La actividad física es vital en los niños en el periodo escolar y debe convertirse en un hábito que nazca desde la familia, advierte la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la UNA.
Con la llegada del nuevo curso lectivo inician las carreras por las mañanas, las horas libres quedaron atrás; es tiempo de retomar los cuadernos, estudiar y ejercitar el cerebro. Sin embargo, no se debe olvidar que la actividad física es vital en los niños en el periodo escolar y debe convertirse en un hábito que nazca desde la familia, de manera creativa y no impuesta.
María Morera, especialista en Comportamiento Motriz y Recreación, de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional (CIEMHCAVI-UNA), comentó que a nivel mundial la deficiencia de movimiento en los niños de hoy es grande y preocupante, pues no se están moviendo lo que deberían para tener niveles de vida saludables.
Estudios recientes revelan que los niños de hoy no se están moviendo ni siquiera la mitad de los 60 minutos diarios como lo hacían los niños de hace tres o cuatro décadas y como recomienda la norma internacional. Por esa razón, la especialista aconseja crear una conciencia dentro del núcleo familiar, sobre la cantidad de actividad física diaria que se debe realizar.
“Una investigación reciente demostró que durante la semana las personas se están moviendo menos y nuestros niños todavía se mueven mucho menos especialmente durante los fines de semana. En ese sentido, la escuela es un espacio mas seguro para que el niño se mueva, contrario a los fines de semana, donde las actividades sociales, los reducidos espacios de recreación, la inseguridad ciudadana, entre otros factores, impiden que el menor realice más actividad física”, explicó Morera.
La especialista agregó que la experiencia sugiere que dentro de las estrategias para incrementar la actividad física en la niñez existen cuatro elementos asertivos que se deberían considerar: las escuelas, los recreos, el medio de transporte y la familia.
Y agregó que si bien muchos de los niños en Costa Rica tienen un horario alterno en la escuela, las recomendaciones internacionales apuntan a que el niño realice como mínimo una hora de actividad física diaria de moderada a vigorosa intensidad. Si se considera que los recreos en las escuelas son de 30 minutos y que se podría modificar los recreos pasivos por recreos activos, “lograríamos que los niños alcancen en ese periodo escolar la mitad del tiempo que establecen las normas internacionales sobre actividad física”.
Morera detalló que para que esta transformación sea efectiva, el Ministerio de Educación Pública (MEP) debe girar directrices, donde se establezca la definición de un recreo activo, el cual implica que el niño se mueva, interactúe, juegue y no permanezca en el aula de manera pasiva.
“Cerremos las aulas, hagamos que el niño salga a jugar pero sin aparatos electrónicos. Son genios en el uso de estos aparatos, pero se les está olvidando cómo moverse y jugar, aspectos esenciales para su desarrollo motor”, enfatizó Morera.
Recalcó que hay tres grandes problemáticas que afectan el desarrollo motor en los niños: incremento de los índices de obesidad y sobrepeso, manifestación de enfermedades que solo padecían las personas adultas (hipertensión, diabetes, etc.) y bombardeo que reciben los niños por parte de los medios de comunicación y la tecnología.
