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Archivo de la noticia: Octubre 2012


Conectividad funcional salvaría los ecosistemas

 

Fragmentación del paisaje debido a la expansión urbana y cambio en el uso de suelo representan los mayores retos para la conservación de los ecosistemas, según se evidenció en el “III Encuentro sobre espacios de conectividad y zonas de amortiguamiento”, en cuya organización participó la Escuela de Ciencias Geográficas de la UNA.


 

La expansión urbana  y el cambio en el uso del suelo hacen indispensable el que se planteen nuevos modelos para la conservación de la biodiversidad, no solo en las áreas protegidas.

 

Durante 13 y 14 de setiembre se realizó en la Universidad Nacional (UNA), el "III Encuentro sobre espacios de conectividad y zonas de amortiguamiento", organizado por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), y la Escuela de Ciencias Geográficas de la UNA, donde participaron como expertos internacionales Josep Pinto, Universidad de Girona, España; Sueli Furlan Universidad de Sao Paolo, Brasil; Humberto Reyes, Universidad Autónoma de San Luis Potos, México; José Rafael Díaz Garayúa, Coppin State University; y John Schelhas, del Servicio Forestal de los Estados Unidos.


De acuerdo con Pintó, la ecología del paisaje se centra  en la disposición espacial de los elementos y su relación con los ecosistemas. “Los estudios de campo son muy costosos y requieren de mucho tiempo, es por eso que utilizamos la información existente para dar respuesta a los retos de nuestro tiempo”.


Una de las herramientas más eficaces para el análisis de paisajes fragmentados a causa de la explotación de los bosques  y la urbanización difusa que se extiende por el territorio,  es el modelo de parches. “Lo que ocurre en los parches se asemeja a lo que ocurre en las islas, donde el número de especies depende de la colonización y extinción, donde es importante el tamaño de la isla y su cercanía o lejanía con el continente”.


El parche aislado tampoco es homogéneo, el centro no es igual a la periferia, porque esta última está expuesta a elementos como el viento y la intensidad de la luz que generan microclimas, y estos microclimas tienen consecuencias ambientales y biogeográficas en la variedad de especies vegetales, de aves y reptiles, ente otros.


Dependiendo de las características de los parches puede haber una conexión estructural o física, el reto es determinar si es funcional para el ecosistema. El reto es establecer redes  ecológicas para enlazar los elementos del paisaje.


Según Pintó se deben tomar  en cuenta varios modelos para la conectividad, entre ellos medir la facilidad con que un organismo se desplaza a otro medio y el costo de ese desplazamiento.


El modelo utilizado recientemente es el denominado Landscape Graphs, donde cada parche se integra por nodos que se unen entre sí  por medio de conexiones funcionales. “Estas conexiones son funcionales  cuando se tiene seguridad de que la especie puede ir de un parche a otro, pero cada especie tiene un gráfico propio de acuerdo con sus habilidades”.


La conservación es un desafío y de acuerdo con el investigador Sueli Furlan, debido a la expansión urbana se deben orientar las políticas públicas con base científica, donde se resalte la importancia del agua, los seres vivos y su función en el sistema.


“La conservación no debe ser vertical, lo que opina el Gobierno y punto. Hay que tomar las consideraciones de las comunidades que han manejado los recursos por mucho tiempo y rescatar el hecho de que la conservación  puede ser igual de importante en materia económica que el dedicarse a otras actividades productivas”, explicó Humberto Reyes.


Para Carlos Morera, vicerrector de Investigación, la conservación no es una moda sino una forma de vida. “No podemos llegar a explicarle a un campesino lo que él ha sabido manejar durante años, debemos aprovechar ese conocimiento para educar al resto de la población en ser seres integrales, porque la falta de conocimiento generan doble discurso: por un lado reciclamos y por el otro disminuimos los hábitats”.


La conectividad de los espacios y las zonas de amortiguamiento son conceptos  que se aplican tanto en el contexto físico del paisaje como en el contexto social, de acuerdo con especialistas, el éxito de las metodologías que se apliquen depende en gran medida del integrar las necesidades de todos los actores, tanto de las comunidades como de la naturaleza.