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¿Tiene efectos el cambio climático en la economía costarricense?

Tradicionalmente los eventos ambientales y la economía se han considerado como excluyentes. Sin embargo, su vinculación es estrecha; por ejemplo, según la Comisión Nacional de Emergencias para la atención de una emergencia generada por un temporal en entre los meses de julio y agosto del 2021 se destinó 1.914 millones de colones para proveer alimentación y contratación de maquinaria en zonas afectadas.

La investigadora, Kerlyn Suárez, del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), nos hace un análisis de la realidad sobre el cambio climático y su impacto en la economía del país.

Costa Rica es un país que depende del clima para la realización de actividades económicas, dos ejemplos son las actividades turísticas y las agropecuarias (ambas importantes para la economía costarricense); y en los últimos años, es notable como los patrones de lluvia y temperatura han cambiado.

Según el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), los cambios en la temperatura pueden implicar modificaciones en los ecosistemas y pueden verse perjudicada la existencia de especies, de igual manera indica que ya se observan alteraciones en las rutas de migración de las aves y decoloración de arrecifes coralinos. Estas variaciones en la biodiversidad podrían implicar que el turismo pierda popularidad en algunas zonas, por ejemplo, en las zonas costeras y rurales, donde muchas personas dependen de actividades turísticas y conexas. Además, en el área de turismo, en ocasiones se muestran grandes afectaciones para el acceso a diferentes zonas por lluvias.

En lo que respecta al sector agropecuario, se han generado dificultades como presencia de plagas, nuevas enfermedades y cosechas anticipadas, poco previsibles y en ocasiones perdidas, que implican mayores costos de control y organización, así como reducción de ingresos. Según el Plan Nacional de Gestión del Riesgo 2021-2025, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), indica que las pérdidas directas en eventos declarados como emergencia nacional en los últimos cinco años en el sector, asciende a 61.2 millones de dólares.

A nivel general, los altos niveles de precipitación pueden implicar cierres de carreteras y desbordamiento de cuerpos de agua, que impactan el comercio de bienes y el transporte de carga transfronterizo. Esta afectación de la movilidad de bienes, también ocurre con las personas, lo que implica menor dinamización de la economía.

También, otro aspecto que puede verse afectado, es la suspensión de servicios públicos en comunidades, lo cual implica dificultades para la comunicación, y por ende implica problemas para el funcionamiento de microempresas.

En el ámbito educativo, las emergencias nacionales producto de eventos climáticos, como inundaciones, suelen repercutir en el cierre de escuelas y colegios, o centros de cuido; generando distorsiones en el desenvolvimiento de la vida, el cuidado en los hogares y las responsabilidades laborales.

Otro de los elementos importantes a tener en consideración son las afectaciones en la salud, ya que los aumentos en las precipitaciones y cambios en los patrones de las estaciones del clima, implican incrementos en la presencia de enfermedades como virus respiratorios y otras como el dengue, que pueden provocar una saturación en los centros de salud. En complemento, es importante señalar que la CEPAL (2020) indica que la desaparición de especies y ecosistemas, involucra un acrecentamiento en el surgimiento de nuevas enfermedades zoonóticas y pandemias, esto ante las presiones en el servicio ecosistémico que permiten disminuir el contagio de enfermedades al ser humano.

Por otra parte, no se debe olvidar los altos costos por gestión ante desastres naturales que atiende la Comisión Nacional de Emergencias, el Cuerpo Benemérito de Bomberos, la Cruz Roja Costarricense y otras organizaciones estatales ante afectaciones en viviendas e infraestructura en general, en un contexto de crisis fiscal. Según pronósticos de la Política Nacional de Gestión del Riesgo 2016-2030, las pérdidas económicas y sociales superaran la capacidad nacional, posicionándose en el 2030 a más de 7 mil millones de dólares y para el 2050 a casi 30 mil millones de dólares.

En este sentido, se puede observar una importancia para los sectores productivos de Costa Rica, modificando la competitividad de la economía y el bienestar de las personas; así como, las grandes implicaciones que tiene en las finanzas públicas, por lo que debe tomarse en consideración de manera seria y es esencial que se realicen medidas no solo para la mitigación sino para la adaptación al cambio climático.

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