El catolicismo recibió el 18 de diciembre anterior una noticia que ha generado debate mundial: la aprobación por parte del Vaticano de la posibilidad de bendecir a parejas del mismo sexo o en “situación irregular”, según se consigna en la declaración Fiducia Supplicans, dada a conocer por el papa Francisco.
Para el director de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional (UNA), Alberto Rojas, “es muy difícil” que esta decisión pueda ser interpretada como el inicio o la apertura hacia otras reformas a lo interno de la Iglesia Católica, en lo que respecta al reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo.
“Lo que abre Francisco en este tipo de decisiones es un campo de discusión pública, podemos llamarlo un proceso de disuasión a lo interno de la Iglesia Católica sobre problemas acuciantes que no se pueden esconder. Es como crear las condiciones para el diálogo, plantear los temas y ver qué puede resultar”, manifestó Rojas.
La Congregación para la Doctrina de la Fe fue la encargada de publicar la declaración que abrió la posibilidad de bendición. Se trata de un departamento a lo interno de la curia vaticana, que analiza y aborda temas especiales y propone soluciones u orientaciones en determinadas áreas. Está conformada por obispos, cardenales, teólogos e incluso, personas con formación especializada en algunas temáticas.
Desde que se hizo el anuncio, el Vaticano determinó que el acto de bendición no significaba una equiparación con el sacramento del matrimonio ni la realización de un acto litúrgico.
La antesala de esta decisión conllevó una serie de acercamientos a sacerdotes, por parte de personas divorciadas o con parejas del mismo sexo, a quienes les solicitaban directamente una bendición. El debate en torno al tema fue incrementándose, más aún, luego de que en marzo de 2021 la Congregación había publicado un documento en el que se establecía la imposibilidad de impartir la bendición.
Inclusión y consuelo
La declaración Fiducia Supplicans consta de nueve páginas, analiza el origen y sentido teológico de la bendición, repasándolo desde el Antiguo Testamento, e interpretándolo como un acto de inclusión o de consuelo, atención y aliento.
“Lo que el Papa Francisco busca es que reine la comunión. Es una iglesia que acoge dentro de sí a todas las personas que se sienten dentro de esta comunión de fe, entonces es el espíritu que alimenta el sentido de esta declaración.
“Es como el agua y el aire que son una bendición para todas las personas, a nadie se les puede negar este derecho. Entonces, la bendición es como un bien que tampoco se le puede negar a nadie, independientemente de su condición social o sexual. En este sentido, las bendiciones de Dios están por encima de cualquier condición moral que tenga la Iglesia”, detalló Rojas.
Para el director de la Escuela Ecuménica de la UNA, Francisco suele trabajar al “filo de la navaja” en referencia al abordaje a temas que pueden ser controversiales, sin embargo, es lo que considera como parte del papado de Francisco, que busca posicionar a la Iglesia en temas que son de interés mundial, como lo hace en aspectos relacionados con la justicia económica, las crisis derivadas del cambio climático y las acciones que los países deben emprender en esta materia, hasta de tensiones geopolíticas como la que se vive en Ucrania o la situación política en Nicaragua.
“En lo inmediato no considero que produzca un rompimiento de la Iglesia Católica, pero sí la tensionan en el plano político, doctrinal y pastoral. Toma posturas que generan fricción de un lado u otro”, manifestó.
La posibilidad de bendecir parejas del mismo sexo fue un claro ejemplo de ello. Para algunos sectores presenta un avance, para otros es insuficiente aún. La Red Nacional de Grupos católicos LGTB+ de Brasil, país en el que el matrimonio entre personas del mismo sexo está reconocido desde el 2011, celebró “con entusiasmo” el anuncio del vaticano, pero al mismo tiempo manifiesta que “aún es posible y deseable avanzar mucho”. En cambio, para obispos de países africanos, la decisión es “inapropiada” dentro del contexto cultural del continente, donde el matrimonio civil entre personas del mismo sexo no solo es prohibido, sino que también es perseguido.
“Otros lo han visto con mucha alegría, personas que en su trabajo pastoral y que incluye a obispos, cardenales, presbíteros, que están cerca de estas personas y lo catalogan como un avance importante”, indicó Rojas.
