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Clarita, una maestra rural con corazón UNA

Clarita, una maestra rural con corazón UNA

Cuando Clarita fue a conocer la escuela donde tendría su primer nombramiento, llevaba miles de ilusiones a cuestas, un día antes de iniciar fue a conocer el lugar y el ánimo se le vino abajo: sintió tristeza, porque encontró una escuela descuidada, sucia, libros y mesas tiradas por todas partes, las mallas estaban llenas de bejucos, “era como si hubiera pasado un huracán”.

El reto no ha sido fácil, luego de seis meses de nombramiento en la escuela unidocente de Copalchí en Cureña de Sarapiquí, aún lucha con el planeamiento y las funciones administrativas pero siempre busca lo mejor para los chicos.

“Es complicado ser docente y administrativo. Yo vivo en Los Arbolitos (Puerto Viejo, Sarapiquí) viajo en panga la tengo al otro lado del río para poder llegar. Si viajo los lunes  me levanto a las cuatro de la mañana para poder llegar  pero es una experiencia muy bonita. Lo hago por los chicos, por hacer la diferencia en ellos, trabajar por ellos, están muy contentos, eso es lo que me motiva a mí, y mi familia por supuesto”,  dijo Clara Idalia García Víctor.

Clarita, como le dicen sus docentes, es bachiller en Educación Rural de I y II ciclos, y actualmente cursa la licenciatura y maestría correspondientes a su carrera.

La División de Educación Rural del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (DER-Cide-UNA), trabaja desde hace más de 35 años en la formación de docentes de I y II ciclo que conozcan las tendencias de la vida rural y los desafíos que esa realidad presenta a la educación a fin de concretar una formación comunitaria-ciudadana anclada en la filosofía que caracteriza la esencia de la vida rural.

Valle de la Estrella en Limón, Upala, Guatuso y Los Chiles en Alajuela, Corredores, Coto Brus  y Lepanto en Puntarenas, Sarapiquí en Heredia y La Cruz en Guanacaste, son distritos en los que la DER ha dejado su huella en decenas de docentes de zonas rurales.

Existe una brecha educativa entre los procesos formativos que ocurren en zona urbana y los que se desarrollan en contexto rural, es por eso que la DER brinda oportunidades de formación a personas excluidas y en condiciones de vulnerabilidad, y las zonas que se seleccionan para impartir la carrera, corresponden a los cantones  con menores índices de desarrollo humano.

De acuerdo con Kenneth Cubillo, director de la DER, la población estudiantil de esta unidad Académica, está compuesto en su mayoría por mujeres, las edades oscilan entre los 19 y 58 años, un alto porcentaje so padres/madres con más de uno o dos hijos, cerca del 95 de la población de nuevo ingreso es becada y en su mayoría tienen más de cinco años de haber salido de la Educación Diversificada.

Según el director de la DER, “es fundamental la formación de educadores inspirados y orientados por la pedagogía desde lo rural, donde se vincula la escuela, la familia y la comunidad, donde se sirve a una escuela rural viva, que demanda mirada con perspectiva histórica, un trabajo pedagógico inspirado en la pedagogía crítica y un poder transformador, entre otras”.

Para Clarita, la formación de la Universidad fue una base muy importante, ir a giras y conocer otros lugares. “Fuimos a lugares donde caminamos descalzos, eso me enseñó a ser fuerte y decir: voy a continuar, vamos poco a poco. La Universidad Nacional me deja esa parte humanitaria, el compartir, el dar corazón y vida en cada trabajo”, puntualiza Clarita.

 

Clarita, una maestra rural con corazón UNA
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Cuando Clarita fue a conocer la escuela donde tendría su primer nombramiento, llevaba miles de ilusiones a cuestas, un día antes de iniciar fue a conocer el lugar y el ánimo se le vino abajo: sintió tristeza, porque encontró una escuela descuidada, sucia, libros y mesas tiradas por todas partes, las mallas estaban llenas de bejucos, “era como si hubiera pasado un huracán”.

El reto no ha sido fácil, luego de seis meses de nombramiento en la escuela unidocente de Copalchí en Cureña de Sarapiquí, aún lucha con el planeamiento y las funciones administrativas pero siempre busca lo mejor para los chicos.

“Es complicado ser docente y administrativo. Yo vivo en Los Arbolitos (Puerto Viejo, Sarapiquí) viajo en panga la tengo al otro lado del río para poder llegar. Si viajo los lunes  me levanto a las cuatro de la mañana para poder llegar  pero es una experiencia muy bonita. Lo hago por los chicos, por hacer la diferencia en ellos, trabajar por ellos, están muy contentos, eso es lo que me motiva a mí, y mi familia por supuesto”,  dijo Clara Idalia García Víctor.

Clarita, como le dicen sus docentes, es bachiller en Educación Rural de I y II ciclos, y actualmente cursa la licenciatura y maestría correspondientes a su carrera.

La División de Educación Rural del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (DER-Cide-UNA), trabaja desde hace más de 35 años en la formación de docentes de I y II ciclo que conozcan las tendencias de la vida rural y los desafíos que esa realidad presenta a la educación a fin de concretar una formación comunitaria-ciudadana anclada en la filosofía que caracteriza la esencia de la vida rural.

Valle de la Estrella en Limón, Upala, Guatuso y Los Chiles en Alajuela, Corredores, Coto Brus  y Lepanto en Puntarenas, Sarapiquí en Heredia y La Cruz en Guanacaste, son distritos en los que la DER ha dejado su huella en decenas de docentes de zonas rurales.

Existe una brecha educativa entre los procesos formativos que ocurren en zona urbana y los que se desarrollan en contexto rural, es por eso que la DER brinda oportunidades de formación a personas excluidas y en condiciones de vulnerabilidad, y las zonas que se seleccionan para impartir la carrera, corresponden a los cantones  con menores índices de desarrollo humano.

De acuerdo con Kenneth Cubillo, director de la DER, la población estudiantil de esta unidad Académica, está compuesto en su mayoría por mujeres, las edades oscilan entre los 19 y 58 años, un alto porcentaje so padres/madres con más de uno o dos hijos, cerca del 95 de la población de nuevo ingreso es becada y en su mayoría tienen más de cinco años de haber salido de la Educación Diversificada.

Según el director de la DER, “es fundamental la formación de educadores inspirados y orientados por la pedagogía desde lo rural, donde se vincula la escuela, la familia y la comunidad, donde se sirve a una escuela rural viva, que demanda mirada con perspectiva histórica, un trabajo pedagógico inspirado en la pedagogía crítica y un poder transformador, entre otras”.

Para Clarita, la formación de la Universidad fue una base muy importante, ir a giras y conocer otros lugares. “Fuimos a lugares donde caminamos descalzos, eso me enseñó a ser fuerte y decir: voy a continuar, vamos poco a poco. La Universidad Nacional me deja esa parte humanitaria, el compartir, el dar corazón y vida en cada trabajo”, puntualiza Clarita.

 

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