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Archivo de la noticia: Setiembre 2009


Exposición fotográfica retrata al Japón de la posguerra

 

Cerca de 100 fotografías que reflejan la vida diaria de los niños japoneses desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha comprende la exposición “Escenas de la Infancia: sesenta años de posguerra en Japón”, que se exhibe del 7 al 21 de setiembre en el edificio de la Rectoría de la UNA.

 

 


 

El arte fotográfico es invaluable pues captura momentos y expresiones únicas del ser humano, del ambiente que lo rodea y de las situaciones que vive. Esto ocurre con la exposición de fotografías “Escenas de la infancia: 60 años de la posguerra en Japón”, que se exhibe del 7 al 21 de setiembre en el edificio de la Rectoría de la Universidad Nacional (UNA).

 

La exposición,  integrada por cerca de 100 fotografías, se enfoca en la vida diaria de los niños japoneses desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha. Las fotografías ilustran en orden cronológico la forma en que Japón se levantó después de la guerra devastadora, desde la pobreza absoluta hasta el desarrollo actual, plasmada por una sonrisa, por una mirada, por el llanto de los niños ahí retratados.

 

Hidekazu Yamaguchi, embajador del Japón en nuestro país, comentó que Japón es el único país del mundo sobre el cual se arrojaron bombas atómicas, primero el 6 de agosto en Hiroshima, y después el 9 de agosto en Nagasaki en 1945, cuando se tomó la primera foto de esta exposición. Esta foto es muy significativa, dado que muestra el punto de partida del desarrollo de Japón.

 

Las bombas atómicas, que al caer produjeron una temperatura de unos 7000 grados centígrados, arrasaron la tierra con un viento caliente instantáneo, dejando más de 200,000 muertos ese mismo año. Las ciudades quedaron en ruinas, y la gente tuvo que reiniciar su vida sin un lugar donde vivir, nada qué comer ni vestir. En las ciudades quedaron muchos huérfanos, y como nadie tenía nada, no quedó más remedio que ayudarse unos a otros y sobrevivir juntos, con mucho esfuerzo y trabajo duro.

 

El embajador Yamaguchi formuló una invitación a la comunidad universitaria, herediana y nacional, para que observen esta exposición, donde podrán ver en las fotografías, expresiones de alegría, cariño, travesura, duda, desesperación, hambre, etc. que les resultarán fáciles de entender, aunque sean diferentes la cultura y costumbres que aparecen en cada una de las escenas.

 

“Quiero que descubran así que tanto el sufrimiento como la felicidad pesan por igual en cualquier lado del mundo, independientemente de las circunstancias en las que uno vive y que la diferencia de aspecto nunca es excusa para suponer que el otro no puede sentir el mismo dolor que siente uno”.