MSc. Kerlyn Suárez, Dra. Shirley Benavides, Dr. Roberto Jiménez, MSc. Fiorella Salas
Como parte del proceso de extensión e investigación de SEPRODES, en el territorio de Cahuita y otras zonas de la región Huetar Caribe, realizamos un análisis integral de la situación socioeconómica que acompaña el desarrollo de actividades comerciales en el sector de la frontera de Sixaola, entre Costa Rica y Panamá.
En primera instancia, se determinó que existe un auge en la fuente de compras de productos por parte de negocios turísticos en la zona fronteriza. Esta situación, pese a que tiene consecuencias fiscales negativas, forma parte de una dinámica del comercio con diferentes efectos económicos positivos para el turismo local, generalmente de pequeña escala.
Este tipo de productos mejoran la prestación de servicios turísticos y disminuyen los costos de operación de estos pequeños negocios. Dentro de ellos están los artículos de limpieza para el hospedaje, toallas, algunos productos personales, licores, entre otros.
La distancia entre los sitios turísticos y la frontera permite trasladarse con facilidad y hacer compras periódicas para contar con los productos en forma constante en los pequeños negocios turísticos. Unido a lo anterior, estimula las visitas de turistas nacionales a la región, lo cual se potencia por el puente binacional sobre el Río Sixaola, que destaca con una extensión de 260 metros, un ancho de 16,4 metros y dos carriles, que moviliza tanto a peatones como ciclovías.
Desde su inauguración, en 2021, durante la pandemia de la COVID-19, esta obra conecta a 15 mil habitantes de las localidades fronterizas de Guabito y Sixaola, que incluyen una alta presencia de pueblos originarios, personas afrodescendientes y pobladores migrantes relacionados con la actividad bananera. Adicionalmente, el comercio recibe un fuerte impulso asociado con las cerca de 152 mil personas que cruzan este puesto fronterizo cada año (proyectoscostarica.org, 2025).
Sin embargo, las calles y aceras de acceso a este puente sufren un claro deterioro, que contrasta con su modernidad. En este sentido, la falta de un adecuado alcantarillado pluvial favorece la acumulación de aguas estancadas en las vías de acceso, lo cual representa un riesgo para la movilidad local.
Adicionalmente, en esta área existe un alto riesgo de afectación a los ecosistemas y a la salud pública, debido a la gran acumulación de residuos sólidos visibles en las calles. Esta situación responde a una dinámica económica concentrada en la comercialización de productos con empaques de plástico, cartón, así como a la venta de bebidas y comidas que emplean utensilios desechables. Por tratarse de una zona fronteriza, esta problemática se intensifica debido al constante flujo de personas y mercancías, lo que incrementa la generación de residuos. El problema se agrava por la escasa o nula disponibilidad de estaciones de separación o centros de disposición de residuos, además, de la limitada cobertura y eficacia del servicio de recolección.
La presencia de residuos, además de generar contaminación visual, implica riesgos asociados con la liberación de micro plásticos y sustancias químicas, así como afectaciones a los sistemas de alcantarillado, ya de por sí limitados. También favorece la propagación de enfermedades como el dengue y restringe el desarrollo de la flora y fauna local. Esta situación, sumada a las emisiones generadas por el transporte en la zona, constituye una presión adicional sobre los ecosistemas y la salud pública.
Por otro lado, en lo que corresponde a las condiciones laborales que se pueden percibir, en la infraestructura externa a los locales comerciales, que incluyen ventas ambulantes de productos y comidas, en sodas y parqueos, se identificaron condiciones precarias, en medio de una infraestructura depreciada, sucia y con personas expuestas a la lluvia, al sol, con horas de pie o sentados en sillas de madera.
Tales condiciones representan estimulan una alta incidencia de informalidad laboral, resultado de limitadas oportunidades productivas formales y de un débil acceso al apoyo institucional que se presenta en la zona. Además, se visualizan débiles encadenamientos productivos, que redunda en bajos ingresos, inestabilidad de opciones laborales y falta de protección social.
Todos los anteriores son elementos que imposibilitan el desarrollo, al mantener a los habitantes en un círculo de pobreza estructural para su supervivencia, lo que impide la acumulación de capital humano y económico, limita las posibilidades de movilidad social y profundiza la desigualdad territorial. La precarización laboral en Sixaola no es solo un fenómeno del mercado de trabajo, sino también una expresión de la exclusión económica y del rezago en el desarrollo local.
De esta manera, en términos generales, se requiere que autoridades de ambos países, incluyendo primero a los municipios, generen políticas para mejoren las condiciones en la dinámica de estas actividades, con políticas activas de empleo que fomenten la formalización y las regulaciones, de la mano con el apoyo institucional que corresponde.
Se requieren también mecanismos para la adecuada gestión de residuos sólidos y líquidos con el propósito de mejorar las condiciones de las personas, los ecosistemas y el desarrollo de ese territorio, de tal forma que el nuevo puente conecte a los dos países en condiciones propicias para el desarrollo sostenible, en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030.
*Los autores son académicos e investigadores del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).