Hay historias de estudiantes que detrás de un título revelan episodios de sacrificio y lucha. Pero también hay situaciones donde, por ejemplo, lidiar con un padecimiento le adiciona una carga a esa persona, hasta que logra salir avante y cumple su objetivo.
Que lo diga Mónica Montes, estudiante de Administración de Oficinas y Educación Comercial de la Universidad Nacional (UNA), quien recibió su certificado al concluir su proyecto de Formación Profesional Dual. Ella junto, con 29 compañeros y compañeras, se graduaron el pasado 17 de noviembre.
La ceremonia tuvo un incentivo adicional: este año se cumplieron los 25 años desde que se inauguró este proceso de educación continua, según lo recordó Mariam Ureña, coordinadora del proyecto, en la Escuela de Secretariado Profesional.
Ni por la mente le pasaba a Mónica que ella, proveniente de la comunidad de Chánguena, en Buenos Aires de Puntarenas, la vida y el destino la iban a llevar a dar un paso certero en su proceso de formación profesional. Pero así ocurrió.
Estaba en quinto año en el Liceo Rural de Chánguena y la presión de los exámenes finales se hacía sentir. De repente, esa tensión se reflejó en su cuerpo: desarrolló una dermatitis severa, que le generó brotes en la piel. “Para mí fue un reto muy grande. Esta enfermedad puede bajarte la autoestima mucho, te desanima, hay sentimientos de vergüenza y complejo”, relató la joven de 19 años y estudiante de segundo año de la carrera.
A pesar de ello, no desistió en su empeño de ingresar a la universidad hasta que lo consiguió. Sin superar su enfermedad, salió de Chánguena, con el apoyo de dos de sus hermanos, quienes ya estudian en la UNA las carreras de Planificación y Promoción Social y Arte y Comunicación Visual.
Gracias a las residencias estudiantiles de la UNA emprendió su nueva meta, ahora en la UNA. Poco a poco, con los tratamientos médicos, su situación fue mejorando y hoy representa una etapa de su vida ya superada.
La mañana del 17 de noviembre estuvo acompañada de su mamá y de una hermana. Desde marzo y hasta noviembre realizó la práctica en la Contraloría de Servicios, en la sede central del Banco Nacional.
“Me tocó ver historias. Personas que llegaban llorando porque tal vez les iban a quitar la casa o de casos donde fueron víctimas de algún fraude o cosas así”. Esa vivencia testimonial cultivó en ella el sentido humano, donde la formación técnica se complementa en un entorno laboral que pone de frente a la persona ante una realidad social.
“Esta es una modalidad educativa innovadora (educación dual), que combina la teoría con la práctica, el conocimiento académico con la práctica laboral” describió Jeannette Valverde, vicerrectora de Docencia ,quien además apuntó que “este proyecto nació con un propósito claro: fortalecer el desarrollo integral del estudiantado, con una visión humana, crítica, donde el aula y la empresa se convierten en espacios complementarios de aprendizaje”.
La subdirectora de la Escuela de Secretariado Profesional, Carolina Hernández, destacó cómo, en un entorno laboral cada vez más competitivo, la enseñanza continua se convierte en una herramienta esencial entre los estudiantes, como una llave que les permita destacar en su rol profesional.
Así lo indicaron los propios estudiantes de la generación 2025 del proyecto de educación dual. En su exposición describieron que aspectos relacionados con la gestión del tiempo, la adaptabilidad, la comunicación asertiva, el pensamiento crítico, la administración de documentos, el trabajo en equipo y el servicio al cliente, fueron parte de los aprendizajes obtenidos en los últimos meses.
Sin embargo, no desaprovecharon el espacio para señalar, desde su perspectiva, algunas recomendaciones; por ejemplo: ampliar el proyecto a nuevos sectores laborales, recibir una capacitación previa sobre entornos laborales, ajustar la malla curricular para evitar descalces entre los compromisos académicos y la práctica en las empresas.
Además del Banco Nacional, las empresas que recibieron este año a estudiantes fueron: Empresa de Servicios Públicos de Heredia, Consejo Nacional de Rectores, Banco Popular, Fondo de Beneficio Social UNA-SITUN, Sistema Nacional de Áreas de Conservación, municipalidades de Pérez Zeledón y Corredores, Defensoría de los Habitantes sede Brunca y la Asociación para Disminuir el Sufrimiento Humano.
Así como lo hizo Mónica, quien proviene de una comunidad distante a una hora del centro del cantón de Buenos Aires, también fueron parte de esta promoción estudiantes de Cariari y Siquirres en Limón, San Carlos y San Ramón en Alajuela, y Tarrazú y Pérez Zeledón, en San José, indicó Ureña.
“Este intercambio constante entre universidad y empresa crea una realimentación enriquecedora, donde las experiencias de los estudiantes nutren las aulas y los aprendizajes fortalecen los espacios de trabajo. Se trata de un proceso formativo que promueve la excelencia, la colaboración y la transformación social”, detalló Valverde.
Hernández indicó que a lo largo de más de dos décadas se han graduado aproximadamente 390 estudiantes. Muchos de ellos encontraron su primera oportunidad laboral en esa primera empresa en la que realizaron su práctica.
