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Un mal Virus y una Epidemia alarmante

“La mayor amenaza para el predominio del hombre en el planeta es el virus.” Joshua Lederberg, Premio Nobel

Gabriel González-Vega (*) para UNACOMUNICA

Escribo, encerrado en mi casa para no contagiar a nadie ni contagiarme yo. Compararé dos populares filmes vistos en Netflix, que aluden a otras crisis como la que sufrimos ahora. A la industria del cine la pandemia la golpea brutalmente. Es muy triste mas hay que adaptarse.

Además del tema y título, Virus me interesó por ser surcoreana, luego de admirar Parásitos. Mas leí que era un entretenimiento cajonero y sensacionalista; lo que confirmé. También volví a ver Outbreak, taquillero y depurado thriller del genio prusiano radicado en los Estados Unidos, Wolfgang Petersen, realizado con enorme destreza y calidad técnica y estética.

Virus (Gamgi), 2013, de Kim Sung-su (Beat, Musa, Please Teach me English son sus más conocidas) trata sobre un brote de influenza aviar mortífera en un suburbio de Seúl. El guión es tópico, esquemático, y peor aún, mal construido. El mayor error es que todo gira en salvar una y otra vez a una niña irresponsable que convenientemente se pone en peligro, siendo la epidemia telón de fondo. Eso sí, ella es muy cute. Su personaje es a la vez inteligente y tonto; poco creíble. Un bombero voluntario (Hang Hyuk) se enamora de una médica (Soo Ae) casual y súbitamente, lo que los une por la niña. Él es un galán atractivo y aporta buen humor. Ella hace frecuentes caras de horror y poco más. Química entre los dos, hay muy poca. Algunos médicos lidian constantemente con políticos arrogantes y un oficial de la OMS que más bien parece un militarote gringo en una banana republic. Hay un egoísmo insultante en la madre, que el filme avala, una obsesión amorosa en el bombero que no se justifica y una absurda debilidad en el presidente del país, dominado por sus subalternos. Aún así, los percances y pormenores mantienen cierto interés. El filme reitera escenas de histeria y destrucción, muchas veces sanguinolentas (gore). Si bien hay un apreciable trabajo visual para mostrar la catástrofe—no sabría decir cuán real y cuán digital—la fotografía es descuidada. Como la de un noticiero, muestra, pero carece de una propuesta estética y un sentido más allá del de abrumarnos con la catástrofe; las imágenes son sucias y chocantes, pero no ingeniosas. La verdad, varias veces estuve por dejar de verla. Mas se que hay espectadores que disfrutan de ver destrucción como otros de ver cuerpos desnudos. Yo no soy de los primeros. La música es significativa y contribuye a la tensión. Pero muchas partes me parecieron copiadas de otros fimes. Incluso hay una que recuerda a la fabulosa música de Clint Mansell para Réquiem por un sueño. También hay una crítica válida pero supeficial a la irresposabilidad de los políticos y a la influencia de los Estados Unidos en ese país. Parece copiar mucho de Outbreak, que comento abajo, mas los cambios en este remake/plagio solo la hacen menos buena; deficiente. Mas es el tipo de películas que siendo malas no dejan de ser entretenidas. Como hay que quedarse en casa, usted decide si la ve.

Cine de calidad

Epidemia (Outbreak), 1995, es una refinada realización hollywoodense. En los 70 vimos la sagaz serie televisiva de Petersen En el lugar del crimen por Canal 13. Con Cine Diálogo hicimos cineforo en el INS de su pionera La consecuencia, record de audiencia en Alemania, visión humanista de una relación gay entre un profesor y un estudiante de teatro. Luego entramos al submarino de su aclamada El barco (que le valió dos nominaciones al Óscar) y yo me fotografíe frente a la pantalla azul volando con el perro de la entrañable Historia sin fin (que no satisfizo a su creador, el novelista Michael Ende) en los Estudios Baviera. Es de los directores más talentosos del mundo, pero ha preferido hacer un cine más orientado al entretenimiento que a la tesis. No es profundo, pero sí es impecable. Tiene una enorme habilidad para contar, para combinar emociones, para dirigir con acierto los abundantes recursos técnicos y a las estrellas que maneja. Su cine fluye y luce.

Con una estructura que Virus copió, trata de una epidemia que asola un pueblito de California. Lograr la cura o aniquilar a los infectados es de nuevo el dilema. En la original está mucho mejor planteado el interés militar que desprecia a las víctmas y la falta de transparencia de los gobernantes. Dos actores intachables, Morgan Freeman y Donald Sutherland, son los superiores jerárquicos del “muchacho de la película” y Cuba Gooding Jr, idóneo, es su cuate. El héroe individual es Dustin Hofmann, cuyos logros dejarían pereplejos a Arnold Scharzenneger y James Bond, como señala con sorna un colega. Bud (compa) movie, road (carretera por tierra y aire) movie, la primera parte que plantea el origen y desarrollo del contagio es brillante y muy creíble. La segunda, donde Hoffman hace de súperhéroe es muy exagerada, puro Hollywood, mas tan bien hecha, que sigue siendo un deleite verla. En ésta sí es convincente el romance con su exesposa también viróloga (una cálida Rene Russo), claro, si había antecedentes, no como en Virus, sobre nada. El magnífico Kevin Spacey aporta humor fino (qué lastima que una acusación desechada nos dejara sin el protagonista de Seven y House of Cards). La formidable fotografía del consagrado Mijael Ballhaus, los efectos especiales perfectos, la ágil edición, la banda sonora oportuna, todo suma a una obra atractiva y vigente que recomiendo con entusiasmo.

Valga subrayar que el corona virus, diminuto e invisible, nos demuestra que somos una sola raza, unida en un destino común. Y que como pidió Bill Gates en su profética presentación en Ted Talks, “La próxima catástrofe será por un virus”, basta de invertir en guerras entre nosotros; invirtamos en salvarnos todos juntos.

(*) Académico jubilado de la UNA