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Archivo de la noticia: Octubre 2014


Enfermedades venéreas inciden en hatos ganaderos

 

Desde hace 22 años se reportó la prevalencia de enfermedades venéreas en hatos ganaderos de Tilarán y San Carlos.


 

Las enfermedades venéreas se adquieren a través de prácticas sexuales con personas infectadas; al igual que en los seres humanos, en el sector ganadero los machos y hembras, en especial los toros, se ven expuestos a estas enfermedades de transmisión sexual, conocidas como enfermedades venéreas primarias.

Jorge Chacón, veterinario y coordinador del Programa de Investigación en Andrología Animal Aplicada (PIAAA), del laboratorio de Andrología de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA), comentó que dados los estudios realizados en 1992, sobre la prevalencia de enfermedades venéreas en toros, se diseñó la investigación: “Diagnóstico de enfermedades venéreas primarias en toros reproductores en Costa Rica.

El objetivo de esta investigación consiste en determinar la prevalencia de las Enfermedades Venéreas Primarias en los machos reproductores y hatos de los diversos sistemas de producción bovina de Costa Rica y su relación con las características propias tanto de cada animal como de su sistema de producción.

Chacón indicó que hace 22 años se reportó en Costa Rica la prevalencia principalmente de Tricomoniasis bovina, causada por el protozoario Tritrichomonas foetus en la zonas de Tilarán y San Carlos. Otras enfermedades como la Campylobacteriosis genital bovina causada por la bacteria Campylobacter foetus sub especie venerealis es completamente desconocida en nuestro país y no existen datos de estudios previos.

En los machos, ambas enfermedades pasan inadvertidas, ya que no causan alteraciones clínicas en el examen del toro ni afectan su calidad seminal. El principal signo clínico se da a nivel del hato caracterizado por una baja eficiencia reproductiva, convirtiéndose en enemigos silentes los cuales reducen la eficiencia reproductiva y productiva del hato.

Acotó que el Tritrichomonas foetus, es un parásito asintomático en el toro, el cual no causa ninguna alteración clínica en el animal, ni en su calidad seminal, pero en donde el macho se convierte en un diseminador de la enfermedad e infecta el hato de manera consistente.

“Esta enfermedad presenta el gran problema de la inefectividad de los tratamientos, casi que la única salida es el descarte del animal y en ese momento 1992 se determinó en la zona de Tilarán y San Carlos una prevalencia por hato aproximadamente de un 6 y 15 por ciento”, explicó Chacón. Además, con solo que un toro resulte positivo estamos ante la presencia de un hato problema.


El especialista destacó que en las hembras se presentan síntomas como vaginitis, cervicitis, endometritis y placentitis, la pérdida de la preñez temprana causa ciclos estrales irregulares, repetición de celo, reducción del índice de partos y se han demostrado casos de piómetra post servicio y la pérdida fetal al final de la gestación (aborto) es posible aunque no es común.


El especialista aseveró que entre los principales factores de riesgo de la triconomiasis bovina se encuentra la edad del toro, siendo el riesgo de portar la enfermedad mayor a los cuatro años de edad, genotipo, pastoreo compartido, alta relación en el número de hembras de cada toro, prestar o alquilar toros reproductores o comprar vacas de descarte para utilizarlas como reemplazos del hato.

En cuanto al genotipo, Chacón recalcó que se logró determinar que las razas europeas de ganado exótico, presentaron un mayor riesgo que las razas locales o cebuinas. Dicha teoría, explicó el veterinario, podría obedecer a un factor de inmunidad local, en donde los cebuinos son más resistentes, además de que su comportamiento sexual es diferente, es decir, realizan menos montas por vaca en celo y tienden a ligar más a una vaca que se encuentra en celo en ese momento.


“En las razas exóticas o europeas, usualmente cuando existen varias vacas en celo al mismo tiempo, los toros se reparten y las montan más veces, hasta el doble o el triple, en comparación con un animal criollo. Eventualmente, eso podría aumentar el riesgo de infectarse”, acotó Chacón.


El especialista subrayó que el hecho de identificar los hatos es para informar al productor de que no cometa el error de sacar los diagnosticados positivamente y meter nuevos, porque éstos se reinfectarían y la enfermedad nunca saldrá del hato.

Medidas de control


Chacón recomendó que una de las primeras medidas de control es la eliminación inmediata de los machos positivos, el hato se debe dejar un mínimo de tres celos sin monta, esto porque la vaca tiene la capacidad de autoeliminar el parásito. Sin embargo, si alguna vaca presenta flujos purulentos se debe separar del hato.


“La principal medida en los hatos infectados son las medidas de control y en las vacas que están en celo sin cubrir utilizar inseminación artificial y remplazar los toros por sementales vírgenes, eso sí, luego de los tres celos para que las hembras hayan podido auto eliminar el parásito.


El veterinario manifestó que para realizar el muestreo en las fincas no solo se utilizará el método tradicional In Pouch, sino que gracias al avance tecnológico todas las muestras que resulten positivas o negativas se someterán a la prueba de PCR, con apoyo de la especialista Andrea Urbina del Laboratorio de Zoonosis y Micología de la Escuela de Veterinaria de la UNA.


Dicho análisis tiene una confiabilidad y sensibilidad de un 99%, la cual determinará  mediante el ADN la presencia del parásito y permitirá distinguirlo de otros protozoarios no patógenos tales como penta tricomonas y tetra tricomonas, entre otros.