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Criterios


Por estas razones el valor del dólar se mantiene bajo

*Leiner Vargas Alfaro 

El debate sobre el tipo de cambio ha puesto múltiples posiciones e intereses en la palestra: por un lado, los exportadores y la industria turística, quienes ponen su grito al cielo por las pérdidas de competitividad relativa de sus negocios y empleos; del otro lado, los importadores y el consumidor final, quienes miran en sus bolsillos los productos más baratos y sus gastos de viajes e importaciones más económicos al compararse en su relación con colones. 

En Costa Rica, el precio relativo de la moneda o tipo de cambio es el resultado del funcionamiento de dos mercados paralelos: el mercado de colones y su funcionamiento, guiado a través de la política monetaria del Banco Central, y el mercado internacional del dólar o moneda fuerte de referencia global, cuya gestión no depende de las autoridades nacionales. 

El colón tiene un costo de referencia que se conoce como la Tasa de Política Monetaria (TPM) o costo base de oportunidad del dinero costarricense. Existirá menos o más valor en el colón según suba o baje la TPM. 

Empero, la política monetaria en el mercado local no siempre es funcional en un país pequeño y lleno de distorsiones como el costarricense, con un mercado financiero tradicionalmente oligopólico, dominado por tres o cuatro instituciones financieras. 

En tanto, el dólar funciona en Costa Rica como un residual. Al ser una moneda de circulación y numerario para otros bienes (alquileres, propiedades, vehículos, etc.) este  se cotiza en función de su disponibilidad de oferta, que no puede ser alterada por la política monetaria local; es decir, es un evento externo que depende de las condiciones globales y de su mercado en Estados Unidos y el resto del mundo. 

El único mecanismo de estabilidad en este segundo mercado se da en la compra o venta de dólares por parte del Banco Central, que sirve como estabilizador del mercado. Sin embargo, cuando el río se rebalsa, la oferta de dólares supera las posibilidades de compra del Banco Central y, como tal, la moneda extranjera se deprecia frente al colón o lo que es igual, el colón se apreciaría con su referente, el dólar. 

Cuando el costo de oportunidad del dólar baja, por la caída en la tasa de interés de la Reserva Federal, existirán más dólares en circulación y el precio del dólar caerá. 

Este efecto se vuelve más grande cuando disminuye el mercado de referencia del dólar en el mundo, mientras los país del BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) evitan el dólar y lo sustituyen por sus propias monedas. Entonces, habrá más excesos de oferta de dólares, lo que se traducirá en un dólar más débil y una mayor apreciación de nuestro colón. 

El colón se aprecia cada vez que este exceso de oferta de dólares no encuentra suficiente demanda a escala global. Ni el Banco Central puede sobreactuar ante tales hechos, ni podemos apartarnos de una tendencia clara que tenemos cada ciclo anual, el costo de acumular reservas es creciente y no se puede atajar un río de dólares. De proseguir este ritmo, no habrá ningún fundamento para predecir un dólar más caro o un colón más barato en el horizonte.

Eso sí, tenemos bien claro los efectos y consecuencias de este fenómeno: por supuesto que afecta a las personas y empresas que reciben dólares y que deben pagar sus gastos en colones, claro que beneficia a aquellos que temporalmente ganan en colones y realizan gastos o se endeudan en dólares. 

Unos y otros deberán asumir el riesgo cambiario como un efecto de convivir en un país con dos monedas. Empero, no se vale querer un equilibrio diferente ni proyectar como si el mercado fuese resultado del azar; lo cierto, es que el mercado responde a sus fundamentos y si estos no cambian, no parece razonable acomodar los precios de otra forma.

*El autor es catedrático y economista del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).