La Universidad Nacional entregó su máxima distinción institucional a Arabella Salaverry y Leonardo Perucci, dos figuras emblemáticas para el teatro, la literatura y la formación de nuevas generaciones en el país.
La Universidad Nacional (UNA) otorgó su máxima distinción institucional, la Medalla Universidad Nacional, a dos figuras de la cultura costarricense: la poetisa y actriz Arabella Salaverry Pardo y el actor, director y formador Leonardo Perucci. La ceremonia se realizó el pasado19 de junio en el auditorio Cora Ferro Calabrese, como un homenaje a la trayectoria de quienes dejan huella en el teatro, la literatura, la televisión y la formación artística de Costa Rica.
Arabella Salaverry, pionera del teatro nacional, es autora de una vasta obra literaria traducida a múltiples idiomas, y representó al país en escenarios internacionales como la Feria del Libro de Guadalajara o el Festival de Poesía de Granada. Su producción escénica y literaria fue reconocida con premios nacionales como el Aquileo J. Echeverría y el Magón. Pero más allá de los reconocimientos, su voz ha sido guía en la defensa de una cultura comprometida con la ética, la diversidad y la justicia social.
“Cada obra de teatro, cada poema nace de una postura ética frente a la vida. Crear es también resistir, es una forma de amar la vida”, dijo Salaverry en su intervención, donde vinculó el arte con la bioética como un acto de conciencia social. También rindió homenaje a su madre, Elena Pardo Castro, al destacar el legado silencioso de una vida guiada por principios. “Su ejemplo fue mi primera escuela de ética”, afirmó.
Por su parte, Leonardo Perucci, chileno de origen y costarricense por convicción, es parte del desarrollo teatral en Costa Rica desde su llegada en 1979, luego de un destacado recorrido por los escenarios de Chile y Cuba. Actor en más de veinte obras en Costa Rica, director de emblemáticas puestas en escena como Los árboles mueren de pie, y figura reconocida en televisión y cine, Perucci es maestro de múltiples generaciones de intérpretes.
“Esta es la distinción más importante que he recibido en toda mi vida”, confesó, visiblemente conmovido. “Tengo premios en cine, en teatro, en televisión, incluso en Chile, pero este tiene un valor especial. Es un agradecimiento a un país que me acogió y al que he tratado de devolverle un poquito de lo mucho que me ha dado”. Su mensaje incluyó un llamado a las nuevas generaciones para comprometerse con la cultura y con Costa Rica: “Quieren un pueblo que no sea sensible, pero el arte tiene esa maravilla: sensibiliza, despierta, mueve”.
El Consejo Universitario fundamentó el acuerdo en el “enriquecimiento del patrimonio cultural de Costa Rica” por parte de ambos artistas, y destacó su coherencia con los valores institucionales de la UNA: el compromiso con una sociedad más humana, más plena, más justa y con una profunda valoración de la diversidad.
“Hoy celebramos su legado entregándoles uno de nuestros símbolos más sagrados. El arte no solo transforma espacios físicos, también transforma personas. Con su trabajo, Arabella y Leonardo han contribuido a crear una identidad cultural rica, diversa, profundamente humanista”, dijo Steven Oreamuno, presidente del Consejo Universitario.
Francisco Alvarado, rector de la UNA, reconoció que este homenaje ocurre en un contexto donde es vital defender la inversión en arte y cultura: “A pesar de los cuestionamientos, seguimos apostando por la creación artística. Cuando el gobierno invierte menos, la Universidad debe invertir más. Porque creemos en una educación integral que valore todas las formas de la expresión humana”.
La Medalla Universidad Nacional se otorga en casos excepcionales a personas o instituciones cuya trayectoria representa un aporte sobresaliente en los ámbitos social, humanístico, científico, artístico o cultural.
Ambos galardonados recordaron su vínculo con la Universidad Nacional. Salaverry mencionó sus años de formación en la Escuela de Arte Escénico, “hasta los últimos días de embarazo de mi hija Valeria”, dijo entre sonrisas, mientras que Perucci rememoró sus estudios de licenciatura en la UNA apenas llegó a Costa Rica: “Fue mi primera ventana para conocer lo que eran los ticos. Es un recuerdo imborrable”.