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Contaminación por metales es un riesgo latente para corales del Caribe

Concentraciones de algunos metales y mercurio en Moín, hacen suponer que podrían estarse dando las condiciones para el aumento de contaminación por elementos químicos.

Los arrecifes de coral albergan a miles de especies que los utilizan como sitios de alimentación, reproducción y refugio, y funcionan además como barreras protectoras ante oleajes fuertes; sin embargo, su cobertura ha disminuido en el mundo tanto por efecto de la naturaleza como por acciones del ser humano, y se estima que la contaminación es la responsable de impactar negativamente el 25% de los arrecifes de coral en el mundo.

En el Caribe costarricense las actividades humanas como la agricultura extensiva, la descarga de aguas residuales sin tratamiento, contaminación por residuos sólidos, el transporte marítimo, industrias y las actividades portuarias, son las principales fuentes de ingreso de material sedimentable y sustancias químicas al mar.

Ante este panorama, Susana Méndez Alfaro, graduada de la Maestría en Ecotoxicología Tropical del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA), realizó su trabajo de graduación con el objetivo de evaluar la acumulación de metales (Cd, Cr, Cu, Ni, Pb, Mn y Zn) y mercurio total (THg) en organismos del arrecife de Moín, mediante un enfoque ecotoxicológico.

La mayoría de los metales, según indica, están presentes en los ambientes marinos de forma natural, y algunos de estos como el Co, Fe, Cu, Mn y Zn son elementos esenciales para la vida; sin embargo, en altas concentraciones tienen la desventaja de ser altamente tóxicos e inclusive algunos como el Pb, Hg y Cd, son tóxicos en muy bajas concentraciones.

La zona de estudio se centró en la región coralina ubicada entre Moín y Limón, que se caracteriza según la investigadora “por ser una zona costera de uso múltiple; es decir, donde se desarrolla una amplia variedad de actividades tanto industriales, como agrícolas, comerciales y urbanas”, y donde se ubica el único puerto petrolero del país, cuya ampliación inició en 2015, y un mega puerto de contenedores.

Considerando, según lo descrito por Méndez, que las actividades portuarias como el dragado del fondo marino, reparación de embarcaciones, carga y descarga de combustibles y trasporte marítimo son las principales fuentes de contaminación de metales en las zonas costeras, esta región y los arrecifes que se encuentran en ella, pueden estar en riesgo. 

Minucioso

El trabajo de Méndez se enfocó en identificar la presencia de metales en el arrecife coralino de Moín mediante la evaluación de su acumulación en sedimentos del fondo marino utilizando las macro algas Cryptonemia crenulatay las esponjas Cinachyrella kuekenthali como organismos bioindicadores; también comparó la contaminación de metales del sitio de estudio con un sitio de referencia ubicado en un área protegida (Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo) y con estudios previos, y evaluó la biodisponibilidad de los metales en las especies estudiadas, su función como bioindicadores de contaminación y los posibles efectos tóxicos que los metales puedan causar en estos y otros organismos del ecosistema coralino.

La tesis concluyó que la homogeneidad en la presencia de metales y mercurio entre Moín y el Caribe Sur sugiere que existe un mecanismo de dispersión costero, posiblemente favorecido por corrientes marinas, que permite el arrastre de sustancias contaminantes como los estudiados a zonas con menor impacto antropogénico directo como lo es el Caribe Sur. Sin embargo, las concentraciones de algunos metales y mercurio ligeramente mayores en Moín, supone que pueden estarse facilitando las condiciones para un problema de contaminación en este sitio.

También se determinó que Cryptonemia crenulatay la esponja Cinachyrella kuekenthalison adecuados bioindicadores de contaminación por metales y mercurio en los arrecifes del Caribe costarricense. Debido a que se desconocen los posibles riesgos y efectos que la exposición a metales y mercurio pueden estar causando en los ecosistemas estudiados,y considerando que este es el primer estudio en el país que utiliza especies nativas de estos organismos para el análisis de metales, se recomienda realizar, además de los monitoreos químicos, ensayos ecotoxicológicos en especies bioindicadoras, así como en especies ecológicamente importantes para los arrecifes, con el fin de establecer niveles de toxicidad en especies locales y evaluar los posibles riesgos.

Esta investigación fue desarrollada con el apoyo del Iret-UNA, el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar-UCR), y la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope).