El proyecto EduFrontera atiende siete organizaciones rurales con 270 asociados y ayuda a las organizaciones rurales a gestionar proyectos financiables ante el Inder. Foto Pavel Bautista
Por Cristian Chaves para UNA COMUNICA
El proyecto EduFrontera, liderado por el Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (CEMEDE) y la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA) busca fortalecer las capacidades organizacionales de líderes comunitarios en zonas fronterizas de Guanacaste.
El proyecto, que se extenderá hasta 2026, tiene como objetivo brindar a los líderes comunitarios las herramientas necesarias para gestionar proyectos productivos integrales, y así contribuir al desarrollo sostenible de sus comunidades.
“EduFrontera se alinea con la visión de la gobernanza del desarrollo rural sostenible de Costa Rica y permite a las organizaciones rurales gestionar proyectos financiables ante el Instituto de Desarrollo Rural (Inder)”, señaló Pavel Bautista, coordinador del proyecto y académico de la Sede Regional Chorotega de la UNA.
El proyecto atiende siete organizaciones rurales con 270 asociados. Entre sus socios clave se encuentran el Consejo de Desarrollo Territorial (CDTR) Liberia-La Cruz, la Municipalidad de La Cruz e Inder. “La sostenibilidad de EduFrontera se cimenta en un enfoque de aprendizaje basado en la experiencia de gestionar proyectos productivos integrales. Este proceso abarca una visión prospectiva de las dimensiones económica, social y ambiental, generando capacidades locales que trascienden la intervención de EduFrontera”, indicó Bautista
Liliam Canales, funcionaria del Inder, destacó la importancia del proyecto para fortalecer las capacidades de las personas y organizaciones en la zona fronteriza. “La educación no formal es fundamental para el desarrollo sostenible. EduFrontera es una excelente iniciativa que contribuirá significativamente al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades rurales”, señaló. Y puntualizó que el proyecto permitirá a la población gestionar programas de alfabetización, viviendas y otras acciones para mejorar sus condiciones de vida.
En ese mismo sentido Sandra Lezcano, académica de la Sede Regional Chorotega, e integrante del equipo coordinador del proyecto recalcó que “el proyecto es un buen ejemplo de la importancia de la participación de la universidad pública en espacios de gobernanza territorial y cómo es posible contribuir con los esfuerzos que hacen otros actores de la región, articulando recursos en función de los sectores vulnerables”.
La metodología, explicó Lezcano, es participativa: se parte del conocimiento de las personas, independientemente de su escolaridad, y se complementa con los aportes de los académicos y estudiantes para construir la propuesta que la organización decida presentar a Inder. Una parte del abordaje busca validar una metodología que ya había sido desarrollada con otro proyecto, pero amplía con dos elementos: diálogo social y resolución de conflictos y gestión del riesgo y adaptación al cambio climático.
Un elemento que se ha introducido como condición para que las organizaciones se beneficien del proyecto EduFrontera es que deben incluir la participación de mujeres y jóvenes, independientemente de si son afiliados o no, con el propósito de ampliar las capacidades e incorporar a personas que normalmente están excluidas.