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Una buena defensa en ciberseguridad para países en desarrollo

*Edgar Vega Briceño

En los últimos años, los países en vías de desarrollo han experimentado un aumento significativo en su conectividad digital, lo cual es un motor clave para el crecimiento económico, la competitividad y la inclusión social. Sin embargo, este avance también trae consigo nuevos desafíos, especialmente en el ámbito de la ciberseguridad. Es fundamental que tanto los gobiernos como las industrias adopten medidas proactivas para proteger la infraestructura digital y los datos sensibles de sus ciudadanos y empresas.

La ciberseguridad es como la defensa en un partido de fútbol. Imaginen a un equipo que, sin una defensa sólida, está constantemente expuesto a los ataques feroces del equipo rival. Asimismo, estos países enfrentan constantes amenazas de ciberataques que pueden desestabilizar sus propias economías y sociedades.

En el 2022 Costa Rica experimentó una crisis cibernética notable debido a una serie de ciberataques que afectaron diversas instituciones públicas. Estos incidentes pusieron de manifiesto las vulnerabilidades en la infraestructura digital del país y la falta total de resiliencia, y generaron preocupación tanto a nivel gubernamental como entre los ciudadanos.

Algunos de los efectos observados fueron la interrupción de servicios públicos en instituciones como el Ministerio de Hacienda, la Caja Costarricense de Seguro Social y la Dirección General de Aduanas, el acceso no autorizado a información confidencial y, en algunos casos, la demanda de rescates por parte de los ciberdelincuentes para liberar sistemas bloqueados, que exigieron  sumas millonarias.

Al igual que en el fútbol, donde un descuido defensivo puede resultar en la pérdida de un partido crucial, la falta de medidas adecuadas de ciberseguridad puede llevar a la pérdida de grandes cantidades de dinero y recursos. Los ciberdelincuentes están siempre al acecho, buscan vulnerabilidades en sistemas informáticos y redes para robar información sensible y realizan fraudes financieros o deshabilitan infraestructuras críticas.

En este contexto, la inversión en ciberseguridad es como entrenar a una defensa fuerte y coordinada. Es crucial fortalecer las redes y sistemas digitales con equipos especializados robustos, actualizaciones regulares de software y concienciación sobre la seguridad digital. Esto no solo protege los datos financieros y personales de los ciudadanos, sino que también fomenta un entorno propicio para el crecimiento económico y el desarrollo tecnológico.

Los equipos de alto nivel se preparan con estrategias defensivas y ofensivas para asegurar su victoria. De manera similar, los países en desarrollo deben adoptar una estrategia integral de ciberseguridad, actualizar sus leyes, fomentar la investigación y desarrollo en ciberseguridad para protegerse contra las amenazas digitales y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la tecnología. Así, podrán jugar en la arena global con confianza para asegurar un futuro más protegido y próspero para sus ciudadanos.

Las estadísticas son claras en cuanto al aumento alarmante de los ciberataques en estos países. De acuerdo con el reporte CyberInsights de Mastercard, de diciembre de 2023, Brasil, México y Costa Rica registraron el mayor número de intentos de ciberataques durante el año pasado en América Latina. En Costa Rica, los sectores públicos (24%), de tecnología (16%), salud (13%) y financiero (12%) fueron los más expuestos a intentos de ciberataques, especifica el mismo reporte.

Por otro lado, las pequeñas y medianas empresas, que constituyen la columna vertebral de muchas economías emergentes, también son afectadas. Este panorama resalta la necesidad urgente de fortalecer las defensas cibernéticas.

En primer lugar, los gobiernos deben establecer marcos regulatorios robustos que promuevan estándares de ciberseguridad adecuados para todos los sectores. Esto incluye la implementación de políticas que exijan a las empresas adoptar medidas de protección adecuadas. Además, es crucial invertir en programas de capacitación y concienciación para educar a los usuarios sobre prácticas seguras en línea y cómo identificar posibles amenazas.

Por otro lado, las industrias también tienen un papel crucial que desempeñar. Deben priorizar la ciberseguridad como una parte integral de sus estrategias empresariales, asignar recursos adecuados para implementar medidas de protección avanzadas y contratar expertos en seguridad informática. La colaboración entre el sector privado, academia y el Gobierno es fundamental para establecer un ecosistema digital seguro y resistente.

Finalmente, la cooperación internacional juega un papel vital en la lucha contra el cibercrimen. Los países en vías de desarrollo deben fortalecer las alianzas regionales e internacionales para compartir información sobre amenazas y mejores prácticas, así como para colaborar en la respuesta conjunta a incidentes cibernéticos transfronterizos.

En resumen, proteger el juego digital en países en vías de desarrollo requiere un enfoque integral y colaborativo. Solo mediante la adopción de medidas preventivas y la cooperación efectiva entre gobierno, industria y academia se podrá asegurar un entorno digital seguro que fomente un desarrollo sostenible en la era digital.

*El autor es académico del Laboratorio del I+D+i en Ciberseguridad (LabCIBE) de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional. 

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