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Archivo de la noticia: Setiembre 2012


Innovando en el tratamiento de traumas

 

El Departamento de Orientación y Psicología de la UNA, a través de la psicóloga Viviana Umaña, innova en el tratamiento de traumas, al aplicar el método "Eye Movement Desensitization and Reprocessing" (EMDR) en estudiantes universitarios que asisten a la consulta.


 

Quienes padecen secuelas emocionales por eventos traumáticos que les provocaron intenso dolor prolongado, como el abuso sexual y la agresión psicológica, o que pusieron en peligro su vida, como un accidente de tránsito o un asalto, tienen la posibilidad de liberarse de este sufrimiento emocional, con el método Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR), el cual permite la desensibilización del trauma a partir del movimiento ocular rápido.

La psicóloga Viviana Umaña, del Departamento de Orientación y Psicología de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil (VVE) de la Universidad Nacional (UNA) ha comprobado la efectividad de este innovador método, el cual trabaja con las redes de memoria, mediante la estimulación del movimiento ocular (derecha-izquierda), simulando lo que sucede en la fase REM (Rapid Eye Movement) del sueño.

Se ha demostrado que en esta fase las personas pueden encontrar respuesta a asuntos que se presentaron durante el día, lo que popularmente se conoce como “consultar con la almohada”. La norteamericana Francine Shapiro, creadora del método EMDR, descubrió que al reproducir este movimiento ocular cuando el paciente está despierto     –haciendo que siga con su vista la mano del terapeuta- es posible lograr la resolución de traumas.

“Todo es conexión neurológica; lo que se desensibiliza no se vuelve a experimentar con la misma carga emocional”, asegura Umaña, quien actualmente trata con EMDR a 13 de sus 19 pacientes semanales y ha presenciado una mejora “astronómica” en la calidad de vida de muchos de los 47 estudiantes universitarios que han sido atendidos por ella con EMDR desde 2007, con traumas complejos que van desde trastorno de ansiedad, fobia social y ataques de pánico hasta abuso sexual.

Luego de conocer la historia clínica del paciente, indagar sobre su trauma, explicarle en detalle el método y obtener su aprobación para aplicarlo –lo que ocurre en las primeras sesiones-, el terapeuta puede iniciar el trabajo con EMDR apuntando a un “blanco”; o sea, al peor momento de la experiencia traumática.

El movimiento ocular lo que hace es producir la conexión neurológica que suelta la “situación nudo”, mediante un protocolo específico que ayuda a que la persona pueda enfrentar la situación traumática y tenga la posibilidad de reformularla y “acomodarla” adaptativamente en su memoria, sin la perturbación que le provocaba inicialmente.

 
Esta conexión neurológica también se puede lograr a través de otros movimientos, como el táctil (tocando alternamente las rodillas) o la estimulación auditiva.


Siguiendo con el protocolo, el paciente debe describir la imagen traumática, determinar su creencia negativa, establecer la creencia positiva que desea instaurar y determinar el nivel de perturbación que le causa el recuerdo (de 0 a 10). Después de cada estimulación bilateral, el paciente describe lo que recordó y con una intervención mínima de la terapeuta a través de “preguntas enlace”, él es guiado a lo largo de la sesión de una hora y treinta minutos de duración, hacia la resolución de su trauma.


El método EMDR  es practicado en Costa Rica por cerca de 30 terapeutas, quienes han recibido la capacitación básica y especializada. Entre estos terapeutas se encuentra Viviana Umaña, psicóloga del Departamento de Orientación y Psicología de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil de la UNA.


Con el respaldo de la Institución, Umaña ha recibido los cursos “Entrenamiento Básico en EMDR”, dos especializados en “EMDR y Estados del EGO”, y “Neurofisiología del trauma complejo, la disociación, la regulación y desregulación del afecto”.  En octubre próximo asistirá a la Conferencia anual de EMDR en Washington, con una beca parcial otorgada por la Junta de Becas.
Los conocimientos adquiridos se revierten en beneficio de la salud mental de la población estudiantil.