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Archivo de la noticia: Mayo 2015


Las vainas de la paciencia

 

Empeño y paciencia se convierten en la clave para que familias de Bocana de Puriscal generen hoy sus primeros ingresos con la producción de vainilla.


 


 

La espera da sus primeros frutos: de aquellas plantas que medían escasos veinte centímetros, emergen decenas de orquídeas que hoy se aferran con vigor a los árboles que les dan sombra y  sus vainas se asoman sigilosas como pruebas de esperanza.

 

En el pueblo de Bocana de Puriscal, se ubica la Asociación de Mujeres del mismo nombre, hace seis años decidieron apostar a la producción de vainilla como fuente de ingresos para sus familias a mediano plazo.

 

La vainilla es una orquídea nativa de los bosques húmedos tropicales, existen más de 250 especies, pero solo tres de ellas son comerciales. “Para obtener la primera producción se requieren de cinco a seis años, luego podemos tener producción por 15 o 20 años más”, explicó Amelia Paniagua, investigadora del Instituto de Investigación y Servicios Forestales de la Universidad Nacional (Inisefor-UNA).

 

El inicio no fue fácil. “Lo primero fue que nos prestaran el terreno, luego el préstamo para comprar las plantas. Lo ideal era no tener que sembrar los tutores para no tener que esperar a que crecieran, pero igual tuvimos que tener paciencia y muchas veces vimos que no iba a funcionar”, cuenta Ana Eugenia Garro, presidenta de la Asociación.

 

Para Yamileth Garro, el panorama no era distinto. “Hubo un año en que esas matas estaban secas, yo dije las perdimos, esto no va a servir, pero vino la lluvia y fue como si todo volviera a la vida, hasta a nosotras creo que nos volvió la fe”.

 

Y es que para estas ocho mujeres el camino no ha sido fácil, de la mano del Inisefor-UNA y ante un producto totalmente innovador, no solo en su región sino también el país, han desarrollado técnicas de producción que hoy las colocan a las puertas del mercado internacional. 

 

“Aprendimos a polinizar, al principio todo era difícil, vimos que una cosa nos servía otra quizás no tanto, pero así fuimos aprendiendo y ahora vemos esas plantas así tan bonitas, sentimos mucha ilusión porque en cada vaina de esas hay tanto esfuerzo,  muchas veces perdimos la fe, algunas se fueron, pero hoy podemos decir con mucho orgullo que ya vendimos la primera cosecha y esperamos que muy pronto podamos vender incluso fuera del país”,  dijo Ana Eugenia .

 

Visión

 

El cultivo de la vainilla se vislumbra como una opción muy rentable para  los productores de vainilla costarricenses, no solo porque cada cápsula, conocida como vaina, fermentada o curada, tiene un precio de alrededor de cinco euros, y en nuestro país se vende hasta por cuatro mil colones sino porque la demanda sin satisfacer, asciende a 2 500 toneladas. 

 

En una hectárea de terreno, con 1500 plantas es posible producir entre 500 y 600 kilogramos de cápsulas curadas, de manera que es la opción más rentable. Sin embargo, los productores también tendrían la opción de vender esqueje (la planta) o las cápsulas verdes (sin curar).

 

De acuerdo con Paniagua, el Inisefor-UNA propone la producción de vainilla en un sistema agroforestal, donde se asocie con árboles de especies maderables como cedro o caoba, de acuerdo al sitio donde estén las cuales al finalizar el ciclo reproductivo de la planta de la vainilla, pueden ser aprovechadas ya que generan alta rentabilidad por su madera.

 

A paso firme

 

Y mientras en Bocana de Puriscal el andar avanza con paso firme, del 23 al 27 de marzo se desarrolló por novena ocasión consecutiva y por tercera en conjunto con el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Costa Rica, el curso  “Vainilla orgánica en sistemas agroforestales”, impartido por el Inisefor-UNA, donde 10 participantes de distintas zonas de país, obtuvieron los conocimientos básicos para emprender sus propios cultivos.

 

“Yo soy de Guápiles y tengo una finca en Santa Rosa de Limón, mi idea es hacer un proyecto a mediano y largo plazo donde pueda sembrar especies nativas y que sirva de espacio turístico donde las personas aprendan de lo nuestro, y además sembrar vainilla, porque además de ser un producto rentable sirve para mostrar los distintos procesos y el por qué de su valor en el mercado”, dijo Alberto Bolaños.

 

Para Yahaira González el panorama es distinto. “Yo vivo en Boruca, a mi el proyecto de la producción de vainilla me ilusiona mucho, pero en nuestro caso es diferente porque toda nuestra comunidad tiene que estar de acuerdo  con esta iniciativa y eso también puede tomar más tiempo, pero es necesario porque tendríamos mayores ingresos”, explicó.

 

 

Tanto a quienes empiezan como para las que ya avanzan en el camino, la producción de vainilla se vislumbra como una opción rentable que a base de esfuerzo y paciencia alberga entre sus vainas la esperanza de  una mejor calidad de vida para muchas familias costarricenses.