La pandemia vino a reconfigurar la estructura de las empresas en Costa Rica. En ese escenario, las microempresas (mipymes) han sido las más perjudicadas, al no poder recuperarse plenamente tras la emergencia sanitaria que afectó al mundo entero.
Al 2020, año en que inició la pandemia de Covi-19, había en el país 365.842 mipymes. A partir de ese momento comenzaron a registrarse descensos en la cantidad de empresas de este tipo hasta llegar a 271.631 al cierre de 2024. En términos porcentuales la reducción fue de un 25.8%.
Este panorama no es igual para las empresas que se clasifican como pequeñas y medianas (pymes), y las grandes.
En el caso de las pequeñas, éstas pasaron de 16.035 emprendimientos a 17.721. Las medianas crecieron de 5.279 a 6.057, mientras que las grandes fluctuaron de 3.396 a 4.017. Estas comparaciones abarcan el periodo 2020 al 2024.
En suma, el parque empresarial del país no logra salir aún del lastre pandémico. Al 2020 había en Costa Rica 432.539 compañías (una cifra que registraba un incremento sostenido en los años previos), pero que cayó a 335.183 al cierre del año anterior.
Los datos constan en el informe especial Pymes después de la pandemia: resiliencia, retrocesos y una recuperación que aún no llega, presentado este jueves por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).
El informe destaca que del total del parque empresarial un 81% son micro, un 5% pequeña, un 2% mediana y un 1% grande. Hay otro 11% que no se logra identificar.
A nivel de los ingresos generados, las grandes aportan un 74%, mientras que en segundo lugar aparecen las micro con un 9%, al igual que las medianas. Las pequeñas registran un 8%.
“Esto revela una dualidad estructural: un universo numeroso de microempresas que sostiene el tejido empresarial en términos cuantitativos y territoriales que convive con un grupo reducido de empresas medianas y grandes que domina la generación de riqueza, la productividad y la vinculación con los mercados internacionales”, describe el estudio del Cinpe-UNA.
Las divergencias se acentúan si me mide el papel de estas empresas en importaciones y exportaciones. Las grandes ocupan el 95% del pastel en cuanto a ventas al exterior frente al 3% de las medianas, el 2% de las pequeñas y el 0% de las micro. Misma situación se da en el caso de las importaciones, dominado por las grandes (87%), frente a un 7% de las medianas, un 4% de las pequeñas y un 2% de las micro.
“Las grandes empresas son las que actúan como puente con el mundo, gestionando logística internacional, innovación y operaciones de escala. Las medianas empiezan a mostrar un proceso de internacionalización, aunque todavía en niveles más modestos. En cambio, las micro y pequeñas participan muy poco del comercio exterior”, señala el informe.
Aunque son muchas menos las empresas grandes, ellas son las que pagan salarios más altos. En el periodo 2005-2024, el salario medio anual de una grande fue de 10,12 millones de colones, baja a 6,33 millones de colones en una mediana y luego desciende a 5,08 millones de colones en una pequeña y a 3,63 millones de colones en una micro.
Desde el Cinpe se determinó que además del salario, existen brechas de productividad, formalidad y estabilidad, según su tamaño. “Las grandes empresas no solo pagan más, también ofrecen empleos más seguros, con beneficios y oportunidades de capacitación. Las microempresas, aunque numerosas, suelen operar con estructuras más frágiles y con menos posibilidades de trasladar el ingreso generado a salarios estables”.

Cambios estructurales
El ajuste en la composición empresarial vista a más largo plazo, al comparar el 2005 con el 2024, evidencia cuáles sectores ganaron y perdieron relevancia en este periodo.
Por ejemplo, las que se dedican a actividades profesionales, científicas y técnicas, representan un 10% del valor agregado en el país al año anterior, mientras que en el 2005 era de un 4% (crecimiento del 5.21%). También registraron un auge actividades financieras y de seguros (3.21%) e información y comunicaciones (3.5%).
Por el contrario, perdieron protagonismo la enseñanza (-2.64%), las industrias manufactureras (-2.46%), la administración pública y defensa (-2.19%), la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (-2.11%) y la construcción (-1.63%).
En el caso de los sectores contraídos, el Cinpe tuvo una explicación. “En el caso de la construcción y la industria tradicional, la pérdida refleja su sensibilidad a los ciclos económicos, el impacto acumulado de la crisis de 2008, la desaceleración de mediados de la década de 2010 y la pandemia. En el sector público, la disminución en actividades como educación, salud y administración se relaciona con restricciones fiscales y años de menor crecimiento presupuestario”.
Además, son 30 cantones los que concentran la mayor proporción del ingreso empresarial del país. En el top 10 sobresalen San José, Alajuela, Escazú, San Carlos, Heredia, Cartago, Santa Ana, Montes de Oca, Desamparados y Curridabat.
Destaca el hecho que de esas 30, un total de 13 corresponde a cantones ubicados fuera de la gran área metropolitana (GAM). Estos son (en orden descendente): San Carlos, Pérez Zeledón, Pococí, Puntarenas, Santa Cruz, Grecia, San Ramón, Liberia, Nicoya, Garabito, Limón, Carrillo y Quepos.
Proyecciones
La otra parte del informe trató sobre los resultados económicos 2026 y las proyecciones macroeconómicas 2026. Al respecto, el Cinpe prevé un cierre de año con un crecimiento del 4,2% (inferior al 4.3% del 2024 y al 3.5% que se visualiza para el próximo año).
En cuanto a las tasas de interés, oscilarían en el 2026 entre un límite inferior del 3.45% y uno superior del 3.95%, con una inflación de entre 0% y un 1%. Lo anterior sumaría un año más en que el indicador inflacionario estaría lejos del rango meta de entre 2% y 4% establecido por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).