Julio Orlando Quimbayo, estudiante de la carrera de música de la UNA, está convencido de que la perseverancia es como los “molinos del Señor”, que muelen lento pero fino. Supo trabajar arduamente y ahora saborea las mieles del triunfo.
Julio Orlando Quimbayo Bolaños, estudiante de segundo año de la Carrera de Música de la Universidad Nacional, está convencido de que la perseverancia son como los molinos del Señor, que muelen lento pero fino. Supo trabajar arduamente y finalmente saborea las mieles del triunfo.
Hace tres años, Julio Quimbayo, participó en el Primer Concurso del Certamen de Poesía Haiku, organizado por la Embajada de Japón en nuestro país y la Asociación Cultural Nueva Acrópolis, donde obtuvo Mención Honorífica, pero, este año, su dedicación y entrega lo llevó a ocupar el primer lugar de este evento cultural que año tras año amplia sus fronteras.
En el año 2009, cuando se organizó por primera vez este Certamen, los académicos de la Universidad Nacional, Luis Ovares Barquero y Ricardo Sánchez Murillo, obtuvieron el primer y segundo lugar respectivamente y en ese mismo Certamen Quimbayo, logró una Mención Honorífica, pero no dejó que pasara mucho tiempo para lograr el merecido primer lugar.
Julio Quimbayo, de origen colombiano, con tan solo 23 años, se graduó del Colegio Humanístico Costarricense, ubicado en la UNA, además es graduado de Bachiller en Ingeniería en Computación del Instituto Tecnológico de Costa Rica, y actualmente está en segundo año de Música, con énfasis en Ejecución y Enseñanza de la Guitarra en la Universidad Nacional.
Las primeras dos ediciones del Certamen fueron a nivel nacional, pero ya esta tercera edición tuvo una convocatoria a nivel centroamericano. Sin embargo, en todas las ediciones es permitido que extranjeros residentes en Costa Rica participen en el certamen, y por eso mismo Quimbayo aprovechó aprovechar esta oportunidad para participar.
El jurado que este año fue integrado por Julieta Dobles, Cristy Van Der Laat, Juan Carlos Olivas, Tomoya Yamaguchi y Hernán Sánchez, seleccionó en el primer lugar a Julio Orlando Quimbayo, (Colombia); en el segundo lugar a Liliana Ureña, (Costa Rica) y en el tercer lugar a Daniel Motul, (Guatemala). Además reconoció con Mención Honorífica a Mario Isaac Franceschi Chacón, Luis Eduardo Villalobos Yannarella y Julia Hernández Hernández.
La poesía Haiku se remonta al siglo XVI y consiste en poemas muy sencillos que constan de 17 sílabas organizados en tres versos de 5 en la primera línea, 7 en la segunda y 5 en la tercera, produciendo un efecto poético impactante.
Desde inicios del siglo XX, el Haiku empezó a extender su influencia en poetas occidentales, como el francés Paul Louis Couchoud, el inglés B.H. Chamberlain, y los españoles Antonio Machado, García Lorca y Juan José Domenchina. En América latina, el poeta más cercano al Haiku, es el mexicano Juan Tablado.
Tradicionalmente el Haiku, así como otras composiciones poéticas, buscaba describir los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones, o la vida cotidiana de la gente. Muy influido por la filosofía y la estética del zen, su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con ésta la eternidad.
