Estudiante de Ingeniería Forestal e integrante de UNAventura Voluntariado, Andrés Jara fue propuesto por la Asociación Vida Verdiazul para una beca de voluntariado en Alemania, otorgada por la Asociación Cultural de Intercambio.
Andrés Jara tiene, desde pequeño, un gran interés por la vida silvestre y el ambiente, ello lo llevó a ingresar a la Universidad Nacional (UNA) donde finalmente se decidió por estudiar Ingeniería Forestal. Más allá de su carrera, encontró también una forma de servir a las comunidades, la misma que hoy le permite vivir una nueva experiencia fuera de nuestras fronteras.
En su primer año, Jara se inscribió en el Programa UNAventura Voluntariado, adscrito a la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, desde ahí se integró el trabajo del programa Jaguar del Instituto de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis-UNA), donde estuvo por tres años y medio, y casi simultáneamente participó en las actividades que se realizaron en Junquillal, Santa Cruz, Guanacaste junto a la Asociación Vida Verdiazul.
“A mi siempre me ha gustado el voluntariado, de hecho me gustaba matricular cursos solo de lunes a miércoles para poder salir de gira de jueves a domingo, me he atrasado para concluir la carrera pero yo no lo veo como tiempo perdido porque las retribuciones son más grandes que eso”, dijo Jara.
Luego de esa jornada y por el esfuerzo y empeño con que realizó su trabajo, Jara fue llamado por la Asociación Vida Verdiazul para que formara parte de su equipo de trabajo, siete años después, es el vicepresidente de esa entidad.
“Aquí trabajamos con muchos voluntarios con los que hacemos patrullajes nocturnos por la playa y los sitios de anidación de las tortugas, monitoreamos los nidos, nos aseguramos de que las tortuguitas nacidas lleguen con vida al mar, mantenemos limpia la playa y yo me ocupo principalmente de coordinar las acciones de reforestación de la zona costera”.
Más allá
Este año, Jara fue propuesto por la Asociación para una beca de voluntariado en Alemania, otorgada por la Asociación Cultural de Intercambio (ACI). Luego de un arduo proceso de selección que incluía varias entrevistas y presentación de atestados, fue escogido para permanecer durante un año en ese país.
“Yo me siento muy contento, ellos tienen varias opciones que van desde el trabajo con niños y adultos mayores, hasta trabajos en cultura, administración o agricultura. Mi mayor limitante por el momento es el idioma, aunque hay un periodo para aprender y la beca incluye algunos cursos, yo desde ahora estoy preparándome para que eso no sea un obstáculo. Además, preferí vivir con una familia hospedera lo que me permitirá conocer más del idioma, sus costumbres y tradiciones”.
Jara partirá en setiembre de este año, va con un equipaje cargado de sueños y metas, muchos de los cuales empezaron a gestarse como voluntario estudiantil.
