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Economía creativa: realidad y acciones para su fortalecimiento

  • Como parte del proyecto: “Análisis de los efectos económicos, ambientales y sociales del Turismo y la Cultura en Costa Rica”; la académica de la Escuela de Economía UNA, María Fernanda Vega Solano, comparte un análisis del desarrollo de la economía creativa en el país.

La importancia de la cultura para el desarrollo es una relación marcada de intenciones y data de 1988 en el marco del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997), posteriormente en el 2004 se crea la Agenda 21 de la Cultura, instrumento que pretendía integración de este elemento de manera local como un pilar para el desarrollo sostenible.

La Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por muchos años ha buscado incorporar la cultura en las políticas de desarrollo, considerando que es un medio de cohesión social, capaz de contribuir a la disminución de la pobreza por medio de programas que promuevan la creatividad y otras actividades que generen habilidades a las personas.

En 2015 con la puesta en marcha de la Agenda 2030 y su visión holística de un desarrollo basado en el progreso económico, social y humano donde “nadie se quede atrás”, las alianzas implican involucrar a los diversos actores sociales, incluyendo sector público, privado, educativo, sociedad civil y agentes culturales. Estos últimos considerando que la cultura es intrínseca a las personas y determina modos de vida al contemplar valores, creencias, expresividad, arte, lenguas, saberes y tradiciones.

Pese a lo anterior, no hay un objetivo explicito para cultura en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de está incorporada en metas relacionadas a educación (meta 4.7), trabajo decente y crecimiento económico (meta 8.9), ciudades y comunidades sostenibles (meta 11.4) y producción y consumo responsable (meta 12.8b). Por tanto, en función de lo expuesto, se puede hablar de economía creativa.

Una aproximación a la definición contempla una economía basada en la creatividad, la propiedad intelectual, los conocimientos y la innovación, donde “la imaginación es la materia prima y las habilidades la principal infraestructura” (Whitaker, 2017). De acuerdo con datos de la UNESCO (2022) los sectores de cultura y creatividad constituyen el 3,1% del PIB mundial y 6,2% del total del empleo. Adicionalmente, el valor de las exportaciones anuales de bienes creativos fue de 611.308 millones de dólares, 16,56% más que en 2020, de acuerdo con las estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), 2022.

La inversión en la industria cultural y creativa no supera el 1% del PIB a nivel mundial, y lejos de crecer se ha presentado un descenso desde el 2010; sin embargo, se debe resaltar que en los países en desarrollo ha venido creciendo desde el 2017 y cada día las personas consumen más contenido cultural. En Costa Rica el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) desde la Unidad de Cultura y Economía, se encarga de la Cuenta Satélite de Cultura de Costa Rica (CSC), sistema de información que permite caracterizar las actividades económicas de la cultura. 

El aporte del PIB cultural entre 2010 y 2020 ha sido en promedio de 2% del PIB costarricense; sin embargo, debido a la situación de la COVID 19 durante el 2020, los datos de muchos de los sectores no fueron estimados y a nivel mundial la cantidad de empleos que se perdieron ascendió a 10 millones de colones. Para Costa Rica, en 2019 la producción cultural empleó a 45.299 personas, el equivalente a 2,1% de las personas ocupadas en Costa Rica.

Este sector sigue creciendo en el mundo y en el país, puede ser un motor para el desarrollo social y económico, sin embargo, requiere de un mayor apoyo desde la política pública alineadas a los planteamientos de la UNESCO, uno de los principales retos del sector está en la recopilación de datos para el acervo de información, situación que se agravó con la COVID 19, que permita determinar de manera más precisa el aporte de la economía creativa al PIB y sean difundidos de manera periódica con el fin de visualizar tal contribución.

Adicionalmente, es primordial la recopilación y análisis de datos sobre la incorporación del género, las personas jóvenes, la informalidad existente en el sector, así como las secuelas que a la fecha existen producto de la COVD 19. Finalmente, es indispensable reforzar la capacidad institucional de las entidades públicas y fomentar las alianzas con el sector privado para promover la economía creativa.

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