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Archivo de la noticia: Junio 2015


Productores apuestan al acero vegetal

 

Desde la Escuela de Ciencias Ambientales se impulsa el proyecto de producción de bambú, que se ejecutará en la región atlántica del país, fibra natural que se utiliza para construir viviendas, artesanías, papel biomasa, entre otros.

 

 


 

Existen cientos de especies de bambú a las cuales se les reconocen más de 1500 usos. En el país tuvo su auge a partir de 1980 con la misión técnica de la república China de Taiwán, que impulsó su cultivo para la elaboración de muebles; pero a medianos del 90 la industria local se redujo y según estimaciones del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en el país quedan unas 1000 hectáreas sembradas, de las cuales 800 podrían estar en condiciones aptas para utilizarse, estas se distribuyen en la zona atlántica, San Carlos y Pérez Zeledón.

 

El pasado 10 de junio, la Escuela de Ciencias Ambientales  de la Universidad Nacional (Edeca-UNA) organizó el conversatorio “Desarrollo del bambú en Costa Rica”, en la biblioteca Joaquín García Monge.

 

El bambú puede desarrollarse en suelos degradados, tiene un rápido crecimiento, una alta fijación de dióxido de carbono, y es útil para preservar los suelos, debido a su capacidad para almacenar agua. Estas características lo convierten en un material noble para el productor. 

 

El bambú es una fibra natural que se utiliza para construir viviendas, artesanías, papel biomasa y otros. La especie ofrece la resistencia y flexibilidad que favorecen la producción, industrialización y comercialización. Es material sostenible útil para elevar las condiciones de vida de muchas familias y podría consolidar un desarrollo económico inclusivo y en armonía con el ambiente.

 

Desde el MAG se impulsa el Programa Nacional de Bambú, el cual pretende aumentar la producción. “La meta es plantar 5.000 hectáreas, eso nos permitiría no solo satisfacer el mercado local sino incluso exportar. En el país se ha generalizado su uso para la construcción de muebles, pero es comparable con usos poco comunes como los que se les da al hormigón, el acero y la madera”, explicó Gilbert Charpentier, coordinador del Programa Nacional de Bambú del MAG.

 

“Aquí en el país el uso del bambú se destinó solamente para elaboración de muebles y la construcción de viviendas de bien social, pero en otros países de América del Sur, por ejemplo, su uso es generalizado para crear biomasa, papel, tableros, pisos, techos, aceites, biocombustible, carbón y otros; sus capacidades estructurales como la relación resistencia/peso excede la de la mayoría de las maderas e incluso se compara con la del acero”, detalló Alejandra Alegría, consultora independiente.

 

El Programa Nacional de Bambú trabaja en coordinación con el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), y a la fecha ha financiado alrededor de 300 hectáreas de producción.

 

“Fonafifo considera el financiamiento de la producción de bambú por ser la principal especie de los productos no maderables del bosque, ser un complemento natural al uso de la madera, y estar considerado por la FAO como una especie forestal”, comentó Héctor Arce, director Fomento Forestal de Fonafifo.

 

Pioneros

 

Manuel Retana es el gerente de Bambú Tico, empresa fundada en 1980, pionera tanto en la siembra del bambú como en la fabricación de productos alternativos. Según asegura “Costa Rica importa al año 96 millones de dólares en madera desde Chile, esto podríamos suplirlo con bambú”.

 

Este empresario trabaja con los productores en la creación de Bambucoop R.L., cooperativa que pretende la siembra de 5.000 hectáreas de bambú y que de acuerdo con Retana, generarían 4.000 empleos directos para la zona Brunca. “El futuro del bambú es la industrialización, y con ello la cantidad de empleos indirectos aumentaría. Indudablemente su uso primario sigue siendo la arquitectura por su resistencia y maleabilidad,  y por eso la producción debe estar dirigida a la fabricación de madera ingeniarizada como materia prima para construcción de muebles, usos para edificaciones y vigas estructurales”.

 

Desde la Edeca-UNA, también se impulsa el proyecto de producción de bambú, que se ejecutará en la región atlántica del país y pretende elaborar la cadena productiva de sub-productos de bambú para implementar políticas que contribuyan a potenciar el desarrollo productivo y ambiental del sector forestal en Costa Rica.

 

“El proyecto también mostrará un inventario de la ubicación de las plantaciones actuales, su estado  y manejo silvicultural y un mapa con zonas potenciales a plantar. Además, incluirá un paquete tecnológico con un manual para productores de bambú, costos de producción y ensayos de fertilización”, dijo Marilyn Vargas Rojas, investigadora del proyecto Bambú, UNA.

 

Además, este proyecto incluirá la evaluación del efecto de las plantaciones de bambú sobre el balance hídrico, la protección de los suelos y el diseño de lineamientos de política pública para la producción, transformación y manejo sostenible del bambú en el país.

 

Hábitat alternativo

 

 

Gustavo Ruiz, biólogo de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA), presentó un estudio que determinó la flora y la fauna asociada a una plantación abandonada de bambú de la especie Guadua angustifolia, ubicada en Guápiles, donde se determinó que además de la protección a los mantos acuíferos, las plantaciones de bambú funcionan como un hábitat alternativo, ya que su composición es similar a la cobertura forestal y se pudo constatar que la comunidad vegetal se encuentra en un proceso de regeneración natural de especies pioneras; también se hallaron especies de aves y murciélagos y otros.