Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Archivo de la noticia: Junio 2011


Pureza que mata

 

Ahínco por cumplir con normas estatales y federales de calidad de agua en los Estados Unidos impactaría negativamente las poblaciones de trucha arcoíris (O. mykiss), especie emblemática en el pacífico noroeste de ese país, según evidencia estudio de Ricardo Sánchez, químico de la UNA.


 

Cada vez más queremos observar aguas cristalinas y libres de cualquier especie contaminante; sin embargo, el afán por conseguirlo ha puesto en riesgo el hábitat de muchas especies acuáticas. Este es el caso de la trucha arcoíris, una especie también amenazada por los cambios en el uso del suelo, el aumento de la temperatura de las aguas, mayor erosión y sedimentación de los ríos y ahora por la falta de alimento. En su lucha por la sobrevivencia, este pez encontró en las aguas del arroyo West Fork Little Bear, donde se vierten  las aguas residuales de  la planta de tratamiento de la comunidad de Troy en Idaho, Estados Unidos, un hábitat propicio para los meses críticos de preparación antes de migrar al océano Pacífico.

Durante el 2009 y 2010 Ricardo Sánchez Murillo, químico de la Universidad Nacional (UNA), quien concluyó su maestría en recursos hídricos, con énfasis en hidrogeoquímica  en la Universidad de Idaho, realizó un monitoreo para dilucidar los efectos del vertido de las aguas de la planta de tratamiento en el hábitat de la trucha arcoíris. A pesar de las altas concentraciones de nutrientes, y críticos niveles de oxígeno disuelto y amonio durante los meses de agosto y septiembre, dicho arroyo presenta las más altas densidades (13.2 individuos/m2) de trucha arcoíris en la región de la cuenca del río Potlatch. Esta planta de tratamiento, de acuerdo con el estudio de Sánchez y los monitoreos del Departamento de Calidad Ambiental del Estado de Idaho, no cumple con los estándares establecidos en la Ley de Limpieza del Agua, máxima regulación del recurso hídrico en los Estados Unidos, entonces, ¿por qué un cuerpo de agua, donde existen condiciones eventualmente dañinas para la vida acuática, es el preferido por la trucha arcoíris?.

Sánchez, junto a un grupo interdisciplinario de investigadores, descubrió que los ríos en estas zonas poseen un déficit de nutrientes que impide la reproducción de algas y microorganismos, encargados de proveer de alimento y atraer insectos acuáticos. “En aguas tan cristalinas los salmones no pueden alimentarse”, agrega. Algunas deficiencias son propias de la geomorfología de la zona, pero en general los sistemas pasaron de estado hipereutrófico (altas concentraciones de nutrientes) a un nivel ultraoligotrófico (prácticamente sin nutrientes) en las últimas décadas. Los resultados de la investigación indican que el vertido de la planta de tratamiento reduce la temperatura del agua, provee un caudal continuo en los meses de verano y  nutrientes que incrementan la producción de comunidades de algas e insectos. Lo que convierte al arroyo es un lugar propicio para apareamiento y posterior desarrollo de esta especie.

De acuerdo con el investigador, si se siguen todas las normas de regulación establecidas se estaría poniendo en riesgo el hábitat de esta especie. Actualmente la comunidad debe resolver el problema de funcionamiento del sistema de depuración, lo cual plantea una encrucijada entre proteger a la especie o cumplir con la calidad del agua.

Para Sánchez la situación vivida en Troy, Idaho, se puede replicar en cualquier parte del mundo, incluso en nuestro país. “Costa Rica no tiene leyes que hayan sido producto del estudio detallado de las características hidrogeológicas de los cuerpos de agua, aplicando los mismos estándares de Europa o Estados Unidos, sin tomar en cuenta que nuestros ecosistemas responden de una manera diferente, por ello es necesario una revisión de nuestra legislación ambiental”.