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Economía nacional del 2024 podría moverse entre equilibrios

La economía costarricense podría transitar, a lo largo de este 2024, sin muchos malabares. En criterio de economistas de la Universidad Nacional (UNA), los principales indicadores macroeconómicos tenderían a moverse bajo la perspectiva de la prudencia, luego de un año más convulso.

Uno de esos indicadores es la inflación, que vivió un subibaja desde que en agosto del 2022 alcanzara un crecimiento interanual del 12,3%. Dieciséis meses después (diciembre 2023), la tendencia se revirtió drásticamente, al punto de que el país registró una deflación interanual del -1,77%.

¿Qué factores incidieron para que el índice de precios cayera de esta manera en el 2023? “A nivel internacional muchos insumos importados bajaron de precio, sumado a que, a nivel interno, el precio de bienes relacionados con los sectores de la alimentación y la información disminuyeron. Nos queda claro entonces que hubo controles de precios que justifican estos resultados”, manifestó el académico e investigador Fernando Montero.

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) tiene como misión principal el control en el aumento de los precios, reflejado a través de la inflación. Para ello, ha determinado un rango meta sobre el cual este indicador debería establecerse, el cual oscila entre un 2% y 4%. Evidentemente, este objetivo al cierre del 2023 no se cumplió.

Lo que sí está previsto es que, durante el 2024, la inflación sí logre ajustarse a este rango, al salir del campo de la deflación en la que se encuentra. El momento preciso en que ocurra ese salto es algo aún indeterminado.

Lo cierto del caso es que en enero entró a regir un aumento de hasta un 15% en el precio de la electricidad, aprobado por la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos. Solo este aspecto, en criterio del economista Fernando Rodríguez, puede significar un ajuste hacia el alza en la inflación.

Tasas de interés

Cuando la inflación comenzó a crecer aceleradamente, y afectó de manera directa el bolsillo de las familias al tener que destinar más recursos para solventar sus gastos, el Banco Central se vio en la necesidad de aumentar la Tasa de Política Monetaria (TPM), de manera que este efecto incidiera sobre las tasas de interés locales y sobre el consumo nacional.

Sin embargo, la caída abrupta de la inflación abrió el camino para que la entidad monetaria redujera este indicador, que llegó a ubicarse en un 9% en su punto más alto.

A pesar de ello, las reducciones a lo largo del 2023 fueron más paulatinas y timoratas, lo que provocó que el 2024 abriera con un porcentaje del 6% en la TPM. Anoche, la autoridad monetaria aprobó una reducción de 25 puntos base, para ubicarla en 5,75%.

Precisamente, desde el sector empresarial ha aumentado la presión en los primeros días de este año, para que el Banco Central aplique una reducción mayor a la TPM, que genere una disminución más sustantiva en las tasas de interés, lo que a su vez fomentaría el crédito, la competitividad y la actividad comercial.

Para el experto Fernando Rodríguez, más allá de la inflación, el Banco Central ha sostenido las tasas como una estrategia para evitar que haya un movimiento de dólares hacia adentro o hacia afuera en la economía, que incida sobre el tipo de cambio. “Entonces, el Central va a tener que sopesar qué va a hacer con la TPM si de repente estamos en un contexto donde haya más inflación, que es lo que se prevé, pero también en una circunstancia donde hay exceso de dólares y mucho endeudamiento externo. Es probable entonces que haya ajustes pequeños en el 2024 para calibrar lo que vaya ocurriendo y esperar también lo que pase con las tasas a nivel internacional”, agregó.

Por su parte, Fernando Montero espera que ese ajuste hacia la baja se realice en el transcurso del primer semestre de este año. “Lo que haría con esta eventual reducción es aplicar una especie de contrapeso al anuncio que ya han hecho las autoridades monetarias de un incremento en las tasas de interés. De esta manera, el Banco Central está planteando un escenario que busca la estabilidad en los precios y en las tasas”, indicó.

Tipo de cambio

El valor del dólar con respecto al colón tuvo un 2023 de descensos escalonados. Y recibió el 2024 bajo la misma tendencia: apenas el pasado 15 de enero, el precio registrado en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) fue el más bajo en una década, al ubicarse en 518,5 colones.

De acuerdo con cálculos elaborados por el investigador Fernando Montero, el 2023 registró un promedio de precio de compra del dólar de 542 colones, mientras que el de venta de 548 colones. La devaluación de la moneda a lo largo del año fue del 12%.

Para este 2024, el precio de la divisa tendería a mantenerse estable, pero con un valor bajo, que podrían oscilar entre 510 colones y un máximo de 560 colones.

La abundancia de dólares en el mercado local explicaría en mayor medida la baja en su precio. “No se ven presiones importantes para devaluaciones fuertes. El Gobierno está acudiendo a endeudamiento externo, lo que quiere decir que atrae dólares para cubrir sus necesidades de financiamiento, provocando que el tipo de cambio baje”, reflexionó por su parte Fernando Rodríguez, de la Escuela de Economía de la UNA.

El exceso de oferta de dólares se da por factores internos como el aumento en la llegada de turistas al país (2,75 millones de visitantes extranjeros, a setiembre 2023 de acuerdo con datos anunciados ayer por el Instituto Costarricense de Turismo), por el aumento en la Inversión Extranjera Directa (IED) (a setiembre del año anterior registró un incremento del 16%, que representó la llegada al país de 2.691 millones de dólares, según el Ministerio de Comercio Exterior), así como por la gestión que realiza el Gobierno para aprobar préstamos con entidades financieras multilaterales.

Una de las medidas que aplicó el Banco Central para evitar una baja más pronunciada en el valor del dólar fue su intervención en Monex, realizando compra de divisas, por un lado, para satisfacer la demanda de dólares del sector público no financiero (SPNB) y por otro lado, para aumentar sus reservas monetarias internacionales.

Ante este panorama, Fernando Montero prevé una intervención cambiaria más comedida en este 2024. “El Banco Central participaría solo cuando haya una sobreoferta de dólares por encima del precio promedio establecido. Además, con una inflación del 2% que se prevé, no veo un cambio abrupto en el tipo de cambio”, aseguró.

Tanto Montero como Rodríguez coincidieron en que, en un contexto de tipo de cambio bajo, sectores como el exportador y el turismo continuarían viéndose afectados desde el punto de vista de su competitividad, a pesar del crecimiento que han venido registrando.

Crecimiento económico

A pesar del equilibrio que mostrarían, en el papel, estos indicadores, la previsión de crecimiento tendería a la baja en este 2024. De cerrar el 2023 con un porcentaje del 5,3% (que Fernando Montero calcula que podría ser de hasta el 6%), la expectativa es que ronde el 3,6%, según lo anunció en noviembre el modelo macroeconómico del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe).

“Ya no se habla de una recesión global, pero sí va a haber una caída en el crecimiento de las grandes economías como Estados Unidos y China. Situaciones como los conflictos geopolíticos, la sequía en el canal de Panamá producto del cambio climático y la burbuja inmobiliaria en China podrían afectar el desempeño del comercio”, valoró Fernando Rodríguez.

Conjugando todos los factores y escenarios, y sin considerar eventualidades, el rumbo económico del 2024 parece despejar el camino hacia un tránsito sin muchas curvas.

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