Con la participación de la decana del CIDE, Ileana Castillo, los académicos Manuel Fallas y José Antonio García, de la División de Educación para el Trabajo, presentaron los resultados de la investigación “Agresiones en el noviazgo”, el pasado 16 de marzo en conferencia de prensa en el Colegio de Periodistas de Costa Rica.
El 93% de colegiales consultados reconoce haber cometido o sufrido algún tipo de agresión en su relación de pareja, según evidencia la investigación “Agresiones en el noviazgo. Un estudio con adolescentes de Heredia”, realizada con una muestra de 468 jóvenes en ocho centros de educación secundaria de la provincia.
Desarrollado en conjunto por académicos de la Universidad Nacional (UNA) y de las Universidades de Cantabria y Salamanca, España, el estudio consultó a este grupo de adolescentes, que había mantenido una relación de pareja heterosexual formal en los últimos 12 meses, si había cometido o sufrido los siguientes tipos agresión: verbal-emocional, física, sexual, relacional o amenazas.
De acuerdo con los resultados –obtenidos mediante la aplicación de un instrumento estandarizado- en el contexto de discusiones de parejas adolescentes las agresiones verbales-emocionales tienen mayor prevalencia: el 86.2% de los hombres y el 94.6% de las mujeres confirma haberlas cometido y un porcentaje igualmente significativo reconoce haberlas sufrido (89.3% de hombres y 93.4% de las mujeres).
En esta categoría se incluyen, entre otras agresiones, decir algo para hacer enfadar, hablar en tono hostil u ofensivo, insultar con frases despectivas, ridiculizar o burlarse de la pareja delante de otros, hacer algo para dar celos o sacar a relucir algo malo del pasado. Las dos últimas son las más usuales, reportaron los jóvenes.
En lo que se refiere a agresiones físicas (lanzar algún objeto, dar una patada, golpe o puñetazo, abofetear o tirar del pelo, empujar o zarandear, dar una paliza o agarrar por el cuello), el 12.8% de los hombres y el 23.9% de las mujeres admite haber cometido una o más agresiones de este tipo en sus relaciones de pareja en el último año, mientras que el 18.3% de ambos sexos asegura haberlas experimentado.
En cuanto a agresiones sexuales -entre las que se incluyen diferentes comportamientos no deseados, como tocar los pechos, genitales y/o nalgas, forzar a practicar actividades sexuales, amenazas para conseguir mantener relaciones sexuales, besos no consentidos, forzar para tocar los pechos, genitales y/o nalgas o desnudar-, la investigación revela que el 50% de los hombres y el 37.9 de las mujeres reconoce haber cometido alguna de estas al menos en una ocasión y la mitad de los integrantes de ambos sexos afirma haber sufrido alguna, en especial los besos no consentidos.
En agresiones relacionales (poner a los amigos en contra, decir cosas a los amigos o extender rumores falsos), cerca del 20% de la población consultada manifiesta haberlas cometido y aproximadamente el 30% haberlas sufrido.
Las amenazas son cometidas y sufridas por un porcentaje cercano al 30% de los adolescentes. De las cuatro conductas estudiadas -destrozar o amenazar con destrozar objetos, amenazar con herir, amenazar con golpear o con lanzar algo o tratar deliberadamente de asustar-, esta última presenta mayor incidencia.
Para reflexionar… ¡y actuar!
Si bien la gran mayoría de los adolescentes consultados admite haber cometido o sufrido diferentes tipos de agresión, lo cierto es que ellos también dejan claro que la frecuencia con la que estas conductas se manifiestan es baja, ya que refirieron que se trató de hechos aislados y no repetitivos (sucedió una o a lo sumo dos veces).
No obstante, los investigadores alertan sobre el hecho de que los resultados del estudio apuntan a la existencia de dificultades entre los adolescentes para resolver los conflictos de pareja de manera constructiva.
Para Manuel Fallas, experto en sexualidad y relaciones interpersonales y académico de la División de Educación para el Trabajo del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE), el estudio pone en evidencia que un verdadero programa de educación para la sexualidad no debe limitarse al uso de contraceptivos o la prevención de riesgos (embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, etc.), sino que también debe potenciar aspectos como ética del cuidado mutuo, visión positiva de la sexualidad o habilidades para afrontar dificultades de pareja, sin recurrir a agresiones.
“Las relaciones en la población adolescente no deben tomarse como un juego, sino que son un aprendizaje para el resto de la vida”, subrayó.
Hizo un llamado a ampliar este tipo de investigaciones, de manera que sirvan como base para un programa integral de prevención y desarrollo de habilidades para la vida, que permita a las personas -incluso desde preescolar- lograr empatía y responder de forma no violenta en sus relaciones interpersonales y ante los conflictos.
Andrés Fernández Fuertes, psicólogo y especialista en sexualidad y relaciones interpersonales de la Universidad de Cantabria (España), asegura que diferentes estudios a nivel mundial muestran que es preciso tomar en cuenta aspectos de la educación emocional como el autocontrol, la empatía y la ética de la responsabilidad compartida para fomentar relaciones más sanas, tanto de pareja como de otros contextos interpersonales, con miras a la construcción de mejores ciudadanos y mejores seres humanos.
En detalle
La investigación “Agresiones en el noviazgo: Un estudio con adolescentes de Heredia” aplicacó un cuestionario estandarizado a 468 adolescentes (41.9% hombres y 58.1% mujeres), con una edades entre 15 y 18 años, estudiantes de ocho centros de enseñanza secundaria en Heredia, cuatro públicos y cuatro privados.
Realizado a principios de 2014, el estudio estuvo a cargo de los investigadores Andrés Fernández Fuertes y Mariana De Lima, de la Universidad de Cantabria, España; María Begoña Orgaz, de la Universidad de Salamanca, España; y Manuel Fallas y José Antonio García, académicos de CIDE de la Universidad Nacional (UNA).