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Desempleo en punto de ebullición

Las estadísticas no mienten y las cifras alarman. Antes de la pandemia Costa Rica alcanzó la histórica cifra de 12.4% de desempleo, a mayo del presente año llegó al 20.1% y se estima que en los próximos meses supere el 25%, lo que se traduciría en casi medio millón de costarricenses sin trabajo. Sin embargo, si a este número se le suman las personas en condición de subempleo, la cantidad de desempleados podría superar los 800 mil.

Dichas aseveraciones las externó recientemente Olman Segura Bonilla, director del Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional (Cinpe-UNA), en el programa Sin Rodeos, (vídeo adjunto) que transmite ExtraTV42, junto con Alonso Elizondo, director Ejecutivo de la Cámara de Comercio, quienes coincidieron en la imperiosa necesidad de la elaboración de un plan de reactivación económica con todos los sectores de la sociedad más allá de las ideologías políticas.

En cuanto a las cifras, Segura destacó que las mujeres son el grupo más vulnerable a la hora de buscar empleo. Por ejemplo, en 2019 la cifra de desempleo de las féminas llegó al 14%, mientras que, en el primer trimestre de 2020, alcanzó el 26%, es decir que tuvo un incremento del 12%. En el caso de los hombres el año pasado el porcentaje de desempleo cerró en un 9% y a la fecha ronda el 16.3%, lo que significa que en este momento hay 237.204 mujeres y 230.796 hombres desempleados, para un total de 468 mil personas sin trabajo.

El exrector de la UNA indicó que si se toma en cuenta los 468 mil desempleados más 410 mil personas que están en condición de subempleo (jornada laboral menor a 40 horas semanales), se podría estimar que la cantidad de desempleados rondaría las 870 mil personas. “Tenemos un número casi igual de empleo informal que formal y eso es fatal para instituciones sociales como la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), y el programa de Asignaciones Familiares, porque el empleo informal no contribuye con las cargas sociales.”

El director del Cinpe-UNA indicó que al haber desempleo se genera pobreza e inestabilidad social, inseguridad, delincuencia y una propensión de los individuos a meterse en negocios oscuros y hasta podría darse un estallido social, por eso urge buscar la manera de que esto se pueda revertir.

Diálogo y confianza

Para salir a flote y ver la luz al final del túnel, Segura propone un par de medidas para reactivar la economía. En primer lugar, generar confianza en el sector productivo, empresas privadas, cooperativas, asociaciones y los grupos empresariales para activar el empleo, por lo que es preciso elaborar un plan real de reactivación económico de corto, mediano y plazo inmediato; sin embargo, en la pasada y actual administración esto ha estado ausente. “Se han presentado cuatro planes, incluido el de la pandemia y ninguno ha ganado esa anhelada confianza”.

La segunda medida se orientaría a establecer alianzas entre el sector privado micro, pequeño y mediano empresario con algunas actividades del sector público para hacerlo más eficiente. “Hay que sentarse con el sector empresarial, con las cámaras, sindicatos, los partidos políticos y la academia y fijar un nuevo diálogo nacional, un nuevo Pacto Social, una nueva forma de entendernos para salir adelante, lo cual no es fácil, pero entre todos podríamos aliviar el problema que afrontamos”, subrayó Segura.

Agregó que en la actualidad se debe hallar la manera de dinamizar la economía a través del sector productivo y privado porque son los que pagan los impuestos para mantener operando al aparato estatal, ya que si el sector privado no tiene el dinamismo, empleados y producción, los consumidores menos podrán satisfacer sus necesidades. “De hecho, se necesita ese diálogo y generación de confianza, pero debe existir un liderazgo fuerte para llamar a la gente y no tener miedo de la participación ciudadana, me extraña porque a la fecha no se ha llamado a esta participación”.

Economía de rodillas

Segura aseveró que, si bien se debe respetar la directriz del Ministerio de Salud, se tiene que hallar la forma de volver a la supuesta normalidad, no a la parecida antes del Covid-19, pero organizada de una mejor manera, donde por ejemplo en el país, cada nivel de alerta contemple qué cosas o no pueden realizarse en esa zona determinada y así en busca de una economía más normal. “El impacto de la pandemia en la economía es enorme, pero me parece que las autoridades de gobierno no han podido traducir o explicar a la población la gigantesca crisis que existe a nivel mundial y cómo nos impacta en el país”, añadió el exrector.

El panorama no es nada alentador. En Costa Rica el Banco Central había proyectado un 2% de aumento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año y después lo recalificó a -3.6%. Sin embargo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dice que será -4.1% y el Banco Mundial habla de -9% en toda América Latina. La inversión extranjera que es lo que sostenía bastante al país cae a -3.1%, las exportaciones a -15.7%, y las importaciones a -6.9%, en cambio el gasto del gobierno de Costa Rica aumentaría en 1,2%. Todo esto se traduce en la angustia para casi un millón de costarricenses que no saben con seguridad si podrán llevar un plato de comida a su mesa y la de su familia.

Vídeo del programa Sin Rodeos:

https://www.facebook.com/Extratv/videos/755188285252671/