La directora de la Biblioteca Joaquín García Monge de la Universidad Nacional, Fabiola Campos Jara fue elegida recientemente, y por dos años, como coordinadora del Consejo Directivo del Sistema Integrado de Información Documental Centroamericano (SIIDCA), un espacio que articula las bibliotecas universitarias públicas de los países miembros del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Su designación, respaldada por colegas de El Salvador y Panamá, marca una nueva etapa para el sistema, que busca fortalecerse como una red colaborativa regional.
Campos reconoció el reto de liderar un sistema con realidades muy diversas. “El objetivo principal es que las bibliotecas universitarias de la región dejen de verse como islas y comiencen a trabajar como un solo cuerpo. Que alguien que visite una biblioteca en El Salvador encuentre servicios y oportunidades similares a los que hay en Costa Rica”, afirmó.
El SIIDCA se compone de una asamblea anual de directores de bibliotecas universitarias y un consejo directivo más reducido que diseña la planificación estratégica. Desde esa plataforma, Campos buscará promover una cooperación más efectiva entre países, fomentar la ciencia abierta, compartir recursos, reducir brechas tecnológicas y avanzar en el acceso democrático a la información.
En este esfuerzo, la visión de las bibliotecas universitarias se amplía: “No son solo estantes con libros. Son espacios seguros, democráticos, donde estudiantes, docentes e investigadores pueden crear, compartir y aprender, con acceso a herramientas como impresoras 3D, lentes de realidad virtual y servicios tecnológicos aplicados a distintas disciplinas”, explicó Campos.
La transformación de estos espacios responde no solo a los cambios tecnológicos, sino también a las demandas sociales. “Las bibliotecas deben reflejar las necesidades de la sociedad a la que sirven. No es solamente apoyar a las facultades, sino también devolverle a la ciudadanía lo que invertimos con fondos públicos”, indicó.
En ese sentido, Campos destacó el rol estratégico de las bibliotecas en la visibilización de la producción académica, el acceso abierto al conocimiento y la rendición de cuentas del uso de los recursos públicos. “Las bibliotecas somos plataformas de transparencia. Si un estudiante de veterinaria aprende mejor porque ahora puede imprimir un músculo en 3D, eso debe saberse. Si compartimos herramientas de evaluación psicológica en realidad virtual, eso debe contarse”, comentó.
A pesar de las diferencias presupuestarias y políticas entre los países del CSUCA, Campos cree firmemente en el potencial del trabajo conjunto. “No todos avanzamos al mismo ritmo, pero lo importante es que nadie se sienta solo. Si Costa Rica tiene experiencia en ciencia abierta, la compartimos; si El Salvador supera antes los retos de un repositorio, nos ayudan. Esa es la lógica”, concluyó.