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Archivo de la noticia: Noviembre 2015


Cierre de pesca de camarón por arrastre agudizaría pobreza en Puntarenas

 

Un eventual cierre de la pesca de camarón por arrastre tendría un alto impacto socioeconómico en la zona del Pacífico Central, según investigación realizada por la Escuela de Economía de la UNA.



 

Una escolaridad que no va más allá de la educación primaria completa -y en muchos casos incompleta- y una edad promedio que ronda los 50 años son parte de las características sociales de las personas dedicadas a la pesca de camarón por arrastre, que auguran una agudización de la vulnerabilidad socioeconómica en Puntarenas, ante una eventual eliminación de esta actividad productiva.

 

“Si la actividad se eliminara, la gente no sabría qué hacer¨, subrayó el académico Martín Parada, de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), tomando en cuenta la dificultad de garantizar empleo bien remunerado para personas con un nivel de escolaridad tan bajo, así como la dificultad  de cambiar de actividad laboral en la mediana edad. 

 

Pescadores, tripulantes de los barcos y peladores, entre otros trabajadores de la pesca de camarón por arrastre -técnica que consiste en colocar redes en el fondo del mar para arrastrar y recoger los camarones-, vislumbran un panorama turbio. De acuerdo con los resultados del estudio “Caracterización Socioeconómica del Sector de Pesca de Arrastre Semiindustrial de Camarón en el Pacífico Costarricense”, el cual incluyó entrevistas a una muestra representativa de este sector laboral, las personas consultadas perciben que un eventual cierre de esta actividad provocaría desempleo (33.49%), pobreza (24.06%), desastre, caos (11.79%) y delincuencia (11.32%), entre otros problemas. 

 

Realizada por investigadores de la Escuela de Economía de la UNA, con el financiamiento de Fauna y Flora Internacional gestionado por Marviva, la investigación evidencia que si se cierra este tipo de pesca, habría un alto impacto socioeconómico en la zona del Pacífico Central. 

 

Para el economista Julio Espinoza –integrante del equipo de investigación de la UNA- el Estado debe intervenir para darle solución al problema, sobre todo porque se trata de una región que ya exhibe  niveles de pobreza cercanos al 30%, máximo en el país.  

 

Basados en datos de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), los investigadores afirman que la pesca de arrastre de camarón genera 682 empleos directos. Aún cuando los empleos se definen como de baja calidad porque en gran parte de los casos apenas sobrepasan el salario mínimo de ley, no parece haber en el horizonte mejores opciones laborales para esta población. 

 

Y es que aunque la captura de camarón viene reduciéndose y presenta una caída acumulada de 45% en el periodo 2007-2013 -a partir del análisis de los datos de INCOPESCA- lo cierto es que la actividad continúa siendo rentable financieramente en los diferentes eslabones de la cadena, que van desde la captura hasta la comercialización, pasando por el procesamiento y la distribución.

 

La rentabilidad, sin embargo, no se traduce en ingresos suficientes para los actores que realizan el trabajo más intensivo, como pescadores y peladores, cuyo empleo es parcial y temporal, dadas las características de la actividad. 

 

Estas condiciones inciden en la poca aportación de ingresos a sus familias, lo que –según determinaron los investigadores- las enfrenta a un proceso de vulnerabilidad social, donde se logra cubrir las necesidades básicas, pero no con la calidad requerida.

 

Y es que–insisten los economistas- se trata de un recurso humano poco calificado, lo cual le resta capacidad para obtener mejores oportunidades de ingresos tanto dentro de esta cadena como en otras actividades económicas distintas a la camaronera.

 

Superando la vulnerabilidad

 

“Si la vulnerabilidad quiere superarse tiene que ser a través de la calificación del recurso humano”, afirmó Parada, convencido de que es preciso que esta población cuente con actividades complementarias a la camaronera, que les generen ingresos adicionales. 

 

En ese sentido, los investigadores de la Escuela de Economía recomendaron la implementación, desde el marco institucional, de planes de capacitación en procesos de empresariedad para estos trabajadores, de manera que logren conformar sus propias iniciativas productivas.  

 

Los investigadores consideran que esta capacitación debe ir acompañada de capital semilla que alimente la inversión inicial, así como de un proceso de seguimiento para garantizar que las iniciativas  sean sostenibles.

 

La idea es generar autoempleo alrededor de las actividades más dinámicas de la comunidad, como nuevos hospedajes, pequeños restaurantes, elaboración de artesanías y textiles, entre otras relacionadas con el turismo. 

 

Entre lo social y lo ambiental

 

El investigador Espinoza reconoció que el otro ámbito que debe tomarse en cuenta a la hora de tomar decisiones es el impacto ambiental. 

 

Ante la escasez de camarón en los mares costarricenses, ya se aplica una medida -según  dictamen de la Sala Constitucional- que consiste en no renovar licencias para la pesca del recurso por arrastre, la última de las cuales expira en 2019. 

 

Entre las recomendaciones surgidas de la investigación, Parada y Espinoza consideraron pertinente hacer una valoración de la sostenibilidad del camarón para determinar el número de licencias que garantizan el equilibrio y la sostenibilidad del recurso y del ecosistema en la zona marítima.

 

Mientras tanto, el director de la organización ambientalista MarViva, Jorge Jiménez, admite que los resultados de la investigación ponen en evidencia la complejidad de los impactos socioeconómicos que podría tener cualquier decisión relacionada con este tema. 

 

Añadió que al ser el estudio de la UNA el primero de este tipo, resulta de gran valor para  que los tomadores de decisiones se basen en investigación técnica. 

 

 

Sobre la investigación

 

El estudio “Caracterización Socioeconómica del Sector de Pesca de Arrastre Semiindustrial de Camarón en el Pacífico Costarricense” fue realizado por un equipo de investigadores de la Escuela de Economía de la UNA, encabezados por los economistas Martín Parada y Julio Espinoza.

 

Financiada por Fauna y Flora Internacional, gracias a gestión realizada por Marviva, la investigación utilizó entre las técnicas metodológicas, bases de datos, entrevistas a profundidad a expertos y cuestionarios aplicados in situ a actores de la actividad productiva.

 

 

Los resultados del estudio fueron presentados el 19 de octubre pasado en la sala de conferencias de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, con la participación de representantes de MarViva, Incopesca, la Cámara de Camaroneros de Puntarenas y el Sindicato de Pescadores de Puntarenas.