Los planes educativos no promueven nuevas formas de abordar la diversidad del estudiantado, concluyó Jonathan Arias, quien recientemente presentó su tesis en la Maestría en Pedagogía con énfasis en Procesos Educativos en el área de la educación de adultos.
El profesor en ciencias Jonathan Arias, quien labora para el Centro Metropolitano para Jóvenes y Adultos (CEMEJA), en la Escuela Ricardo Jiménez, considera que existen vacíos en el sistema educativo dirigido a los jóvenes y adultos, los cuales se reflejan en altos niveles de deserción, según lo corroboró el mismo Informe del Estado de la Nación del 2008.
Arias, quien recientemente presentó su tesis en la Maestría en Pedagogía con énfasis en procesos educativos de la Universidad Nacional (UNA), específicamente en el área de la educación de adultos, considera que si bien el Departamento de Educación para las Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) del MEP, brindan diferentes facilidades de horarios, formas y estilos evaluativos, entre otros, lo cierto es que los planes de estudios deben promover una función mediadora del docente y de promover nuevas formas de abordar la diversidad del estudiantado, aportando alternativas ante prácticas educativas tradicionales.
“Definitivamente el bajo rendimiento académico, el desinterés, el cansancio y la desmotivación que demuestra una buena parte del estudiantado que participa en estas modalidades de educación, estas relacionadas con las estrategias de aprendizaje que desarrolla el docente en el salón de clases”, comentó Arias.
Esta situación fue corroborada por el mismo Ministerio de Educación Pública, en un informe presentado en el año 2008, cuando afirmó que “en la Educación para Personas Jóvenes y Adultas se requiere fortalecer la puesta en marcha de los lineamientos generales de tipo andragógico, doctrinario, filosófico, de política educativa y curricular existentes en este campo, que deben orientar dicha práctica educativa.
Jonathan Arias reconoce que la oferta educativa que brinda el MEP para los programa de EPJA, pretende mejorar la calidad de la educación y de esta forma ampliar la cobertura de los servicios de enseñanza para las personar jóvenes o adultas, pero lo cierto que es se observa una gran rigidez y una falta de dinamicidad en los programas actuales que se brindan en las distintas modalidades, estos aspectos, dijo, hacen que los programas no se constituyen en una respuesta efectiva y pertinente ante las demandas de esa población.
Muchos investigadores, como el caso de Arias, reconocen que el meollo del asunto está es la búsqueda de una mayor coherencia en los programas de estudio, con respecto a las necesidades de los educandos.
En este sentido el MEP ha dado instrucciones al EPJA para que los nuevos planes de estudios para los jóvenes y adultos, integre en su práctica educativa las áreas del saber: el saber-hacer, el saber-ser y el saber relacionarse de las personas jóvenes y adultas, en sus diversos espacios de interacción.
Incluso el Consejo Superior de Educación, reconoció que la educación de adultos debe ser modernizada más integralmente para transformarla, poco a poco, en un sistema ágil y rico en posibilidades de educación permanente, de manera que se pueda hacer frente a los retos del mundo de constantes cambios tecnológicos y sociales.
Según comentó Jonathan Arias, para lograr un cambio en la educación de adultos se requiere de docentes no solo comprometidos con su trabajo, sino también, con el conocimiento suficiente que les permita identificarse con la tarea de hallar propuestas innovadoras para problemáticas sociales, culturales e individuales.
Arias, quien recientemente presentó su tesis en la Maestría en Pedagogía con énfasis en procesos educativos de la Universidad Nacional (UNA), específicamente en el área de la educación de adultos, considera que si bien el Departamento de Educación para las Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) del MEP, brindan diferentes facilidades de horarios, formas y estilos evaluativos, entre otros, lo cierto es que los planes de estudios deben promover una función mediadora del docente y de promover nuevas formas de abordar la diversidad del estudiantado, aportando alternativas ante prácticas educativas tradicionales.
“Definitivamente el bajo rendimiento académico, el desinterés, el cansancio y la desmotivación que demuestra una buena parte del estudiantado que participa en estas modalidades de educación, estas relacionadas con las estrategias de aprendizaje que desarrolla el docente en el salón de clases”, comentó Arias.
Esta situación fue corroborada por el mismo Ministerio de Educación Pública, en un informe presentado en el año 2008, cuando afirmó que “en la Educación para Personas Jóvenes y Adultas se requiere fortalecer la puesta en marcha de los lineamientos generales de tipo andragógico, doctrinario, filosófico, de política educativa y curricular existentes en este campo, que deben orientar dicha práctica educativa.
Jonathan Arias reconoce que la oferta educativa que brinda el MEP para los programa de EPJA, pretende mejorar la calidad de la educación y de esta forma ampliar la cobertura de los servicios de enseñanza para las personar jóvenes o adultas, pero lo cierto que es se observa una gran rigidez y una falta de dinamicidad en los programas actuales que se brindan en las distintas modalidades, estos aspectos, dijo, hacen que los programas no se constituyen en una respuesta efectiva y pertinente ante las demandas de esa población.
Muchos investigadores, como el caso de Arias, reconocen que el meollo del asunto está es la búsqueda de una mayor coherencia en los programas de estudio, con respecto a las necesidades de los educandos.
En este sentido el MEP ha dado instrucciones al EPJA para que los nuevos planes de estudios para los jóvenes y adultos, integre en su práctica educativa las áreas del saber: el saber-hacer, el saber-ser y el saber relacionarse de las personas jóvenes y adultas, en sus diversos espacios de interacción.
Incluso el Consejo Superior de Educación, reconoció que la educación de adultos debe ser modernizada más integralmente para transformarla, poco a poco, en un sistema ágil y rico en posibilidades de educación permanente, de manera que se pueda hacer frente a los retos del mundo de constantes cambios tecnológicos y sociales.
Según comentó Jonathan Arias, para lograr un cambio en la educación de adultos se requiere de docentes no solo comprometidos con su trabajo, sino también, con el conocimiento suficiente que les permita identificarse con la tarea de hallar propuestas innovadoras para problemáticas sociales, culturales e individuales.
