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¡Advertencia! Ingerir dióxido de cloro no cura la covid-19

Universidades y colegios profesionales adversan informaciones que promueven efectos curativos de esta sustancia química.

Instancias académicas y profesionales de las áreas de química y farmacia alertan a la población que el dióxido de cloro, el clorito de sodio y el ácido clorhídrico son sustancias que no deben ser manipuladas, ni mucho menos ingeridas, debido al peligro potencial que representan para el organismo humano.

En un comunicado conjunto, las entidades académicas refutan las informaciones que han circulado recientemente en el país, en las que se recomienda el uso de dichos compuestos químicos como un tratamiento alternativo ante la covid-19.

El documento está firmado además por los directores y directoras de las escuelas de Química de la Universidad de Costa Rica (UCR), de la Universidad Nacional (UNA) y del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), así como del Centro Nacional de Información de Medicamentos (CIMED) de la UCR, del Centro Nacional de Control de Intoxicaciones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), del Colegio de Químicos de Costa Rica y del Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica.

El clorito de sodio, el ácido clorhídrico y el dióxido de cloro no han sido evaluados rigurosamente ni aprobados para su utilización como medicamentos por ninguna agencia a nivel nacional o internacional, aseguran.

Además, afirman que estas sustancias solo deben ser manejadas por personas que hayan tenido el debido entrenamiento, como lo recomiendan las instituciones internacionales especializadas.

Cada una de las sustancias químicas, dependiendo de su presentación, tiene las advertencias debido a su peligrosidad, de acuerdo con los criterios científicos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) y del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés): 

 

La mezcla de clorito de sodio y ácido clorhídrico, para generar el dióxido de cloro o cloro industrial, se emplea para purificar el agua, para decolorar pulpas de madera, aceites y grasas y en el procesamiento de harinas, entre otros. En la purificación del agua, el nivel residual máximo aceptado de dióxido de cloro es de apenas 0.8 miligramos por litro.