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Cambio climático reta a la economía costarricense

Vivimos en un planeta en que es notable como en los últimos años la situación climática ha cambiado constantemente, representando un desafío a nivel mundial y Costa Rica no es la excepción, al ser un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a su ubicación geográfica.

El impacto y las acciones de mitigación al cambio climático son un componente fundamental de la política de desarrollo de los países. De mantenerse el ritmo actual de calentamiento global, el desarrollo económico de todos los países, especialmente los de ingresos bajos y medios se verá seriamente comprometido.

En nuestro caso, Costa Rica depende del clima para la realización de actividades económicas, citando ejemplos como el turismo, sector agropecuario, cierres de carreteras y desbordamientos, la movilidad y comercio de bienes, el transporte de carga transfronterizo, la suspensión de servicios públicos en comunidades, entre otros.

Para la investigadora Kerlyn Suárez, del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional, “tampoco se debe olvidar, los altos costos por gestión ante desastres naturales que atiende la Comisión Nacional de Emergencias, el Cuerpo Benemérito de Bomberos, la Cruz Roja Costarricense y otras organizaciones estatales ante afectaciones en viviendas e infraestructura en general, en un contexto de crisis fiscal.”

Además, Suárez indica que tradicionalmente los eventos ambientales y la economía se han considerado como excluyentes.  Sin embargo, su vinculación es estrecha; por ejemplo, según la Comisión Nacional de Emergencias para la atención de una emergencia generada por un temporal en entre los meses de julio y agosto del 2021 destinó 1,914 millones de colones para proveer alimentación y contratación de maquinaria en zonas afectadas.

Según pronósticos de la Política Nacional de Gestión del Riesgo 2016-2030 las pérdidas económicas y sociales superaran la capacidad nacional, posicionándose en el 2030 a más de 7 mil millones de dólares y para el 2050 a casi 30 mil millones de dólares.

En este sentido se puede observar una importancia para los sectores productivos de Costa Rica, modificando la competitividad de la economía y el bienestar de las personas; así como, las grandes implicaciones que tiene en las finanzas públicas, por lo que debe tomarse en consideración de manera seria y es esencial que se realicen medidas no solo para la mitigación sino para la adaptación al cambio climático.

Mitigación del gasto climático

“Es indispensable que los países tengan un sistema unificado que les permita cuantificar y monitorear el gasto climático, incluyéndolo como una partida macroeconómica tan importante como cualquier otro gasto determinante del bienestar de la población”, comentó la economista y académica, Adriana Chacón, del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) de la Universidad Nacional.

Según Chacón la medición por sí sola no es suficiente para cumplir con su cometido, sino que dicho gasto debería clasificarse de manera que sea la base para determinar la efectividad de las políticas y proyectos climáticos, es decir, determinar qué tan eficientes estamos siendo como país.

Los resultados de los análisis de efectividad permiten ajustar y mejorar los programas y proyectos de acuerdo con las metas climáticas y de desarrollo, además de facilitar la identificación de políticas con impactos climáticos negativos.

En un contexto de déficit estatal creciente, cuantificar el efecto fiscal de las políticas climáticas, puede separar el gasto en mitigación y adaptación, ambas aristas indisponibles de las políticas climáticas. A su vez permitir identificar el origen del gasto desde las distintas organizaciones públicas: gobierno central, gobiernos locales, instituciones autónomas, etc.

“Se debe resaltar la necesidad de incorporar el gasto privado en la contabilidad, de manera que la contabilidad nacional sea completa. Muchas de las políticas y programas climáticos implican la participación activa del sector privado, por lo que la contabilidad climática exhaustiva debe necesariamente incluir una categoría de gasto privado”, concluyó Chacón.

El papel ambiental del país

El cambio climático se ha ido incorporando en los discursos ambientales del país a nivel exterior, los cuales se han traducido en una activa participación en foros internacionales de alto nivel, como por ejemplo las COP. Asimismo, en una serie de políticas que se han enfocado en la mitigación y, más recientemente, en la adaptación.

“Costa Rica es ampliamente conocido por sus esfuerzos respecto a la descarbonización, así como la ampliación de zonas de preservación ambiental tanto en tierra como en mar. Todos estos elementos le han posibilitado construir una imagen y reputación internacional donde es considerado como un referente ambiental y climático, con una interesante participación en esferas de alta política donde grandes potencias y otros actores son los que determinan el rumbo de las iniciativas globales en esta materia”, manifestó la académica María Fernanda Morales, de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.

También la académica Morales señala que la implementación de sistemas que posibiliten el registro del gasto público en materia de cambio climático se enmarca en el interés de ser un país pionero en el área y consolidar su imagen de nación verde y climáticamente adaptada.

Lo anterior como una estrategia para mantenerse vigente y tener mayor legitimidad en la arena internacional, pero también con el propósito de captar recursos de cooperación y financiamiento para el desarrollo de diferentes proyectos e iniciativas, en un entorno internacional altamente competitivo en materia de recursos donde fenómenos como la pandemia y el reciente conflicto armado entre Rusia y Ucrania han incidido fuertemente en las prioridades climáticas -a propósito de la apertura de las economías y los temores por la controversial “crisis energética”-.

El país ha demostrado importantes avances en materia de mitigación al cambio climático con iniciativas como la descarbonización; donde la tarea pendiente es la adaptación a este fenómeno y cómo transversalizar cambio climático de una forma efectiva en las políticas nacionales y, al hacer eso, las posibilidades de sistematizar y medir los esfuerzos para reflexionar sobre sus alcances y limitaciones.

Sin duda, los retos del cambio climático son grandes en la socioeconomía del país, sumado al compromiso que se tiene hacia seguir marcando tendencia en pro del ambiente, sin dejar de lado que se puede avanzar de manera consciente como actores responsables.

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