa de fuentes vehiculares”, cita el informe.
En la Figura 2 se muestra la variación diaria (promedio de 24 horas) de NO2 entre el 14 marzo y 14 de abril del presente año, en la estación ubicada en Hatillo 2.
Figura 2. Promedios diarios de la concentración de dióxido de nitrógeno.
En la gráfica se observa el impacto que han tenido las distintas medidas de restricción vehicular y de actividades económicas. “Las primeras directrices dirigidas hacia una cuarentena y aislamiento social ocasionaron una disminución en las concentraciones de este contaminante, las cuáles bajaron aún más cuando se empezó a ampliar la restricción vehicular. Sin embargo, cuando se anunció el endurecimiento de las restricciones para Semana Santa, se dio un rápido aumento en la concentración de este gas. Este fenómeno se atribuyó a la reacción que tuvo la población de salir y abastecerse en comercios y supermercados, lo que generó un aumento en el flujo vehicular. Durante la Semana Santa se dio una disminución sostenida alcanzando los niveles más bajos en el periodo analizado. Posteriormente las concentraciones volvieron a aumentar lo cual coincidió con el relajamiento en las medidas de restricción vehicular y en comercios, sumado también a la necesidad de la población de reabastecerse, realizar trámites o simplemente salir de sus hogares”.
Con esta información también se analizó el efecto de aplicar una restricción vehicular ampliada sobre la contaminación del aire, tal y como se observa en la figura 3.
Figura 3. Variación horaria de la concentración de dióxido de nitrógeno con y sin restricción vehicular ampliada.
Según los especialistas, al comparar períodos donde no había restricción vehicular ampliada con otros en donde sí, es claro que una restricción más severa se traduce en una mayor disminución del dióxido de nitrógeno, principalmente hacia la tarde noche donde las multas y castigos por circular fuera de horario aumentan considerablemente.
En el aire
Para monitorear las partículas se seleccionaron dos sitios de muestreo manual de partículas tipo PM10 y se hizo una comparación de los niveles de concentración promedio diarios entre los meses de febrero, marzo y abril de 2019 y 2020.
De acuerdo a la figura anterior, en el sitio de muestreo ubicado en Heredia, en el edificio de la Rectoría de la UNA, el cual tiene una alta influencia vehicular, se puede notar que entre el 11 y el 26 de marzo del presente año, se registró una reducción en los niveles de partículas en el aire, pasando de un promedio de 18,7 µg/m3 para dicho periodo en el 2019, a 10,4 µg/m3 en el 2020, representando una reducción de un 44,2%, poniendo en evidencia el impacto de la restricción vehicular y la cuarentena sobre la calidad del aire. También mencionan, es importante destacar que en este período se han alcanzado los niveles más bajos del año (7,2 µg/m3) si lo comparamos con los valores que se vienen observando desde enero antes de la implementación de las restricciones.
El segundo sitio evaluado está ubicado en la Catedral Metropolitana de San José, un punto que sin duda es altamente representativo de las medidas adoptadas al encontrarse en el corazón de la ciudad de San José. “En la Figura 5 se puede notar que en este sitio también se registró una reducción en la concentración de partículas entre el 04 y el 31 de marzo de 2020 con respecto al 2019. En este caso la concentración de partículas pasó de 17,5 µg/m3 en 2019 a 13,9 µg/m3 en 2020, traduciéndose en una reducción promedio de 20,2%. Al igual que en Heredia, también en este período se observaron las concentraciones más bajas (9,6 µg/m3) y una disminución con respecto a lo que se venía observando desde inicios del 2020”.
Figura 5. Perfil de concentración de PM-10 en el sitio ubicado en la Catedral de San José, para los meses de febrero, marzo y abril de 2019 y 2020.
Los investigadores aclaran que este comportamiento no se observó en todos los sitios, por ejemplo, en el ubicado en la Universidad Técnica Nacional (UTN), en Villa Bonita de Alajuela, no se encontró una disminución importante durante el presente año. “Es posible que este sitio no esté tan fuertemente influenciado por fuentes vehiculares y puede haber otro tipo de actividades aportando más a las concentraciones observadas. Otro factor relevante que determina este comportamiento es el meteorológico pues afecta la dispersión de los contaminantes en sus alrededores”.
Para este contaminante, pero en una fracción más fina denominada PM2.5, se cuenta con monitoreo continuo en estaciones automáticas. En la Figura 6 se aprecia la variación de partículas finas en el presente año para la estación ubicada en el plantel de la Municipalidad de Desamparados.
Figura 6. Comportamiento de los niveles promedio diarios de PM2.5 durante el 2020 en la estación ubicada en Desamparados.
“De la figura se puede apreciar que posterior al anuncio de la presencia del COVID19 y las primeras medidas de contención, se empezó a observar un descenso en las concentraciones de partículas finas. Sin embargo, al igual que en el caso de NO2, se dio un súbito aumento previo a las restricciones de Semana Santa. Posteriormente no se observó una disminución significativa durante Semana Santa, lo que indica que otro tipo de actividades generadoras de partículas pudieron aumentar en esa semana. Si es evidente que también se observó otro súbito aumento al regreso de Semana Santa con el relajamiento de las medidas de restricción”.