La sobreprotección y la infantilización de las personas con discapacidad limitan los derechos de esta población en materia de sexualidad, según expresaron expertos en un foro en la UNA.
Alberto tiene 23 años. Con el tiempo ha perdido su vista. Hoy sólo ve manchas. Él es uno de las 500 mil costarricenses que viven con alguna discapacidad, según datos del 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC). Eficiente contador, este josefino considera “mutilados” sus derechos sexuales.
Esa es la realidad de miles de personas con alguna discapacidad a quienes se les limita el ejercicio pleno de su sexualidad. De eso hablaron académicos e investigadores el pasado miércoles 4 de marzo, en la Sala de Exrectores de la Biblioteca Joaquín García Monge de la Universidad Nacional (UNA).
Lo hicieron en un foro: “la privación de sus derechos se explica en buena medida en la sobreprotección que los familiares más cercanos hacen hacia la persona con discapacidad. ¡Se le infantiliza! Hoy la sobreprotección es una forma de violencia, en el tanto le quitamos el derecho a otra persona a vivir plenamente su vida. Hacemos sentir a la persona con discapacidad que nada puede hacer por sí sola”, afirmó Magaly Madrigal, académica de la división de Educación Básica del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE).
Estas formas de discriminación son constatadas también desde lejos: “a menudo las personas con discapacidad son consideradas injustificadamente incompetentes o peligrosas. Esos prejuicios, aunados a leyes y prácticas que restringen su capacidad jurídica y de acción, muchas veces hacen peligrar su derecho al consentimiento informado, pues erróneamente se supone que no tienen deseo sexual ni mantienen relaciones íntimas, lo que lleva a negarles una parte constitutiva de su personalidad, como lo es la sexualidad”, asegura Vernor Muñoz, relator especial para la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La inaccesibilidad a información y servicios de salud, encabeza la lista de barreras que enfrentan las personas con discapacidad, añaden los especialistas: “falta mucho para alcanzar una atención integral a las necesidades de los usuarios de los servicios de salud sexual. En Costa Rica abunda el personal que no maneja integralmente el tema de sexualidad para personas con discapacidad”, enfatizó Christian Bolaños, representante del Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial (CNREE).
El foro fue organizado por la Rectoría, la Vicerrectoría Académica, la Facultad de Filosofía y Letras, el Instituto de Estudios de la Mujer (IEM-UNA), la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y la División de Educación Básica del CIDE.
