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Archivo de la noticia: Julio 2014


Chanchos de monte rumbo a la extinción

 

Las poblaciones de chanchos de monte disminuyen estrepitosamente en el Parque Nacional Corcovado, señal inequívoca del deterioro del bosque.


 

Se desplaza sigiloso en los bosques primarios de nuestro país; nunca está solo, le acompaña una manada de entre 80 y 300 individuos. Sus 40 kilogramos de peso se tornan vulnerables ante la bala de un cazador, y cuando muere uno, esa fragilidad se traslada a sus camaradas, quienes se mantienen cerca hasta resguardar ese último aliento; mientras tanto, son presa fácil de los cazadores, quienes pueden llegar a matar hasta 40 animales, solo para tomar la carne de un par y dejar que el resto se pierda en las entrañas del bosque.

Los chanchos de monte son muy similares a un cerdo, tienen la cabeza abultada y sus patas cortas, se les considera indicadores de la salud del bosque. “Ellos habitan en zonas de bosque primario o en zonas en franca recuperación, su función es ser dispersores y depredadores de semillas, además de ser el principal alimento de los jaguares y otros felinos”, detalló Eduardo Carrillo, director del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (ICOMVIS-UNA).

Hacia inicio de la década de los 90 los chanchos de monte presentaban, de acuerdo con investigaciones del ICOMVIS-UNA,  la mayor densidad de población, --reflejado en un índice de abundancia de 0,16 pistas por kilómetro recorrido-- ubicada principalmente en la zona de Corcovado.  Esto se debió a los esfuerzos que se realizaron en los 70 con mano dura contra la deforestación y la cacería, y el aumento de las áreas protegidas.

Sin embargo, en esa misma zona, las poblaciones fueron disminuyendo estrepitosamente  hasta solo alcanzar un índice de 0,02 pistas por km recorrido en el 2004. El aumento de guardaparques a partir de ese año propició de nuevo un repunte en las poblaciones de Corcovado, pero la extracción de oro en la zona, y de nuevo la pérdida de personal, marcaron una caída que se anota en la actualidad con ninguna pista registrada durante el monitoreo del año 2013.

“Ha aumentado la extracción de oro y derivada de esta misma actividad, la cacería dentro del parque y la reserva; encontramos numerosos campamentos con sembradíos habituales como yuca o plátano, lo que evidencia la permanencia de personas por varias semanas, además de restos de animales silvestres que sean utilizado como alimentos. La cacería ha disminuido drásticamente las poblaciones de chancho de monte, con ello, la población de jaguares bajó a un nivel que no se había registrado en el parque en los últimos 23 años”, dijo Carrillo.

Un indicador del deterioro del ecosistema se da cuando las poblaciones de chancho de monte disminuyen y aumentan las de saíno, esto debido a que tienen un espacio disponible mayor. “Las dos especies pueden convivir, pero cuando el espacio se reduce el chancho domina sobre el saíno, y lo que está ocurriendo es que como hay pocos chanchos, los saínos aumentan rápidamente”, explicó Carrillo.

Los saínos son otra especie de chancho silvestre, se caracteriza por tener un collar amarillo, sus manadas son de tan solo 6 a 25 individuos y su peso ronda los 20 kilogramos.

De acuerdo con el monitoreo anual que realiza el ICOMVIS-UNA, las poblaciones de saíno han crecido paulatinamente desde el 2009, hasta encontrar en el 2013 alrededor de 0.25 pistas por kilómetro en el área de Corcovado.

Para el investigador, este es un problema cíclico, que no se resuelve solo con la contratación de más personal. “Este no es solo un problema ambiental, sino también social: mientras no se le brinden oportunidades de empleo a los vecinos de la zona, es muy difícil poder dar una respuesta definitiva a este problema, que no solo es del Ministerio de Ambiente y Energía, es también del Instituto Nacional de Aprendizaje, el Instituto de Desarrollo Rural y muchos, que deben velar por una mejor calidad de vida de la población”, comentó Carrillo.