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Archivo de la noticia: Febrero 2014


Vecinos de cuidado

 

Crearán mapa de las zonas de mayor grado de peligrosidad por ataques de cocodrilos en el área del río Tempisque.


 

Su tamaño puede alcanzar hasta los 5 metros de largo y su peso unos 500 kilogramos. Hace 40 años una intensa sobrexplotación sumada a la pérdida de su hábitat, el crecimiento demográfico, el avance la frontera agrícola, la presión urbana y la fragmentación de las áreas silvestres casi lo llevan a la desaparición de la especie. Hoy, luego de promover su protección, el cocodrilo americano (Crocodylus acutus), es el dueño del río Tempisque.

A pesar de que se presentan estos factores, tanto en el Gran Humedal Tempisque como en la desembocadura del río y sus ríos tributarios, las poblaciones de cocodrilos, lejos de disminuir se han triplicado durante los últimos años; situación que podría aumentar la probabilidad de ocurrencia de incidentes con consecuencias fatales.

Ante esta realidad, Alejandro Durán Apuy e Iván Sandoval Hernández, académicos de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA), desarrollaron el proyecto “Caracterización del paisaje del hábitat del cocodrilo (Crocodylus acutus), para la identificación de zonas con riesgo de ataques a las comunidades aledañas al río Tempisque, Guanacaste, Costa Rica”, con la finalidad de elaborar un mapa de las zonas de mayor grado de peligrosidad y así tratar de disminuir los incidentes por ataques de cocodrilos.

Durante la fase de diagnóstico, los investigadores determinaron la percepción y el conocimiento de las comunidades en relación a la biología del cocodrilo y al incremento del número de animales reportado por expertos. Para esto se incluyeron 11 comunidades Guardia, Hotel, Palmira, Comunidad, Bebedero, El Hotel, La Guinea, Río Cañas, Filadelfia, Ortega y Belén.

“Los resultados demuestran que actividades tales como la recreación y la pesca artesanal son practicadas frecuentemente por niños, jóvenes y adultos, sobre todo en aquellas localidades más cercanas al río; esto a pesar de que el 70 por ciento de los consultados, reconoce que dichas actividades revisten un posible enfrentamiento con los cocodrilos. Un 55 por ciento considera que efectivamente el número de cocodrilos ha aumentado en los últimos años, detalló Sandoval.

Al preguntarles ¿por qué se producen ataques de cocodrilos?, más de la mitad de las personas consultadas asocian los incidentes a la idea de que los cocodrilos son animales agresivos;  muy pocos, logran relacionar que estos animales pueden actuar en defensa de su territorio o de sus crías, pero sí mencionan que la mejor forma de evitar situaciones de riesgo es no acercarse al río.

“Es importante resaltar la falta de información disponible sobre los estudios de cocodrilos en general,  sobre los riesgos y precauciones que se deben tomar ante la presencia de los mismos, tanto en los márgenes como en el cauce del río; no obstante, los encuestados manifestaron gran anuencia a recibir información, participaren talleres informativos y en foros de discusión, con la finalidad de conocer más acerca de cómo lograr convivir en equilibrio con el cocodrilo”, explicó Durán.

 Para la siguiente etapa del proyecto, se trabaja en conjunto con el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) en el desarrollo de  talleres de educación ambiental con niños de escuelas de la zona, que están siendo  implementados actualmente, con la finalidad de transmitir los resultados obtenidos en esta investigación.