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Archivo de la noticia: Agosto 2014


Del ocio a la organización comunal

 

Con actividades recreativas como bingos, ferias y talleres, el proyecto Pedagogía sin paredes, del CIDE, aprovecha los espacios de ocio para promover la organización comunal en zonas vulnerables de la provincia de Alajuela.


 

En una sociedad caracterizada por el culto a lo material, donde “el tiempo es oro”, el ocio se ha satanizado por “improductivo”. Pero extensionistas del proyecto Pedagogía sin paredes, del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA), reivindican el valor del ocio y demuestran que éste puede ser muy productivo cuando se aprovecha como estrategia educativa con miras a fomentar la organización comunal.

La prueba está a la vista. De ser conocida como “El Infiernillo”, por la conflictividad que campea en sus alrededores generada principalmente por el comercio de drogas, la comunidad alajuelense de Santa Rita da pasos para transformarse en un mejor lugar para vivir, gracias a la participación activa de los vecinos en la organización de actividades recreativas orientadas al logro de metas comunes.

En el transcurso de poco más de un año, tres bingos y dos talleres –uno de manualidades y otro de danza- han contribuido a empoderar a pobladores de Santa Rita al comprobar que la organización comunal genera resultados visibles a corto plazo.

“Trabajamos el ocio, la recreación, porque es importante en las comunidades donde todos están saturados de estrés producto de situaciones sociales y económicas difíciles”, afirma Sylvia Segura, quien junto a Rafael Jiménez y Heidy León, integra el equipo de académico a cargo de este proyecto de la División de Educación Básica.

 “Ha sido una gran bendición porque hemos visto el avance tanto en los beneficios para la comunidad como en el ánimo de las personas; ya existe un comedor para que lleguen los chiquitos a alimentarse por lo menos una vez por semana”, subrayó Ronny Montero, presidente de la Junta de Desarrollo de la localidad.

La clave está en que los vecinos aprendan a establecer los vínculos necesarios para alcanzar metas a corto plazo. En este caso, la alianza de los pobladores con la Junta, el EBAIS y la UNA ha dado frutos. Con los ingresos obtenidos en los bingos se compraron basureros para ser distribuirlos a lo largo de la comunidad y contribuir así con la limpieza de las calles. Además se adquirió mobiliario y equipo para acondicionar el salón comunal, de manera que ahora cuenta con los requerimientos para ofrecer talleres que promuevan la salud integral de los habitantes, así como para que los vecinos puedan realizar eventos familiares con una inversión accesible.

Alumnos de las carreras de Pedagogía en I y II ciclos y Educación Especial también hacen su aporte en esta alianza. En el taller de manualidades, de la mano de la estudiante Natalia Brenes, amas de casa de Santa Rita, como Karen Alemán -de 27 años y madre de dos niños- han logrado sumar colones al reducido ingreso familiar, mediante la venta de artesanías confeccionadas a partir de material de desecho. “Más de una de esas muchachas se defiende con esas manualidades, ya puede llevar leche para sus bebés; es motivador ver cómo una cosa que parece tan pequeña llega a solventar necesidades de hogares, como la alimentación”, destacó el presidente de la Junta de Desarrollo.

La motivación no se detiene porque los vecinos se convencieron de que mediante la organización es posible obtener resultados a corto plazo. Ahora tienen en mente combatir el dengue mediante un original carnaval.  Al son de una comparsa  y animados por porristas locales, vecinos recorrieron casa por casa en Santa Rita con el propósito de erradicar los criaderos del mosquito transmisor de esta enfermedad.

Y la estrategia pedagógica de utilizar el ocio como precursor de la organización comunal ya ha rendido frutos en otras localidades, donde llegó previamente el grupo de extensionistas universitarios, con la colaboración de estudiantes, quienes realizan sus trabajos finales en interacción directa con los pobladores.

El barrio Los Ángeles de Los Chiles, en el norte de Alajuela, es un ejemplo. A través de bingos, venta de ropa y karaokes, se logró generar recursos para levantar cuatro aulas de la escuela, recién inaugurada por el Ministerio de Educación Pública (MEP), donde hoy tienen la posibilidad de formarse 118 niños que antes se exponían al riesgo que representaba  trasladarse solos hasta la escuela ubicada en el centro de Los Chiles.

Esta senda fructífera en procura de una mejor calidad de vida la transitan también los vecinos de las comunidades fronterizas de San Gerardo y Cachito de Medio Queso en Los Chiles, donde se vive lo más extremo de la pobreza.
Y en Alajuela Oeste, los habitantes de las comunidades del Pacto del Jocote, Coyol y Turrúcares siguen los pasos de sus coterráneos de Santa Rita para convertir al ocio en la llave para organizarse con miras a superar problemas sociales y de salud que interfieren con el bienestar integral.